Top 10 de cosas raras alemanas

Cuando nos marchamos a vivir al extranjero, el choque cultural puede ser mayor o menor, pero sobre todo nos fijamos en las diferencias con nuestro país natal. En este caso, incluso si Alemania es relativamente similar a Francia, hay algunos detalles que me han llamado la atención. Si te gustaría irte de Erasmus, aquí tienes algunos datos útiles sobre las costumbres (tú decides si buenas o malas) de los alemanes, que hasta día de hoy han marcado mi viaje al otro lado del Rin.

1. Una pasión preocupante por el agua con gas

Esto se trata evidentemente de una opinión personal, pero en mi caso, no me gusta el agua con burbujas. Ya está, ya lo he dicho. Esto es algo que en Francia nunca me ha supuesto un problema, ya que el agua sin gas es la que se consume normalmente. Pero resulta que en Alemania a penas se bebe agua sin gas. Y por supuesto que las jarras de agua en los restaurantes son solo cosa francesa, pero de ahí a que te sirvan agua con gas cuando específicamente la has pedido sin (y cuando te has asegurado de saberlo decir correctamente en alemán), hay un tramo. Sobre todo porque el agua del grifo es perfectamente potable.

Por supuesto, esta costumbre se aplica también en el consumo de refrescos: es casi imposible pedir bebidas que no tengan gas (sin contar los zumos de frutas y, aun así, existen zumos con gas). Incluso me llegué a pedir un té helado y descubrí que también tienen una versión con gas... porque es lo que me sirvieron. Un consejo: si no te gustan las bebidas con gas, ve con cuidado y aprende bien la diferencia entre "stilles Wasser" y "sprudel Wasser".

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2. Su obsesión por pagar en efectivo y con "EC-Karte"

Sorprendentemente, aunque Alemania es uno de los países más desarrollados de la Unión Europea, el pago con tarjeta de crédito a veces se pueden complicar. Por un lado, parece que los alemanes tienen una relación especial con el dinero en efectivo. De hecho, siempre es necesario llevar algo de dinero en efectivo encima, ya que es casi imposible pagar con tarjeta de crédito (por ejemplo en las panaderías o en las cafeterías).

Por otro lado, hay tiendas que solo aceptan las "EC-Karte", un tipo de tarjeta de crédito que solo puedes tener si tienes una cuenta en un banco alemán (algo raro en los estudiantes Erasmus). Y aunque pueda parecer raro no poder pagar con Visa o Mastercard, hay que apañárselas. Por comparar, he tenido menos problemas para pagar con tarjeta de crédito en Rumanía que en Alemania.

Conclusión: lleva siempre un poco de suelto, te salvará si te apetece comprar algo en una pastelería.

3. La rapidez en las cajas de los supermercados

Siguiendo con el tema de las compras, hay otro detalle en la vida cotidiana en Alemania que me molesta: cuando estás pagando en un supermercado, a veces da la impresión de que tienes que ir rápido, como si te fuera la vida en ello. De hecho, la mayoría de las veces apenas da tiempo de meter la compra en la bolsa, ni de poder meterla en el carrito para reordenarla luego en otro sitio con más calma. Al parecer, la frase "el tiempo es oro" se toma muy en serio en Alemania. Así que ten cuidado y no te dejes nada en la caja cuando vayas a hacer la compra.

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4. Esperar en los semáforos en rojo

Mientras que en algunas situaciones los alemanes no tienen, por lo visto, tiempo que perder, en otras ocurre lo contrario y destaca su paciencia. En Alemania, parece que los coches son más importantes que los peatones, así que entiendo que sean prudentes al cruzar incluso cuando el semáforo está en verde, de día y cuando hay tráfico. Sin embargo, también son muchos los que se esperan para cruzar de noche cuando el semáforo está en rojo para los coches, aunque no haya ni un solo faro en el horizonte. Dicho esto, cabe subrayar que los peatones (y los ciclistas) que cruzan en rojo pagan una multa. Así que si no quieres pagar, te aconsejo que imites a los alemanes aunque pueda con tu paciencia.

También me gustaría añadir que los semáforos rojos para los peatones duran muchísimo (al menos desde mi experiencia). Por lo contrario, el semáforo no dura casi nada en verde y casi no da tiempo de cruzar aunque vayas rápido. Todo en Alemania parece indicar que los coches tienen prioridad sobre los peatones, así que vale la pena estar alerta cuando se va a pie.

5. Encontrar zapatos de tu talla

En serio. Aunque esto solo afecte a muy pocas personas, el mundo merece saberlo. Calzo una talla 35-36 y en este caso me resulta muy difícil encontrar calzado. No vale la pena ni que espere encontrar un par de la talla 35 de mujer. Ya es algo complicado en Francia, pero en Alemania es una misión imposible. Cabe destacar que, incluso para niños, las tallas llegan a la 39... Parece que Alemania no es un país adaptado a aquellos más pequeños que la media. Así que deseo buena suerte a todos los pies pequeños que recorren sus calles.

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6. El famoso "Abendbrot"

Una tradición alemana, el famoso "Abendbrot" (literalmente "pan de noche") se consume de hecho en todas las comidas. Aunque los franceses se enorgullecen de su pan, los alemanes no tienen nada que envidiar. Los Brötchens (panecillos) están especialmente ricos. Esto es porque se toman tanto para desayunar, como para comer o cenar. Por lo que he visto, el pan se acompaña casi siempre de queso y embutido, incluso de patata hervida, tomate o pepino. A mí es una tradición que me gusta, y está bien de vez en cuando conformarse con una cena frugal. Evidentemente, la gastronomía alemana tiene mucho más que ofrecer, pero el "Abendbrot" es algo muy cultural.

7. Las barbacoas en invierno

Otra tradición alemana relacionada con la comida son las barbacoas ("Grillen" en alemán). La temporada de barbacoas comienza para ellos con la primavera y los primeros rayos de sol. Es bastante habitual ver a los alemanes asar sus Bratwurst y otras salchichas en las parrillas de los parques públicos. Sin embargo, hay quienes se empeñan en seguir esta tradición durante todo el año, incluso cuando hace mal tiempo. Cuando llegué a Alemania el septiembre pasado, tuve la ocasión de participar en una barbacoa que se complicó por el viento frío que soplaba, e incluso en otra que nadie quiso aplazar aunque se puso a llover.

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8. La propina

Una de las costumbres positivas de los alemanes es la de siempre dejar propina en los restaurantes. Aunque esto no sea una costumbre en Francia (aunque alguna gente sí lo haga), en Alemania está muy mal visto no dejar propina cuando se va a un restaurante. Se debe dejar una propina de un 10 % de la cuenta. Estás avisado, así que no se te olvide.

9. Llevar bolsas de tela para hacer la compra

Vamos a seguir en la línea de las buenas costumbres alemanas. La mayoría de alemanes, cuando van a hacer la compra, llevan consigo una bolsa de tela o algún otro tipo de bolsa reutilizable (mochilas, carritos de tela, etc. ). En una época en la que el plástico está por todas partes, es un gesto que estaría bien imitar. En Alemania también es habitual comprar verduras que no vienen envueltas en plástico. Aquí es algo totalmente normal y nadie te mirará mal si vas a pagar con tus frutas y verduras sueltas. En este caso, se trata de una muy buena costumbre y deberíamos tomar ejemplo de los alemanes y proteger un poco más nuestro bello planeta.

10. La separación de residuos exhaustiva

La separación y el reciclaje de residuos está muy anclada en la cultura alemana. La separación de residuos se hace de forma más exhaustiva que en Francia. En Alemania, no es nada raro (incluso se considera normal) que una casa tenga cuatro cubos de basura diferentes. Uno para el plástico (amarillo), uno para el papel (azul), uno "Bio-Müll" para los residuos orgánicos (marrón) y otro "Rest-Müll" para... el resto (negro). Puede parecer un sistema complicado al principio, pero al final uno se acostumbra. Solo hay que acordarse de cambiar el Bio-Müll con regularidad, o las moscas invadirán la cocina enseguida. Si compartes piso con otros estudiantes, propón establecer unas reglas claras desde el principio, incluso en lo relativo al reciclaje.

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Descubrir las pequeñas cosas que le dan vida al país es parte de la experiencia en el extranjero. Ahora te toca a ti descubrir todos los detalles ocultos de la cultura alemana.

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