Copenhague parte II

¡Muy buenas a todos! Antes que nada, ¡¡feliz 2020 para todas las personas que me estéis leyendo ahora mismo!! Para finalizar un año tan intenso lleno de viajes, momentos increíbles y experiencias únicas, os dejo en este blog sobre mi viaje a Copenhague la última publicación en la que os cuento mi itinerario del tercer y cuarto día que pasamos mis amigas y yo por Copenhague.

Además, os dejo por aquí el post sobre Copenhague parte I para que podáis leer lo que hicimos durante nuestros dos primeros días visitando la capital de Dinamarca.

Itinerario

Tercer día

Como ya os había comentado anteriormente en la entrada anterior que publiqué sobre Copenhague, para cuando visitamos la ciudad anochecía sobre las cuatro de la tarde, por lo que cada día madrugábamos para así poder aprovechar el día más, ya que cuando caía la noche era prácticamente imposible seguir en la calle debido al frío.

Por lo tanto, sobre las ocho y media de la mañana ya estábamos listas para empezar un nuevo día visitando Copenhague. Salimos del hotel en dirección al Palacio de Christiansborg, donde reside la sede del Parlamento de Dinamarca.

Nosotras ya habíamos visitado este monumento el día anterior con el free tour, pero queríamos subir a su torre, ya que es la más alta de la ciudad donde se pueden apreciar las mejores vistas de Copenhague. Nosotras no pudimos ver gran cosa desde la torre ya que había muchísima niebla, pero sin embargo merece la pena subir para ver la ciudad desde las alturas. Además, la subida a la torre es completamente gratuita.

Después, pasando el Antiguo edificio de la Bolsa, nos dirigimos hacia la plaza Kongens Nytorv, que a pesar de estar en obras cuando la visitamos nos gustó bastante. Justo al lado de esta plaza, y a orillas del canal Nyhavn, se encuentra el Palacio de Charlottenborg, otro de los monumentos significativos que teníamos apuntado en nuestra lista para ver.

Luego, pasamos por Gråbrødretorv, una plaza con casas y edificios de colores donde nos hicimos un par de fotos mientras descansábamos sentadas en uno de los bancos de la plaza. Tras “posturear” un poco con estas casas, nos dirigimos hacia otros dos edificios importantes que se encuentran uno próximo al otro, la iglesia de San Pedro y la Catedral de Nuestra Señora. Una vez visitamos el interior de estos dos monumentos religiosos, fuimos a almorzar a un buffet llamado Dalle Valle que se encontraba justo al lado, en la calle Fiolstræde.

Plaza Gråbrødretorv

Como os dije en mi post anterior sobre Consejos para viajar a Copenhague, en esta ciudad se estila bastante ir a comer al mediodía a bufets, ya que por un precio bastante económico para ser Copenhague puedes comer una gran cantidad de platos sin tener que gastarte un dineral. Nosotras comimos por unos doce euros sin contar la bebida, que costaba aproximadamente unos tres euros si pedías una Coca Cola, por ejemplo.

Tras ponernos las botas en el buffet, seguimos la ruta por Copenhague visitando la iglesia Trinitatis, anexa a la Rundetårn o, para que nos entendamos mejor, la Torre Redonda, a la cual puedes subir a su cima para ver las vistas de la ciudad con el precio de 25 coronas danesas, lo que en euros equivale a unos tres euros y poco. Nosotras no subimos ya que desde el Palacio de Christiansborg se puede disfrutar de unas vistas increíbles de Copenhague de manera gratuita, pero sin embargo en muchas de las guías recomiendan subir a la Torre Redonda.

Luego, continuamos andando hacia uno de los lugares que más me gustaron de Copenhague, el castillo-palacio de Rosenborg, que se encuentra rodeado de jardines o laberintos llenos de naturaleza. Justo al lado, pudimos entrar al Jardín Botánico, cuyo acceso es totalmente gratuito. Me encantó esta zona de la ciudad ya que vimos a mucha gente haciendo deporte, caminando o disfrutando del tiempo libre en compañía de su familia, ¡es genial para desconectar un rato!

Estuvimos dando un par de vueltas por aquí y después nos perdimos por las calles del centro haciendo tiempo para cenar en una hamburguesería súper recomendada por las guías, llamada Sporvejen, un bar muy céntrico (al lado de la iglesia Trinitatis) y súper original ya que su interior es como un vagón de tren. Os recomiendo 100% que vengáis a probar sus hamburguesas ya que están riquísimas y a un precio bastante razonable, todas comimos por unos 10-13 euros, dependiendo de la hamburguesa.

Tras cenar, volvimos andando al hotel para descansar y reponer fuerzas para nuestro cuarto y último día en Copenhague.

Cuarto día

Pudimos aprovechar nuestra última jornada en esta ciudad danesa ya que nuestro avión no salía hasta las seis de la tarde, por lo que madrugamos para tener tiempo suficiente y sacar el máximo partido de la mañana.

Hicimos el check-out pero pudimos dejar las maletas en el hotel pagando tres euros, para no ir cargadas durante el día.

Justo al lado de nuestro alojamiento, llamado Danhostel, se encuentra el puente Langebro, el cual cruzamos para llegar al otro lado de la ciudad. Continuamos andando por la zona del canal mientras veíamos una colonia de cisnes por el río.

Luego, llegamos a la iglesia de San Salvador, a la cual le tenemos especial cariño ya que justo estábamos visitando el interior de esta iglesia cuando nos llegó el correo que confirmaba cuál sería nuestro destino Erasmus. Nos pasamos un rato dentro del edificio con una mezcla de emociones ya que a partir de ese momento supimos dónde pasaríamos el curso 2019/2020, lo que significaba también separarnos, pero para vivir una experiencia que no olvidaremos jamás.

Tras recuperarnos del shock, salimos de esta iglesia cuyo interior por cierto es espectacular, nada que ver con su exterior que es bastante austero. Además, la subida a la torre de esta iglesia es gratuita, por si hace un día soleado y os apetece ver Copenhague desde las alturas.

Proseguimos hasta el lugar más curioso y extraño de Copenhague: la Ciudad Libre de Christiania, un área que se encuentra dentro del territorio Copenhague pero que no pertenece a la capital de Dinamarca como tal, ya que este barrio se proclamó como auto independiente del Estado danés e incluso de la Unión Europea.

Sin embargo, lo que más me llamó la atención de este sitio es el hecho de que la venta, el consumo, y la circulación de drogas blandas está totalmente permitida, mientras que en Copenhague es ilegal.

Otra cosa que nos impactó también es el aspecto de este barrio, sin asfaltar, las calles llenas de grafitis y chabolas, con suciedad o gente con aires bastante chungos gritándole a los turistas si sacaban la cámara de fotos o el móvil. Porque otro dato bastante importante que debéis saber antes de visitar Christiania es que hacer fotos o vídeos dentro de este barrio está completamente prohibido. Una de mis amigas intentó hacer una foto, pero enseguida le pusieron pegas y le dijeron que apagara la cámara.

En mi opinión, considero que, si visitáis Copenhague, la Ciudad Libre de Christiania debe estar sin duda en vuestra lista de sitios por ver, ya que es un lugar bastante curioso y el cual impacta muchísimo porque a pesar de encontrarse dentro del territorio de la capital danesa, no tiene absolutamente nada que ver con ella.

Una vez visitada Christiania, hicimos el camino de vuelta para llegar hasta la avenida Stroget, ¡la calle peatonal más larga de Europa! Aquí se encuentran todas las tiendas de marca más importantes y famosas, así como pequeños comercios o tiendas de souvenirs. Estuvimos un rato comprando recuerdos de Copenhague para familiares y amigos, y luego nos dirigimos a un bar cafetería que se encontraba cerca de esta calle, llamado Paludan Book and Café, un local bastante curioso ya que además de servir comida, hay decenas de estanterías llenas de libros que puedes coger y leer en el establecimiento mientras comes. Nosotras optamos por probar el bruch, y comimos un plato variado con fruta, queso, embutido y yogur con cereales por unos 14 euros.

Tras haber hecho una especie de desayuno-almuerzo, volvimos al hotel para recoger nuestras maletas y poner rumbo hacia nuestra siguiente parada, el aeropuerto, puesto que nuestro vuelo hacia Sevilla salía por la tarde.

En resumen sobre mi viaje a Copenhague, solamente puedo deciros que, no iba con muchas expectativas y sin embargo la ciudad me fascinó, los monumentos o puntos de interés son preciosos, y la gente es súper educada y amable, ¡por algo Copenhague es una de las ciudades más felices del mundo! Ahora eso sí, nunca había pasado tanto frío como el que tuve en Copenhague, por lo que os aconsejo visitar esta ciudad en verano, o si lo hacéis en invierno, ¡abrigaros mucho!

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