Día 8. Último día en Vodice
Es hora de terminar la historia con nuestra invitada japonesa. ¿Por dónde nos quedamos la última vez? Volvimos de Zadar y pasamos el día relajándonos en Vodice. Creo que era el 11 o 12 de agosto, mi cumpleaños es el 14 pero no recuerdo si Madoka estaba conmigo aquel día o no. Sé que estaba en Zagreb. Bueno, ¡concluyamos la historia!
Día 8. El último día completo en Vodice antes de ir a Zagreb
Los últimos días siempre eran complicados cuando estábamos en un sitio que íbamos a dejar e intentábamos disfrutar al máximo el tiempo que nos quedaba. Creo que fuimos a correos, a enviar unas postales a nuestros amigos y familia por la mañana y pasamos un rato en la playa. Estoy seguro de que fuimos por la tarde, con toda la familia, juntos hasta el primer rompeolas y la playa "local". El mar estaba especialmente cálido y Madoka, mi hermana y mi madre disfrutaron de él en la parte menos profunda, junto a la playa. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que ella llevaba las gafas y había olvidado dejarlas en casa así que no pudo sumergirse. ¡Qué pena, para ser el último día!
Nos quedamos en el agua hasta la puesta de sol y salimos cuando el sol se había "sumergido" casi por completo en el horizonte. Aún hacía calor. Luego fuimos todos juntos a casa y paseamos con nuestra mascota para que también se refrescara.
Por la tarde dimos un paseo por la ciudad, hasta llegar al centro; nos tomamos un helado en la confitería Hajduk o en Molaga (fue hace bastante tiempo) y fuimos a ver algunos souvenires cerca de la iglesia. Ese mismo día mi madre fue a comprar con mi hermana (mientras yo estaba con Madoka dando un paseo por otro lado) unos regalos. Esa mañana, mientras Madoka y mi hermana estaban en casa, fui con mi madre a elegir los regalos para Madoka, para que ellas pudieran comprarlos después. Le regalamos una camiseta que decía "Vodice - moje misto" (Vodice, mi ciudad) y fue gracioso cuando, unos días después, iba por Zagreb con esa camiseta puesta.
Un día antes, fui a comprar dos billetes solo de ida para Zagreb, que costaron unos 100 kuna cada uno (no recuerdo si teníamos algún descuento para estudiantes, creo que sí). El autobús salía el 12 de agosto por la mañana, sobre las 9. 20 a. m. y llegaríamos a Zagreb sobre las 12. 30 p. m.
Había llegado el momento de hacer las maletas. Yo no tenía muchas cosas porque lo había dejado casi todo en Zagreb y solo me había traído una mochila para el portátil y la bolsa de deporte para la ropa. Aunque nos fuimos a dormir sobre medianoche, Madoka se quedó 3-4 horas más en la terraza para prepararnos unos regalos.
La mañana antes de coger el autobús y decisiones difíciles
Yo había quedado con mi padre en ir a la playa sobre las 7. 30-8 a. m. para bañarnos cuando no solía haber más de 10 personas en total y todo era claro y brillante. Creo que no estuvimos allí más de media hora y aún así resultó difícil dejar el mar, salir del agua por última vez. De modo que, después de nadar un rato y salir, me sacaba con la toalla y volvía al agua. Repetí esto varias veces. La última, cuando sabía que no volvería a meterme al agua, fue la más complicada. Tenía la opción de volver al día siguiente, cuando Madoka se hubiese ido; y lo habría hecho si no hubiera recibido una oferta de trabajo de una compañía americana para unas traducciones y unas grabaciones de audio. Se pusieron en contacto conmigo al final de mi viaje a Japón y tenía que tomar ya una decisión. Como no tenía conexión a Internet allí me habría resultado imposible trabajar para ellos, y era una buena oportunidad para ganar algo de dinero para Austria y probar mis habilidades en ese campo. De modo que decidí no volver a Vodice ese verano y, en cambio, quedarme en casa en Zagreb (algo que raramente hacia en agosto) y pasar mi cumpleaños con mis abuelos (que siempre me enviaban unas felicitaciones por correo desde Zagreb o desde el extranjero). Hablando de mí, aproveché la oportunidad para nadar durante 6-7 días en Croacia y una vez en Japón, pero no puedo quejarme de mi verano de 2015.
De vuelta en casa nos apresuramos para no llegar tarde a la estación de autobuses. Llegamos allí 10 minutos antes con todo el equipaje. Para mi madre puede que fuera un poco más difícil decir adiós. Yo ya me había acostumbrado y había aprendido a manejarlo. Especialmente después de Japón, nada estaba tan lejos y tan cerca (gracias a Internet, y el mundo es solo el planeta Tierra, de momento) así que está bien.
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