El hostel de Bratislava fue bastante barato pero de una calidad muy inferior a la del hostel de Viena. Nos costó bastante encontrarlo pero porque no íbamos preparados ya que en la estación de tren (donde llegamos de Viena) no sabíamos para dónde tirar. Por suerte o por desgracia en la estación hay un cartel del hostel y te pone cómo llegar, pero no está muy claro y nos pasamos la parada.
Preguntando se llega a Roma así que después de dar mil vueltas y coger diferentes líneas de bus conseguimos encontrarlo. Se encuentra bastante en el centro y más o menos todo es asequible si vas andando.
La apariencia no es muy buena porque para llegar al hostel tienes que meterte por una especie de garaje que da mal rollito. Las sábanas tampoco tenían muy buena pinta pero estaban limpias, que al fin y al cabo cuando pagas siete u ocho euros por dormir es lo que más cuenta. Nosotros habíamos pedido una habitación de doce, otra de dos y luego una de uno (porque hubo una persona que se apuntó tarde al viaje) y cuando llegamos allí así nos las dieron. Obviamente las habitaciones de dos y de uno eran compartidas también por lo que no fue ninguna ventaja para los que dormían “solos”.
Todas las habitaciones tienen doce camas, en una habitación hay seis camas (tres literas) y en la otra, que solamente está separada por una puerta hay otras seis (tres literas). Las camas tenían las tablas echas un desastre y al girarte cuando dormías hacías mucho ruido, pero a nadie le despertó esto.
En recepción te dicen que te dan desayuno pero es una porquería, todo es industrial (botellas de zumo pequeñas, chocolatinas de supermercado y café de máquina). No merece mucho la pena desayunar allí porque cerca hay cafeterías y no son excesivamente caras. Otro de los defectos que encontramos en el hostel fue la fianza que tienes que dejar por la llave, son diez eurazos por llave así que todos estuvimos bastante pendiente de que no se perdieran.
El baño era bastante pequeño, pero suficiente. Tuvimos algunos problemas con el agua caliente y alguna gente se tuvo que duchar en agua fría pero estaba limpio. En general, el hostel estaba bastante limpio y bien organizado.
Las sábanas nos las dieron en recepción y tuvimos que recogerlas antes de irnos. Un punto a favor del hostel fue que nos dejaron una sala para dejar las maletas gratuitamente mientras acabábamos de ver la ciudad el último día. También tiene wifi y, a comparación del otro hostel, llega hasta las habitaciones.
Os dejo una foto de la terrorífica entrada del hostel. Si queréis pasar unos días baratitos en Bratislava (una ciudad que no me gustó nada por cierto) es totalmente recomendable.