Los peores momentos de intercambio

Cuando nos imaginamos yendo de intercambio, nos imaginamos triunfando en todo: haciendo amigos, sacando buenas notas, recogiendo premios por nuestro esfuerzo... y cosas así. Pero algo que no tenemos en cuenta es que, a veces, las cosas no van bien; y la verdad es que no se nos ocurre porque, ¿qué podría ir mal? Queremos que las cosas salgan bien, pero a veces no está en nuestro poder que las cosas sean como queramos. Aunque mi año de intercambio fue el mejor de mi vida, también pasé por situaciones muy graves, como la muerte del perrito de mi casa de acogida y el ataque al corazón que tuvo mi madre estadounidense.

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La operación de ojos de mi hermano de acogida

Sucedió durante mi primer mes en los Estados Unidos. Todo iba bien, jugaba a tenis con mi hermano de acogida. Un día, nos dimos cuenta de que tenía algo en el ojo, así que mis padres de acogida le llevaron al médico a ver qué le pasaba. Había una pequeña posibilidad de que fuera cáncer. Intentad imaginar mi cara mientras intentaba comprender la situación. No entendía todos los términos médicos y tampoco estaba muy seguro de si me tenía que preocupar o no. Pues bueno, al final me di cuenta de que algo no iba bien cuando mi hermano y mi madre estadounidenses fueron de Greeley a Denver para que le operasen. No recuerdo si el doctor llamó antes o después de la operación, pero recuerdo estar jugando con él a tenis cuando llamaron a mi madre de acogida para decir que no era cáncer. Me sentí muy aliviado y fui corriendo a contárselo a mi hermano. Mi madre de acogida se sentía muy feliz y sin miedo.

Mi perro de acogida murió de un tumor

Me encantan los perros, son mis animales preferidos y me parecen adorables. De pequeño crecí con mi perro, que tuve desde los seis años, y me rompe el corazón el simple hecho de pensar que un día no esté. Esta es, básicamente, la experiencia por la que tuve que pasar de intercambio, porque mi perro de acogida en Estados Unidos murió, y fue incluso más triste porque tuvimos que sacrificarlo. Llevaba ciego varios años, creo que desde que era un cachorro. El pelo siempre le cubría los ojos, pero conocía la casa y era increíble como se movía; a veces, chocaba con un sofá o una silla que no tendrían que estar allí, pero quitando eso, era maravilloso.

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(El precioso Marshall ♡)

Aunque era ciego, siempre tenía energía para saltar y siempre se mostraba muy alegre cuando volvíamos a casa de la escuela o del trabajo. Pero después de Navidad su alegría fue disminuyendo. Cada vez comía menos, apenas tenía fuerzas y caminaba con la cabeza baja. Era muy triste verle así, y por eso mis padres de acogida decidieron llevarlo al veterinario. Descubrimos que tenía un tumor y que solo le quedaban unos meses de vida si seguía un tratamiento, por lo que decidieron que lo mejor era despedirse. No valía la pena mantenerle con vida si se encontraba tan mal. El día que le sacrificamos, vino una mujer y completó el proceso en el sofá. Mi hermano estadounidense empezó a llorar y así es como pasamos el resto del día. Llorando. No era solo un perro, era uno más de la familia. Los animales son capaces de querer y fue tan triste como si muriese una persona, en especial para mi hermano de acogida, que creció con él.

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Mi madre estadounidense tuvo un ataque al corazón

Espero que nadie tenga que pasar por esto. Creo que este fue el peor momento de todo mi intercambio. Mi madre de acogida tenía un absceso en la garganta, si no recuerdo mal, y tenían que quitárselo, así que fue al hospital y todos la acompañamos. Tuvo que quedarse ingresada para que los médicos la tuvieran en observación. Y menos mal que fue así, porque, en mitad de la noche sus niveles de oxígeno bajaron y tuvo un ataque al corazón. La trasladaron de inmediato a la Unidad de Cuidados Intensivos, pero ni mi hermano de acogida ni yo nos enteramos. Al día siguiente, nos levantamos para ir a la escuela. A la hora de comer, mi padre de acogida me envió un mensaje para avisarme de que su asistente me recogería del colegio. Me habían dado el resto del día de permiso y podía marcharme. "¿Qué pasa? ", me pregunté. ¡Kim! ¡Kim no se encuentra bien!

Nadie sabe qué le pasó exactamente, lo único que quedó claro es que no se encontraba bien. Nunca había visto a mi padre de acogida así. Todo el mundo que conocía estaba allí, pero no podíamos entrar a verla. Mi hermano de acogida y yo entramos juntos a la habitación y todo lo que pudimos ver es que llevaba una máscara enorme. Tenía la habitación para ella sola, lo que nos asustó. No sabía que decir. La máscara que llevaba hacía ruidos y no podíamos entenderla cuando hablaba. "No pasa nada", pensé. "Descansa, no hace falta que hablemos ahora, estamos todos ahí fuera". Poco a poco fue mejorando, y era evidente, porque le cambiaron la máscara por una más pequeña con la que sí podía hablar.

Fue gracioso, porque aunque no puede comer gluten, un día nos llamó para pedirnos Taco Bell. Tenía mucha hambre y la comida que le daban en el hospital dejaba mucho que desear. Así que fuimos en coche a recoger la comida, luego volvimos al hospital y mi madre de acogida le gritó a su marido: "¡Te has olvidado de decirle que no quería tomates en mis tacos! " Él le contestó: "No te preocupes, cariño, ahora te los quito". Y ella le dijo: "Ya no tengo hambre". La habíamos liado, así que fuimos de nuevo a por más tacos. Esta vez, entramos en el Taco Bell, ya que era más rápido que recoger la comida en coche. Ahora los tacos no tenían tomate, pero las tortillas llevaban harina... A mi padre estadounidense se le olvidó pedir las tortillas de maíz. Estaba casi convencido de que mi madre estadounidense se cabrearía, pero se rió y apreció nuestro esfuerzo. En fin, unos días después le dieron el alta, aunque tuvo que dormir con oxígeno unos días. Dos meses después se había recuperado del todo y nos fuimos de vacaciones a Hawaii.

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Me da la impresión de que a veces tenemos que pasar por momentos difíciles para apreciar los buenos. Y os puedo asegurar que todo por lo que pasé ha hecho que aprecie mucho más lo que ya tengo. Estoy muy agradecido por todas las cosas que la gente ha hecho por mí y no puedo alegrarme más de que todo vaya bien ahora.

- Cristian


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