Mis amigos y yo lo teníamos claro, queríamos probar al menos un plato típico de cada lugar al que fuéramos en ese viaje por Europa del Este. Y en ese momento tocaba Eslovaquia y su capital, Bratislava. Nuestro avión aterrizó bastante tarde, llegamos a nuestro hotel para la hora de cenar y nuestros estómagos ya lo notaban, así que dejamos lo del paseo y el turismo para el día siguiente y nos pusimos en marcha por el Staré Mesto, la zona histórico de Bratislava, en busca de un restaurante de comida tradicional eslovaca y que fuese asequible a nuestros bolsillos.
Comenzaré señalando un poco los platos principales, para que sepáis lo que estábamos buscando desgustar. La cocina de Eslovaquia es única, (aunque esta frase es muy típica en cada país al que uno va). La cocina eslovaca estuvo muy influenciado por la comida de dos países vecinos: Hungría y Austria y los platos varían de una región a otra.
Los platos eslovacos utilizan elementos tales como la carne de cerdo, aves de corral, la col, el trigo y la harina de papa, queso de vaca y de oveja, las patatas, las cebollas y el ajo. Aunque el arroz no crece en Eslovaquia, se utiliza mucho. Otros platos a destacar son los frijoles, el maíz, las lentejas, el perejil, las zanahorias y otros vegetales que se utilizan a menudo para crear platos de sopa y otros platos en toda Eslovaquia. Entre las frutas mencionar algunas como las manzanas, las ciruelas, los albaricoques, los melocotones y las cerezas, este último se ofrece como un plato junto a la comida principal.
La carne de cerdo, la carne de res y el pollo son las tres carnes más populares utilizados en los alimentos eslovacos. La carne de animales silvestres como el conejo y venado son bastante utilizados en restaurantes eslovacos y también aparecen de vez en cuando en los hogares eslovacos. El cordero, el pato o el ganso no son tan populares pero en las fiestas se llevan a cabo se cocinan en algunos restaurantes. El pan es otro elemento culinario muy popular: el pan negro (pan de centeno) es una influencia directa de Austria y muchos eslovacos comen pan para el desayuno o el almuerzo con sopa y muy frecuentemente para la cena.
Pero sin duda, el plato estrella es la sola de ajo en un bol de pan (garlic soup in a bread bowl) y en su búsqueda que acudimos. Gracias a google encontramos varias imágenes por lo que era difícil que nos engañaran con el plato.
Localizamos varios restaurantes cerca del ayuntamiento y la plaza principal, pero los precios nos parecían un poco excesivos así que seguimos buscando por algunas calles más estrechas hasta que nos estuvimos alejando demasiado del centro. Anteriormente pasamos por uno en el que nos paramos a leer detenidamente la carta. Ese nos convenció y dimos marcha atrás. Se trataba del Restaurante y Cafetería "Roland" con una graciosa estatua de un cerdo en su entrada (por algo la carne de cerdo es la más famosa...) que ofrecía a todo viandante echar un vistazo del menú.
Entramos y nos sentamos en una de las mesas vacías del comedor, bueno en verdad el restaurante estaba completamente vacío porque eran las 11 de la noche y nadie acostumbra a cenar a esas horas de la noche. Suerte que la cocina no estaba cerrada y nos pudieron servir... Aunque todos teníamos claro lo que queríamos, ojeamos una vez más la carta, vimos que contaba con una gran variedad de sopas y platos de carne de cerdo y otras carnes, pero nos decidimos por la garlic soup que indicaba una fotografía, también ordenamos unas patatas crujientes y pan con semillas, ya que vimos que también era muy típico...
No se demoraron demasiado en servirnos unos gigantescos platos de sopa en un recipiente de pan con nata por encima, la pinta era exquisita, así como el olor... pero el sabor era alarmantemente único y delicioso. La sopa, sin un excesivo sabor a ajo y servida muy caliente, ablandaba poco a poco el recipiente lo que permitía degustar ambas cosas a la vez. Es uno de los mejores platos que he probado nunca... y eso que yo no soy demasiado fan del ajo. El pan que pedimos aparte también estaba muy bueno pero por las dimensiones de la sopa, y ya que era un delito no comerse el recipiente, apenas nos entraba más...
Quedamos completamente satisfechos y hasta he tenido la oportunidad de recomendarles el restaurante a un par de amigas más en sus respectivas visitas a Bratislava.
La decoración del restaurante creaba una atmósfera acogedora y tranquila, típicamente eslovaca, con varios cuadros que simulaban varios monumentos de la ciudad como la Catedral de San Martin, cortinas antiguas oscuras, relojes de cuco, figuras de bronce decorando toda la estancia y flores expuestas sobre cada mesa del comedor. Desde luego acertamos con el sitio, dos de los camareros nos atendieron muy amablemente aunque cuando llegaron las 12 de la noche nos advirtieron de que estaban a punto de cerrar, afortunadamente ya habíamos terminado nuestros platos.
Trataron de intercambiar algunas palabras en español con nosotros, ya que supongo el restaurante era frecuentado por muchos de nosotros y algunas palabras las recordaban, y para sorpresa nuestra nos regalaron un calendario del 2005 de pasar página y nos invitaron gustosamente a volver a su restaurante.
Por lo que pude observar, cuando llega el buen tiempo el restaurante también organiza degustaciones y extiende las mesas en su terraza para deleite de los eslovacos, música en vivo típicamente del país es tocada para ambientar durante las agradables comidas con miembros de las bandas de música clásica de Eslovaquia.