ALEJANDRÍA
En año 2011, hace ya cuatro años, llegamos a Egipto mi esposo, mi hijo mayor y yo, estábamos becados para estudiar árabe y ciencias islámicas. Desde Cairo nos trasladamos hasta Alejandría, una ciudad hermosa que nos recibió con los brazos abiertos.
Debo decir que me gustó mucho la ciudad, en publicaciones posteriores espero reseñar muchos de los sitios que apenas nombro en este post, pues realmente valen la pena.
En primero Alejandría es una ciudad completamente diferente de las otras ciudades de Egipto, no es tan moderna como Hurgada, pero no es la ciudad faraónica que son Luxor o Cairo. El turismo también es un poco diferente.
En esta primera entrega me referiré a las generalidades de la ciudad y algunas de las cosas a tener en cuenta, tanto para viajeros en plan de turismo como para aquellos que piensan quedarse a vivir una temporada.
Alejandría es una ciudad totalmente mediterránea, se siente el ambiente de mar. Sus monumentos y lugares turísticos son más romanos que egipcios, por lo que muchos de los turistas se sienten decepcionados al visitar Alejandría ya que se les antoja muy distinta, sobre todo los que vienen de tour desde Cairo o Luxor.
Además en esta ciudad no hay una gran cantidad de ruinas, hay pero en comparación con Cairo se queda pálida pero hay otras diversiones que no se encuentran en la capital.
En primer lugar el clima es más favorable que Cairo y Luxor, por el mar es mucho más fresca en verano y se pueden disfrutar de sus playas, tiene un malecón para pasear que es una delicia, y en invierno es un poco más fría pero se pasa más rápido.
En mi opinión, en la escena cultural Alejandría es la ciudad abanderada de Egipto, tiene un par de teatros y una ópera que son buenos escenarios, eso sí, los precios para los eventos culturales son altos, y hay escasísimas cosas gratuitas.
Además hay un festival de cine mediterráneo, desafortunadamente en los tres años que viví allí tuvo problemas para su realización por la situación de orden público pero se espera que este 2015 vuelva a realizarse.
También está la feria del libro de Alejandría que se realiza en el que tal vez sea el lugar más famoso de la ciudad: la biblioteca de Alejandría. Sobre esta escribiré una entrada más adelante.
En Alejandría, al igual que en el resto de Egipto está muy marcada la idea de que el extranjero siempre es turista y tiene mucho dinero, por lo cual es muy normal que al turista se le cobre el doble, hasta el triple por un servicio y siempre se pida la propina.
En cuestión de comprar comida, ropa y demás la recomendación siempre es que entren en almacenes con los precios visibles, sobre todo para comprar los “recuerdos”, estos almacenes por lo regular son más costosos pero al menos se evitan un dolor de cabeza. Además está el idioma, el lenguaje oficial es el árabe, pero mucha gente habla inglés, en casi todos los centros comerciales y sus tiendas se habla inglés, también se habla mucho francés, español y ruso, pero en el momento de las negociaciones el inglés se queda corto así que mejor si saben cuánto van a pagar de antemano.
Uno de los temas cruciales en Alejandría es el del trasporte, hay varios: el tren, que cubre buena parte de la ciudad, cuesta menos de medio dólar, en si es lento. El tranvía que cuesta 25 piastras (no alcanza a ser un cuarto de dólar) pero tiene dos inconvenientes, es lento y sus diferentes líneas no están comunicadas, por lo cual es fácil perderse, les recomiendo subirse al tranvía sino tienen afán y si tienen muy en claro para donde van.
En el malecón se puede tomar un bus de dos pisos para turistear, es bastante cómodo y su precio es de un dólar, eso sí, pasa cada hora y solo va por el malecón, no se adentra en la ciudad. También se pueden subir en las carrozas tiradas por caballo, es un plan delicioso, y los llevará al lugar que quieran no solo en el malecón.
Hay un servicio de triciclo motorizado de trasporte ligero (motocarro), llamado toc-toc, van a lugares donde los recorridos son muy cercanos, son baratos pero peligrosos ya que tienden a conducir a muy alta velocidad y son poco estables.
Los microbuses no son una opción muy buena, cambian de ruta cuando quieren y además carecen de letreros (que además si los tuvieran estarían en árabe), ya que hay un 60% de analfabetismo entre la población de la ciudad pues los letreros son prácticamente inservibles por lo que las rutas de los microbuses se identifican con una serie de señas que cualquier alejandrino sabe pero que para los extranjeros se convierte en una tortura. Para partes de la ciudad que no cuentan ni con tren ni con tranvía solo transitan microbuses, aprender las señas es bastante recomendable.
Los taxis son el mayor dolor de cabeza de los turistas y extranjeros en general, son de color amarillo y negro y no cuentan con taxímetro, la ciudad no ha reglamentado esto por lo que el valor de la carrera depende del viaje, la hora, el trancón, el clima y hasta el temperamento del taxista. Debo decir que el noventa por ciento de los conductores son personas honestas que desempeñan bien su trabajo, sin embargo existe el otro porcentaje que desafortunadamente se especializa en trasportar a los turistas.
Hay dos recomendaciones con los taxistas, una, tenga muy en claro para donde va, el nombre y las señas para llegar, como no hay muchas direcciones aquí todo se identifica por los lugares famosos cercanos, así que téngalos bien presentes. La ciudad está bastante bien mapeada en google maps así que esta es una excelente ayuda.
Segundo, pregunte antes de subirse el precio, si está de acuerdo tómelo de lo contrario déjelo pasar, lo más seguro es que le cobren de mas, un trayecto que cuesta diez libras a un extranjero no le costará menos de quince o hasta veinte, es un precio justo, pero hay quienes pueden cobrar hasta cincuenta. Y aclare la moneda, tal vez le digan diez y usted muy contento pensará que está bien el precio y cuando se baje le dirán que quieren diez dólares y no libras, lo que es un abuso.
Por otro lado el servicio de taxis es bastante confiable, es difícil que un taxista no cumpla con el recorrido, eso sí hay una costumbre que casi me hace dar un paro cardiaco la primera vez que la vi y me parece la mar de curiosa, y es que si vas en la silla de atrás acostumbran subir una persona adelante que vaya en un trayecto cercano al tuyo, así que obligatoriamente se comparte taxi con un perfecto desconocido. Es una práctica común así que no hay que asustarse, en especial las mujeres.
Los centros comerciales todos quedan con acceso al tranvía o al tren y son muy accesibles, en el centro comercial de San Estefano es donde se pueden encontrar las grandes tiendas o los cafés internacionales como Starbucks.
Hasta aquí la primera parte. Ya les reseñaré más sobre la ciudad.