ACUARIO EN ALEJANDRÍA
El acuario fue uno de los peores planes que pudimos hacer en Alejandría, y les digo la verdad, lo reseño no más para evitarle el mal rato a todos los que han pasado por el frente y han pensado en visitarlo.
El acuario queda en un edificio cerca de la fortaleza del mar, el segundo lugar turístico más concurrido de la ciudad y que reseñaré en una publicación posterior, además queda justo al lado del club de tiro y del club de yates, por lo que es una ubicación estratégica para que turistas y extranjeros residentes en Alejandría piensen “es un buen plan entrar”.
Antes de continuar despotricando sobre el acuario hago la anotación sobre estos dos clubes cercanos. En primer lugar el club de tiro, es uno de los pocos clubes que no requieren membrecía de un año o presentación de uno de los socios, por lo que es relativamente fácil lograr la membresía de este club, por lo menos para los extranjeros, es algo costoso (el mes cuesta alrededor de quinientos dólares para uso de una persona con un invitado), pero además es un lugar para practicar con armas. Este club constituye una oportunidad para los amantes de las armas y del tiro al blanco, al poderse inscribir un solo mes puede servir para quienes viajan por estudio.
En Egipto no hay prohibición de venta y porte de armas, y aunque no es tan libre ni fácil comprar armas, se comercian hasta rifles de precisión y pistolas de corto alcance de varios calibres. Cabe anotar que los extranjero no podemos comprar armas, ni quienes obtienen la nacionalidad por matrimonio o estadía, solo es posible comprarlas para egipcios, nacidos en Egipto e hijos de egipcios.
El segundo club, el club de Yates, también admite extranjeros y egipcios, eso sí, para entrar es necesario demostrar de ser poseedor de una yate y ser presentado por uno de los miembros, estudian la membrecía por cerca de tres meses y luego, en caso de ser aceptado, son unos meses de prueba para comprobar “el comportamiento social”.
No sé qué quieren decir con eso ni cuánto cuesta la aplicación para membresía ni la membresía en sí, pues se negaron a darnos más información al respecto.
Bueno, volviendo al acuario, se supone que es un espacio de práctica para los estudiantes de oceanografía de la facultad de ciencias de la Universidad de Alejandría, una institución pública, además está bajo la administración del Ministerio de investigación científica.
Con todos los problemas políticos que han sucedido desde el año 2011, año en el que se dio la revolución del 25 de enero que derivó en el derrocamiento del gobernante egipcio Mubarak y la reinstauración de una exigua democracia en el país, muchas entidades quedaron sin organización administrativa, o la administración no pudo funcionar, o simple y llanamente el robo, pillaje y la corrupción que asolaron el país (además de otros males más físicos) acabaron con las instituciones. El acuario no se salvó de esto.
Ahora es un edificio en reconstrucción de varios daños que sufrió durante la revolución, pero por lo que me contó el celador del mismo, la tal “reconstrucción” nunca avanza, son unas tablas puestas sobre boquetes en piso abiertos sin ton ni son, a veces aparecen trabajadores e ingenieros que toman medidas, se van, no tapan los huecos y vuelven al mes, según el celador hay gente cobrando sueldos por trabajar en tal obra que nunca avanza y así garantizan el ingreso.
Hablando de ingreso, a los egipcios la entrada les cuesta cinco libras egipcias (menos de un dólar), pero a los extranjeros (turistas o residentes) nos cuesta cuarenta libras egipcias (siete dólares en promedio), lo que no es una sorpresa ya que todos los sitios tienen tarifas diferenciales que favorecen mucho a los egipcios, en mi opinión es bueno ya que esto permite que ellos también disfruten de estos sitios.
Bueno, para evitar inconvenientes no fuimos con cámaras y menos mal, porque habría sido peso muerto pues no hay mucho que fotografiar.
En primera no hay un recorrido o una narrativa del lugar, solo hay tanques llenos de agua sucia, bueno, en esto si excuso a la administración egipcia ya que es agua del mar mediterráneo que está clasificado como uno de los más contaminados del mundo, y que es el ambiente natural de muchos de los animales que esperan cuidar.
Los tanques alguno están fuera de funcionamiento lo que genera un aspecto desolado, además no hay muchos peces, no hay guias ni ningún tipo de ayuda, hay varios letreros en árabe y mal traducidos al inglés y eso es todo.
El recorrido fue tan aburrido y corto que más bien me puse a hablar con el celador, quien me contó que antes mantenían muchos animales y que los estudiantes de la facultad los cuidaban a la par que hacían sus prácticas, que además era un centro para recuperación de animales marinos con lesiones y que él había estado cuando recuperaron algunos animales que habían sido lastimados por las hélices de los yates o los remos de los pescadores, pero que de eso hacia bastante tiempo y que el estado del acuario había empezado a desmejorar desde la administración de Mubarak.
Además súmenle el asunto del horario egipcio: Abren cuando pueden, cierran a la hora que quieren y no avisan ni nada, así que la mayoría de veces estaba cerrado (por las supuestas remodelaciones), solo lo cachamos una vez abierto y eso de pura buena suerte.
No hay nada más que ver, el celador me dijo que los animales son rotativos, y que si uno tiene suerte hay varios y que en ocasiones no hay ni pescaditos normales. Así que la verdad creo firmemente que es un paseo que se puede evitar.
Lo bueno fue la charlada con el señor, y el hecho de que nosotros estábamos visitando la fortaleza por lo que ese día no fue completamente desperdiciado.