Mi primer día de Erasmus: lo que he hecho y cómo me he organizado
Querida Venecia,
Hoy me he levantado, he querido comenzar mi día reanudando la misma rutina diaria que tenía en París pero por alguna razón estaba muy cansada y me ha costado mucho concentrarme en mis ejercicios matinales de alemán y de ruso. Creo que ha llegado el momento de seguir una nueva forma de vida, ¡una rutina completamente nueva!
Primer despertar, primer desayuno
Fui a tomar mi desayuno (en el convento se sirven la comida y la cena entre semana pero nos toca hacer nosotros mismos el desayuno y las comidas del fin de semana). Me he hecho gachas de avena preparadas el día anterior, con muesli y una manzana como topping.
He comido junto con otra estudiante italiana con la que había cenado la noche anterior. Me explicó que ella había tenido que comprar su propio mantel individual, lavavajillas líquido y un paño para limpiar. Y es ahí donde me arrepiento de no haber hecho mi propio lavavajillas en mi casa y haberlo traído, porque es un riesgo que sea difícil encontrar los ingredientes para fabricarlo en casa, ecológico y sin plástico.
Primer trámite administrativo
Después, he planificado mi jornada y me he preparado para ir temprano al servicio de movilidad internacional de mi universidad de acogida (IUAV).
He firmado mi certificado de llegada, he recibido mi carpeta de estudiante y pude conseguir toda la información con respecto a las asignaturas que podía elegir. La responsable era realmente adorable y ha sido divertido hablar una mezcla de inglés, italiano y francés.
Después me he dado un paseo hasta el sur de Venecia, a lo largo de Zattere para encontrar la oficina de la ESN (Erasmus Social Network).
Me he hecho la tarjeta, que permite tener descuentos con sus asociados y participar en todos los eventos que organizan (noches de bolos, cenas internacionales, visitas guiadas…).
Estaba contenta de descubrir esta parte de Venecia, ¡no había mucha gente, el sol estaba brillante y era un lugar realmente bonito!
Después he vuelto tranquilamente hacia el convento donde ya era la hora de comer. No es ningún secreto que no sé como lo habría hecho para volver sin Google Maps porque Venecia es un verdadero laberinto.
Aunque he tardado más tiempo de lo que esperaba, he conseguido llegar a mi destino. El menú: pasta con aceite de oliva, polenta, ensalada y manzana.
¿Qué es lo que voy a estudiar?
Por la tarde, me he echado la siesta, creo que mi cuerpo no estaba preparado completamente a ese cambio de ambiente o de ritmo (o de la noche tan mala que pasé en el tren el día anterior).
Después de que esta mañana recibiese mis credenciales universitarias, me he tomado el tiempo de revisar todo el catálogo de asignaturas que proponía mi universidad veneciana: se puede elegir cualquiera, no importa cuál sea el curso, el tema y el nivel (al menos es lo que me dijo la encargada italiana, pero en verdad tiene que ser similar como mínimo a mis cursos en París, sino podría ser que en París no me convaliden mi semestre. ¡Vamos a evitarlo!
Me he tomado el tiempo de investigar sobre cada profesor, de leer el resumen de cada curso y de tratar de organizar bien el tiempo (no oculto mi decepción cuando me he dado cuenta de que mis dos cursos preferidos eran exactamente el mismo día y a la misma hora). Pero al final se me ha pasado la hora y me ha parecido esta etapa de la búsqueda verdaderamente excitante. Y a lo mejor no podía al final decidirme en una tarde, pienso que de aquí a mañana lo tendré más claro sobre los cursos que me aportarán las mejores herramientas para mi futuro.
Test de la aplicación Too Good To Go en Venecia
He hecho 20 minutos andando para ir a la cafetería Torrefazione Cannaregio. No a causa de un impulso repentino de café, sino más bien para conseguir una cesta Too Good To Go.
¿Qué es esto? Es una aplicación muy práctica que permite conseguir productos que no se han vendido a precios récord. Por ejemplo, he comprado una cesta sorpresa a 3,99 euros, cesta que contiene el equivalente a 15 euros. He conseguido bollería del día (un muffin, dos galletas, un bollo de crema y un zumo de frutas).
Había elegido este café antes por internet, casi siempre tienen bollería vegana, pero hoy no había ya ninguna. Por eso los he guardado bien cuidadosamente para repartirlos a los mendigos que me cruzo por la calle cada día.
Luego a la vuelta me he parado en un supermercado que se llama “Conad” para ver si vendían a granel o sino ofertas sanas interesantes, pero no he encontrado nada en particular. Por eso he vuelto a la tienda bio "Naturalia" para comprar jabón líquido para la vajilla, dado que lo iba a necesitar a la mañana siguiente para el desayuno.
Conclusión
Al volver era ya la hora de cenar: sopa y verduras al horno. Simple pero tan bueno y sano. Me he sentado al lado de una chica con la que no había hablado todavía hasta ahora. He descubierto que habla también un poco occitano y que tenía muy buen nivel de chino. Me gusta este tipo de encuentros sorprendentes que son tan enriquecedores.
Y aquí estoy, he subido a mi habitación para poder responder a mis mensajes y sobre todo para escribir este artículo, este diario.
Gracias Venecia
He decidido terminar mis artículos escribiendo cosas por las cuales estoy agradecida. Concentrarse sobre las pequeñas cosas que han cambiado mi vida y no pienso abandonar esta costumbre que me está funcionando.
Hoy, estoy agradecida:
- Por las nuevas relaciones que he hecho.
- Por todas las buenas celebraciones de mi día ya que he realizado con éxito todo sin problemas.
- Por el tiempo agradable que ha pasado con mis paseos.
- Por la comida sana del convento.
- Por el personal adorable del convento que me ha prestado un montón de mantas extra para la noche.
¡Gracias por haberlo leído y hasta pronto!
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