¿Tienes miedo a volar? Aquí te explico cómo solucionarlo
Viajar es uno de los mejores regalos de la vida: el mundo se abre ante ti y te expones a todo tipo de nuevas culturas, tradiciones y personas. No obstante, esas experiencias se viven, en muchas ocasiones, de la mano de montar en avión; al fin y al cabo, hoy en díano hay forma más rápida de cruzar el planeta. Para algunos, esto no supone un problema; en otros casos (aproximadamente un 25% de la población), desencadena un miedo paralizante.
Puede resultar debilitador vivir con aerofobia, el miedo a volar; incluso aquellos que, como yo, viajan bastantes veces al año, son propensos a sufrir un intimidante terror cada vez que pisan un avión. No obstante, hay buenas noticias: ¡no tiene por qué ser así! Aquí debajo os dejo una serie de métodos que he aplicado para superar este miedo (en su mayor parte) y espero que también ayude a algunos de vosotros.
Antes de volar
La superación de un miedo comienza antes de exponerte a su origen, así que asegúrate de seguir estos pasos durante los días previos a tu siguiente vuelo.
Investiga
Una búsqueda rápida en Google confirmará una realidad que muchos saben que es verdadera, pero que algunos se niegan a aceptar: volar es el modo más seguro de desplazarse. Encontrarás todo tipo de analogías graciosas que te calmarán (por cierto, ¡es más probable que te mueras porque un burro te pegue una patada a que mueras en un accidente aéreo!) y pronto te darás cuenta de cuánto cuidado se tiene para asegurar que los pasajeros tengan un viaje tranquilo.
Además de esto, merece la pena recordar que los pilotos deben entrenar una media de 1.500 horas para tener el derecho a pilotar aviones comerciales. Asimismo, los azafatos y azafatas deben pasar por un proceso de contratación muy competitivo y arduo para que les seleccionen para trabajar en una aerolínea. Puedes estar tranquilo, sabiendo que estarás en manos de personas que realmente saben lo que están haciendo.
Y, si tienes especial curiosidad, ¿por qué no intentas aprender un poco sobre la ciencia que hay detrás de los aviones? Aún no comprendo del todo cómo estos grandes contenedores de metal son capaces incluso de levantarse del suelo (y menos volar a cientos de kilómetros) y creo que me sentiría mucho más tranquila si tuviese una mínima idea de cómo funcionan.
Acuérdate de tus viajes anteriores
Si estás leyendo este post, significa que has sobrevivido a todos tus anteriores viajes en avión, así que felicidades y ¡acepta que es una señal de que no tienes nada de qué preocuparte! Incluso mis peores experiencias con turbulencias no me causaron más que un poco de ansiedad y, a una azafata, una pequeña quemadura por tirarse el café encima cuando el avión descendió bruscamente. Recuerda todos tus viajes en avión y es probable que te des cuenta de que incluso los más traumáticos no te dejaron con nada más que unos rasguños.
Las turbulencias son normales y no hay nada de lo que preocuparse
Si hay turbulencias durante un vuelo (peor aún, si la luz de abrocharse el cinturón se enciende), lo más seguro es que me encontréis acobardada en mi asiento. No se si algún día superaré por completo mi aerofobia, pero cuando pasan esas cosas, me ayuda mucho pensar que el cielo es como una carretera con baches. Si estuvieras en un coche, no te alarmarías ni un poco por encontrar un pequeño socavón, así que intenta pensar eso sobre los baches. Incluso puede que descubras (como algunos de mis amigos) que, con el tiempo, disfrutas de las turbulencias: después de todo, ¡consigues un viaje en montaña rusa gratis!
Escoge tu asiento
A veces, algo tan sencillo como tu asiento en un avión puede marcar la diferencia en cuanto a cómo de seguro te sientes. Si te gusta ver lo que está pasando en todo momento, escoge la ventanilla; si prefieres olvidarte de la altura a la que estás, escoge el asiento del pasillo. También merece la pena decir que se supone que la parte trasera del avión es la más segura.
Asimismo, si viajas con amigos o familiares, quizás te sientas más tranquilo si te sientas a su lado. Reservad vuestros billetes juntos o explícale la situación educadamente a la persona a la que le hayan asignado el asiento que está a tu lado. ¡No tendrán ningún problema en cambiar de asiento!
Nada de noticias relacionadas con los aviones
Lo último que quieres hacer antes de volar es leer sobre el último accidente aéreo, así que intenta evitar este tipo de noticias todo lo que puedas. Si no puedes resistir la tentación de saber más sobre un incidente en particular, recuerda que la única razón por la que tienen tanta repercusión mediática es porque este tipo de accidentes no son normales.
Piensa lo cómodo que es viajar
Como he dicho en la introducción, volar es, casi siempre, la forma más rápida de ir de un lugar a otro y, a menudo, también la más barata. Si de verdad estás considerando otro medio de transporte (en barco, por ejemplo), piensa muy bien si prefieres un viaje corto, pero que te provoca ansiedad o un viaje mucho más largo, pero en el que te sientes más seguro. Probablemente decidas que es más tentador hacer las cosas rápido: después de todo, ¡así podrás estar más tiempo en tu lugar de destino!
Considera buscar terapia o algún tratamiento
¿Aún no te sientes seguro? Puede que merezca la pena ir a terapia o someterse a algún tratamiento. Quizás te des cuenta de que tu fobia tiene una razón de ser más profunda y tendrás a un profesional que te ayude a superarla. Si no tienes tiempo y/o dinero para este tipo de tratamiento, también hay muchos recursos gratuitos en Internet.
Cuando vueles
Si has seguido los anteriores consejos, tendrías que sentirte un poco menos ansioso cuando llegue el gran día. Os dejo a continuación mis consejos para lidiar con el vuelo como tal.
Llega al aeropuerto con mucha antelación
¿Quieres estar tranquilo el día de tu vuelo? Asegúrate de llegar al aeropuerto bastante antes de tu hora de salida. No hay nada peor que correr como si no hubiese un mañana hacia la puerta de embarque, así que asegúrate de contar con bastante margen de tiempo (entre una hora y media y dos horas sería lo ideal) por si hay colas muy largas en la zona de check-in o en el control de seguridad. No solo te sentirás más relajado físicamente, sino que también te dará paz mental y te resultará más fácil sentarte y desconectar una vez estés en el avión. Además, de esta forma tendrás tiempo para calmar los nervios con una copita rápida antes de embarcar.
Medita o haz ejercicios de respiración
Si por lo que sea tu mente sigue dando vueltas cuando estás en el avión, intenta meditar o hacer ejercicios de control de la respiración para tranquilizarte. Hay muchas aplicaciones muy buenas para guiarte en este tipo de sesiones (Calm es una de mis favoritas) y, si estás en un vuelo largo, verás que tu aerolínea ofrece un podcast sobre este tema.
Familiarízate con las características de seguridad de tu avión
No es muy probable que necesites usar ninguna de las características de seguridad del avión, pero, a veces, familiarizarte con lo básico te puede ayudar a estar más tranquilo. Asegúrate de escuchar la demostración de seguridad antes del despegue (¡quítate los cascos!) y relájate sabiendo que, si ocurre lo peor de lo peor, estarás preparado.
Enciende el aire acondicionado
Si tienes tendencia a la claustrofobia dentro de los aviones, asegúrate de encender el aire acondicionado nada más te sientes. Esto te hará sentir más fresco (¡es genial si estás en un avión lleno!) y te dará la sensación de estar respirando aire fresco.
Distráete
¿Quieres que el vuelo pase lo más rápido posible? Distráete con algo de música (¡a mí me gusta subir el volumen a tope para no escuchar todos los sonidos preocupantes que hacen los aviones!), libros, juegos, películas, puzles o cualquier cosa que creas que te ayudará a distraerte y a olvidarte de dónde estás. Como alternativa, entabla conversación con la persona sentada a tu lado. Es muy probable que te ayuden a distraer la mente y nunca se sabe: ¡quizás acabe siendo tu alma gemela!
Intenta dormir
Si crees que los libros o las películas no son suficiente distracción, ¿por qué no pruebas a echar una cabezadita? Después de todo, ¡probablemente agradezcas tener un poco de energía extra cuando aterrices! Tómate un par de pastillas para dormir (la dosis recomendada, claro) ¡y llegarás a tu destino antes de que te des cuenta! Además de esto, intenta evitar la cafeína justo antes de volar. No solo te dificultará el sueño, sino que también acelerará tu ansioso cerebro.
Habla con los azafatos y azafatas
Los azafatos están allí para ayudarte, así que, si te pones nervioso al viajar, házselo saber antes del despegue y se asegurarán de cuidarte y de tranquilizarte. Si hay turbulencias durante el vuelo, míralos y es muy probable que te hagan un gesto cómplice para decirte que todo está bien. Estas personas han viajado infinitas veces en avión, así que si no parecen alteradas, ¡ya sabes que no tienes nada de lo que preocuparte!
Céntrate en el destino
Por último, ¡recuerda que volar es la clave para ver el mundo! Quizás no tengas el mejor de los viajes, pero merecerá la pena una vez hayas aterrizado. Intenta centrarte en el hecho de que te estás acercando a tu destino y quizás te sientas algo mejor dentro de lo que cabe.
¡Eso es todo, amigos!
Así que aquí lo tenemos: mis quince consejos para ponernos menos nerviosos al viajar. La aerofobia es un miedo difícil con el que convivir, especialmente si viajas a menudo, pero no es incurable en absoluto. Con tan solo unos pocos ajustes en tu comportamiento y en tus pensamientos antes y durante los vuelos, superarás incluso las peores turbulencias y viajarás a los lugares más remotos del mundo con tranquilidad.
No dejes que el miedo se apodere de ti: ¡el mundo es un tesoro y está esperando a ser descubierto!
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