Viajando por Portugal

Viajando por Portugal

El verano pasado (en 2015) hice un viaje por Portugal con mis padres y mi hermana. Empezamos el viaje en Oporto, ya que mi hermana y yo vivimos aquí. Desde Oporto fuimos en primer lugar a Lisboa y Sintra. Para mí, Lisboa no era una novedad, porque ya la había visitado antes (podéis ver mi post sobre Lisboa aquí). Sintra sí que era nueva para mí. Aquí visitamos el Palacio Nacional da Pena, que originalmente era el Castillo donde los monarcas portugueses solían pasar el verano en los siglos XVIII y XIX. Es uno de los palacios más visitados de Portugal. Parece salido de un cuento de hadas. Si no tienes tiempo para visitar el interior no es un problema, porque solo verlo desde fuera ya es una experiencia que te deja sin aliento. En el interior puedes encontrar, entre otras cosas, pinturas y elementos decorativos únicos. En la ciudad de Sintra nosotros solo visitamos este bello castillo y luego seguimos nuestro viaje hacia Lagos.

Lagos se encuentra en la región del Algarve, en el sur de Portugal. En Lagos hay varias playas y es un punto muy turístico. También cuenta con muchos buenos restaurantes y bares, y la vida nocturna también es buena. Nos quedamos unos 4 días en este bonito lugar, en un hotel cerca de la playa. Teníamos el desayuno incluido y había piscina en el hotel. Cada día visitábamos una playa diferente, todas eran muy bonitas y estaban limpias. Hicimos un pequeño tour en barco por la costa. Cenamos bien en restaurantes del centro, el tiempo fue bueno y disfrutamos del viaje en familia.

Uno de los últimos días fuimos a una playa más privada. Para llegar allí tuvimos que pasar por una pequeña cueva, pero valió la pena. Estábamos prácticamente solos en la pequeña playa. Pasamos un buen rato, haciendo fotos y tomando el sol. En cierto momento, mi padre miró hacia la cueva por la que habíamos venido y se dio cuenta de que ahora estaba bajo el agua. ¡No podíamos salir de allí! Cuando mi madre se dio cuenta de esto empezó a entrar en pánico. Teníamos que salir de allí lo antes posible, ya que el agua cada vez subía más y más. El problema era que la cueva estaba rodeada por enormes rocas, así que no había forma de escapar. La única salida era por la cueva, que conectaba con otra playa pública de la que era fácil salir, pero no era posible pasar por allí. Recogimos rápidamente nuestras cosas y empezamos a chillar pidiendo ayuda.

Algunas personas que estaban nadando en el mar nos escucharon, se acercaron a nuestra playa y nos preguntaron qué estaba pasando. El problema es que ellos tampoco podían hacer mucho, ni siquiera ayudarnos a llevar las cosas a la otra playa, ya que el agua estaba demasiado movida para esto. De repente, vimos a un pequeño grupo de gente en canoa con un chico que los guiaba. Empezamos a gritarle al chico diciéndole que estábamos atrapados y si podía ayudarnos. Vino con el grupo entero hacia nosotros y nos dijo a mi hermana y a mí que subiéramos a su canoa (que en realidad era solo para una persona). Nos dijo que nos diéramos prisa porque el agua se estaba volviendo más peligrosa y las olas estaban rompiendo en las rocas. Pasamos mucho miedo, ya que llevábamos nuestras bolsas con los móviles, cámaras, libros electrónicos y otras cosas. Teníamos que sentarnos lo más quietas posible para que la canoa no volcara. Mientras tanto, más gente del grupo empezó a ayudarnos cogiendo las bolsas de mis padres, para que ellos pudieran nadar hasta la otra playa. ¡Gracias a Dios que estas personas estaban cerca! Llegamos todos sanos y salvos a la otra playa, con todo el mundo mirándonos (esto daba un poco de vergüenza). ¡Una experiencia de la que aprender!

Tras estos cuatro días en Lagos, visitamos Fátima. Realmente solo vimos el Santuario de Fátima y compramos algunos recuerdos. Miles de personas visitan este santuario cada año y muchos peregrinos vienen a ver el sagrario.

Después de visitar Fátima, volvimos a nuestro querido Oporto para pasar los últimos días de las vacaciones de verano con nuestros padres. Durante estos días decidimos que queríamos tener un perrito (ya llevábamos hablando de esto bastante tiempo). Así que empezamos a mirar en refugios por si podíamos adoptar uno. Sin embargo, en todos los refugios que visitamos los perros que tenían estaban enfermos o eran demasiado grandes para nuestro apartamento. Para nosotras era duro adoptar un perro que necesitara cuidados especiales adicionales, ya que ambas hermanas llevábamos una vida ocupada. Habíamos tenido desde siempre un terrier Jack Russel, por lo que decidimos ver si podíamos encontrar un perro de este tipo. Encontramos a un hombre que tenía dos cachorros de Jack Russel de dos meses de edad, y que buscaba a gente que los quisiera. Quería saber si estábamos interesados en un macho o una hembra; nosotras optamos por el macho. El hombre trajo al cachorro macho a una tienda de animales cercana para que pudiéramos verlo. Como era de esperar, enseguida nos enamoramos del perrito y lo llevamos con nosotros todo el día. A día de hoy, Gigi (así es como le llamamos) sigue viviendo felizmente con mi hermana y yo en Oporto, y este verano cumplirá un año. ¡Fue una manera perfecta de acabar las vacaciones de verano!

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