Un viaje (corto) a la playa de Esposende

Esposende es una ciudad pequeña con una de las playas más grandes de la región del Miño. Es un destino muy famoso para los ávidos surferos o para la gente que quiere relajarse un poco a orillas del océano. Por este motivo, nosotras, un grupo de chicas Erasmus, decidimos visitarla.

La forma más sencilla de llegar hasta Esposende desde Barcelos

Lo cierto es que, como no pudimos encontrar información en la página web, decidimos ir directamente a la oficina de turismo de Barcelos, donde nos dieron los horarios de los autobuses a Esposende. La mujer que había allí era muy amable, nos facilitó los horarios y nos explicó dónde teníamos que coger el bus.

Como habíamos perdido el de primera hora de la mañana, la siguiente opción era coger el de las 13:30 h en la parada que está cerca de Campo da Feira. Fuimos hasta allí, que está también cerca de la calle Campo da República, por debajo del hospital de Barcelos, y allí esperamos durante un tiempo a que el bus llegara. Diría que esta vez vino a su hora. Entramos después de pagar los 2,65 € que vale el billete de ida y salimos hacia la playa. Llegamos a Esposende en 40 minutos y nos bajamos cerca de la cafetería Marginal.

¿Qué hicimos en nuestro viaje de medio día a Esposende?

Nuestro viaje empezó al lado de la parada de autobús, desde donde tuvimos que andar recto una media hora por la avenida Engenheiro Eduardo Arantes de Oliveira para ir a la playa más cercana. Llegamos a un puente de madera que nos llevaría hasta ella. A su derecha estaba la fortaleza de San Juan Bautista de Esposende, construida en el s. XVII.

Después caminamos un poco más, encontramos la playa de Esposende y nos quedamos allí tomando el sol durante un par de horas. Por desgracia, aunque hacía sol, se notaba un poco de frío, así que decidimos irnos sobre las cinco de la tarde.

Dimos un paseo por la ciudad de Esposende y cruzamos su increíble plaza, que está llena de jardines repletos de flores. Justo al lado estaba la iglesia Matriz de Esposende, un edificio precioso con dos torres idénticas en lo alto, una de ellas con las campanas. Por dentro, la iglesia tiene ornamentos dorados y las paredes son blancas, no tiene los típicos azulejos portugueses.

Más tarde seguimos explorando la ciudad un poco más. Encontramos una fuente pequeña con forma de barco pesquero situada cerca de la Santa Casa Misericorda de Esposende. Como ya empezaba a oscurecer, decidimos ir hacia la costa en dirección a las piscinas municipales Foz do Cávado, donde encontramos un parque genial para pasear y relajarnos.

Por último, fuimos al museo marítimo de Esposende, pero estaba cerrado. Decidimos volver a la cafetería Marginal para tomar un café rápido y volver a coger el autobús en la parada cercana para regresar a Barcelos.

Esposende es una ciudad muy pequeña al norte de Portugal, pero os aseguro que es uno de los destinos más bonitos a los que ir para unas vacaciones breves en las que disfrutaréis de sus enormes playas. Es el lugar perfecto para un viaje corto a la playa.

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