Como tener conversaciones profundas y hacer encuentros inolvidables durante tu estancia Erasmus

Tener buenas conversaciones, que son a la vez profundas y que permiten conocer nuevas personas (ya sean en Erasmus: Enlace o durante un viaje) es muy importante y proporciona muchas ventajas. Permite dar buena impresión, crear vínculos sólidos más rápidamente y de manera más eficaz, y crear recuerdos inolvidables.

No subestimemos la importancia de las relaciones. ¡Son un elemento muy importante de nuestra felicidad y ocupan gran parte de nuestra vida! Por eso el interés de emplear el tiempo necesario en invertir en las técnicas de comunicación.

La psicología y la comprensión de las relaciones humanas forman parte de mis temas preferidos, por eso me he tomado varios días para hurgar en mis conocimientos, libros y fuentes para ofrecer una guía lo más completa posible.

Aunque este tema puede aplicarse a todas las situaciones, a mí me parece todavía más enriquecedor cuando se aplica a los Erasmus: Enlace, pues tienen muchas oportunidades de relacionarse los unos con los otros.

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Encontrar un tema de conversación: hablar de algo que acabe de suceder

Cada vez que entables una conversación con un desconocido o alguien que no conozcas del todo bien, una de las técnicas consiste en hablar sobre algo que te acaba de suceder el mismo día.

Esto te permite no violentar a la persona como sí podría hacerlo una pregunta directa, y le otorga la posibilidad de devolverte una pregunta a manera de respuesta o de añadir lo que sabe sobre el tema.

No subestimes el número de buenas conversaciones que puedes mantener diciendo: "¡acabo de probar el plato de pasta más increíble de todos los que he comido durante mi estancia en Italia!"

Además, los estudios indican que el 63 % de las personas recuerdan las informaciones contadas como historias, respecto al 5 % que recuerdan estadísticas y cifras como esta misma.

Entonces no olvides utilizar elementos narrativos para implicar a tu auditor: describe el contexto, las personas implicadas, cómo se ven, qué es lo que ha pasado y cuál ha sido la dificultad.

Plantea cuestiones personales

Esto puede parecer evidente para crear un vínculo sólido con alguien, pero no lo es tanto a la hora de ponerlo en práctica.

En efecto, hacer preguntas personales funciona mejor en un contexto relajado con un/a amigo/a que ya conocemos más o menos.

Es la mejor manera para conocer mejor a alguien, de una manera más profunda. Las preguntas personales enseñan también que estás interesado y deseas escuchar lo que el otro tiene que decir.

Volveré sobre este tema más tarde en mi guía, pero no tengas nunca miedo de hacer preguntas demasiado pronto, siempre que sientas que no molestas a la otra persona (tampoco es necesario que sean demasiado indiscretas, es a ti a quien corresponde "sentir" a tu prójimo).

Romper el hielo: evita los saludos demasiado banales

Desde el principio de la conversación, puedes evitar los primeros "small talk" y desmarcarte de las fórmulas usuales del saludo. Por ejemplo, preguntando: "¿a qué te dedicas?", pones a tu interlocutor en un 'callejón sin salida' donde sólo podrá hablarte de su trabajo.

Una forma de dar un rodeo sobre esta pregunta sería, por ejemplo:

  • « ¿Qué es lo que hace de ti alguien diferente? ? »
  • « Qué es lo que te caracteriza?.

Esto seguro que provoca una sonrisa y sorprenderá a tu interlocutor.

Pero estas fórmulas son poderosas, tocan directamente a su fibra, lo que nos constituye, lo que nos hace únicos y diferentes a los demás. Incluso puedes descubrir algo un poco loco que los demás desconocen: ¿quién sabe, tal vez es un médico de día y una estrella de rock de noche?

Si ya conoces a la persona, puedes intentar romper el hielo con una pregunta trivial como: "¿Cómo has pasado el fin de semana? o ¿Qué hay de nuevo?".

Pero generalmente las respuestas son vagas y con poco detalle.

Por eso te recomiendo mejor preguntar: ¿Qué ha sido lo mejor de tu fin de semana? o ¿Esperas hacer algo especial esta semana?

De esta forma tu compañero podrá contarte una historia que te permitirá saber más cosas sobre él y sobre lo que le motiva.

Estos consejos se pueden aplicar también cuando es a ti a quien preguntan a qué te dedicas (entre otras cosas): no digas sólo que eres estudiante o Erasmus, puedes animar la conversación añadiendo detalles sobre algo que hayas hecho relacionado con tu actividad o tu estancia.

De la misma manera si te preguntan qué haces para divertirte o descansar, cuenta alguna experiencia reciente que hayas tenido disfrutando de tus aficiones, ya se trate de haber hecho un concierto de piano o 'jogging' en el parque.

Plantear preguntas sobre su vida y sus experiencias

Otra forma eficaz de abordar temas personales, sin ser demasiado indiscreto, consiste en preguntar al otro sobre sus experiencias. Es mejor abordar las experiencias positivas porque, según la sicología, el otro asociará esta experiencia positiva contigo, y te dejará en muy buen lugar.

Para que esto sea más concreto, he aquí algunos ejemplos:

- ¿Cómo te sientes por haber crecido en otro país y haberte mudado aquí?

- ¿Cómo ha sido tu viaje a Asia del Este, como voluntario?

- ¿Cómo has sabido que querías convertirte en profesor de inglés en Japón?

- ¿Cuál es el obstáculo más difícil que has tenido que remontar?

Intenta establecer una relación verdadera

No es necesario forzar la conversación nunca. Intenta hablar sobre algo que apasione al otro y que también te interese a ti. De esta manera, la relación es de verdad y tu compañero estará más dispuesto a hablar en profundidad sobre el tema.

Otro elemento sicológico a tener en cuenta es no suponer al otro aburrido o nada interesado en la conversación. Porque, así, esto va a afectar inconscientemente la discusión y la va a arruinar.

Y, por otra parte, imagina que la otra persona también está interesada en mantener conversaciones profundas y que tiene muchas cosas que enseñarte.

Descubre sus metas y sus sueños

Preguntar a alguien por sus objetivos es una manera de aprender como quiere progresar. Saber los objetivos y los sueños de una persona puede animarla a abrirse a ti y hablar sobre cosas que le tocan al corazón, lo que garantiza una discusión animada e interesante.

Pueden ser objetivos de diferentes dominios (la preocupación por la carrera, la forma física, el modo de vida, los pasatiempos, etc... )

He aquí algunos ejemplos concretos:

- ¿Qué te gustaría ser en la vida?

- ¿Qué metas te gustaría alcanzar durante los próximos 5 años?

Interésate por su familia

La familia conforma a la gente de manera significativa, y la influye durante toda su vida. Aprender a conocer a la familia de alguien puede aportar muchas cosas. Puedes empezar por preguntas básicas para continuar con aspectos más significativos.

Por ejemplo, pregunta: "¿Cuántos hermanos y hermanas tienes?", además "¿Te llevas bien con tu familia?", o "¿Qué tipo de relación tenéis?"

Pero debes considerar que no a todo el mundo le gusta hablar de su familia. Si la persona parece que se siente a disgusto o cambia de tema, sé respetuoso.

Haz preguntas sobre su carrera mejor que sobre su trabajo

Plantear preguntas sobre la carrera de alguien es preferible desde un punto de vista profesional y puede ser una buena manera de abordar a alguien. Para alguien que se siente atrapado en su trabajo, hablar sobre sus estudios y sobre sus expectativas puede ser un paso hacia adelante para animarle y que se de cuenta de que tiene otras opciones.

Por ejemplo, si quieres tener una conversación con un compañero, pregúntale qué es lo que le ha traído aquí o qué es lo que más le gusta. También puedes preguntarle dónde le gustaría llegar o cuál es su objetivo de carrera.

Por el contrario si a tu interlocutor no le gusta demasiado su trabajo, te recomiendo evitar este tema. Puedes intentar hacerle preguntas sobre sus pasatiempos. A menudo, puedes aprender más sobre una persona preguntándole por sus aficiones que por su trabajo.

Por lo tanto, aunque trabajéis en lo mismo, intenta llevar a tu compañero a un nivel más personal, alejándote de temas profesionales.

Acuérdate de tus anteriores conversaciones

Una forma de mostrar respeto hacia la persona es acordarte de las conversaciones anteriores, y de las cosas que son importantes para ella.

Si sabes, por ejemplo, que acaba de volver de su viaje Erasmus, o está a punto de hacer una vuelta alrededor del mundo, o acaba de mudarse a América, pregúntale sobre ese tema. Esto demostrará que le escuchas y que te interesas por su vida.

Esto puede también ayudarte a comprenderla mejor y abrir la puerta a más conversaciones.

He aquí un ejemplo concreto:

¿Qué tal te ha salido el examen? Yo sé que has trabajado mucho.

Otra ventaja de recuperar temas antiguos, es arrancar un sentimiento de nostalgia.

Reconocer antiguos eventos, recordarlos, es un medio seguro de inspirar sentimientos de aprecio. Según un estudio de sicología de 'Clay Routledge', se reveló que el hecho de comentar momentos compartidos entre dos personas aumenta el sentimiento de conexión social y os vuelve más respetuosos el uno del otro.

Para profundizar en la nostalgia, te recomiendo hablar sobre tus experiencias al crecer, de la infancia y de la adolescencia. Esto permite crear un vínculo íntimo con la otra persona. Expresando todo lo que has sentido durante tu juventud o lo que te ha hecho mal cuando eras niño, le dais al otro una idea real de lo que te ha formado como persona adulta.

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Haz preguntas abiertas

Una conversación no consiste en hablar a alguien: es la propia conversación la que debe afectar a la persona. Aprenderás más sobre los puntos de vista y las experiencias del otro, haciendo preguntas abiertas e interesantes. Si la persona te está contando algo, encadénalo con una pregunta que lo anime a continuar hablando.

La idea es mantener las preguntas abiertas para que el otro pueda continuar como mejor lo desee. Una conversación profunda es difícil de desarrollar a partir de preguntas cuya respuesta es sólo "sí" o "no", porque entramos en un punto muerto.

Esto también permite obtener más información, dando al otro la oportunidad de explorar y compartir sus pensamientos y sus opiniones.

Por ejemplo, en vez de preguntar a otro estudiante Erasmus: ¿Te gusta vivir en Italia?, puedes preguntar: ¿Cómo te sientes en tu nueva ciudad?

O, incluso, preguntas de este estilo:

-¿Qué te ha parecido esto?

-¿Qué te gustaría hacer?

-¿Qué estás pensando?

Haz un seguimiento con preguntas más profundas

En vez de rozar la superficie de varios temas diferentes, no dudes en pedir más información sobre la respuesta precedente, y ayudar al otro a abrirse.

Dicho sencillamente, si planteas una cuestión general, continuala con preguntas más específicas. Tus preguntas deben comprometer a la persona y ayudar a crear profundidad en la conversación.

Por ejemplo, si alguien habla de un recuerdo de viaje, puedes preguntarle enseguida: ¿Cómo ha cambiado tu vida este viaje? o ¿Qué es lo que has ganado con esta experiencia?

¡Ten cuidado, sin embargo, de no encabalgar pregunta tras pregunta, no se trata de que la discusión se convierta en un interrogatorio o que dé la impresión de un interrogatorio policial!

Plantea buenas preguntas que demuestren que estás comprometido

Una de las mejores maneras de mostrar tu compromiso es demostrar una curiosidad natural por lo que la otra persona te dice.

Asegurate de hacer como mínimo una pregunta antes de pasar al tema siguiente. Recoger detalles aumenta las posibilidades de que puedas conectar con el otro. Esta fase permite igualmente encontrar la manera de echar una mano, de ayudar al prójimo (pero de esto volveré a hablar más tarde).

De la misma manera, modera el tiempo que empleas en hablar de tí mismo.

La gente pasa aproximadamente el 60 % de su tiempo, en una conversación, en hablar de sí mismos, lo que provoca que el cerebro libere dopamina y nos sentimos bien. Pero una conversación profunda necesita ida y vuelta, intercambios equilibrados entre dos personas. Por lo tanto, ten en cuenta el tiempo de intercambio y el equilibrio.

Encontrar intereses y experiencias comunes

Una manera sencilla y fácil de comunicarse con alguien consiste en encontrar intereses, pasatiempos, y experiencias comunes con la persona con la que hablas. A lo mejor habéis crecido el uno cerca del otro, frecuentado la misma universidad o visto las mismas emisiones de televisión. Pregúntale cuál es su recorrido y, ¡si el tuyo es similar, comparalo!

Porque no es casualidad que los sitios de encuentros unen a las personas en función de lo que tienen en común: varios estudios dicen que los intereses comunes mantienen las relaciones sólidas.

Cuando dos personas tienen intereses comunes, esto crea menos división y menos diferencias entre ellos.

Por ejemplo, si tu amigo está triste porque su experiencia Erasmus termina y tú has tenido una experiencia similar, ambos podéis daros cuenta hasta qué punto es difícil volver a la rutina y volver a tu país. Contar relaciones difíciles, a menudo, aporta sentido y confort.

Incluso si no has vivido experiencias similares, puedes demostrar que comprendes y escuchas.

Por ejemplo, puedes intentar decir algo como: Yo no comprendo absolutamente nada del chino, pero me siento fascinada por la gente que lo comprende, ¡te ha debido exigir tanto trabajo!

Cuando buscas puntos comunes, no esperes que te vengan al espíritu, inmediatamente, temas profundos. Si realmente no estás inspirado, un truco consiste en hablar de sicología o de cualquier otro tema que concierne a nuestros comportamientos, nuestras maneras de actuar. Porque en este dominio, todos estamos juntos: interactuamos con otros seres humanos, estamos al lado de otros comportamientos...

Otra fuente excelente de ideas interesantes sobre el mundo y sobre nosotros mismos son las conferencias 'TED'. Son conferencias en que el lema "Ideas Worth Sharing" [nota del traductor: del inglés, Compartiendo el Valor de las Ideas] explica bien el concepto. Puedes encontrar fácilmente los vídeos en 'YouTube' o en su propia página web. Te garantizo que encontrarás el que te inspira en la temática que te inspira. Y la ventaja es que te proporciona temas fáciles, muy interesantes y profundos para compartir en una discusión.

Descubre las preferencias de los demás

Sabiendo lo que le gusta o deja de gustar a nuestro prójimo, esto nos permite comprender mejor cómo debe ser una buena compañía para ellos. Esto puede parecer evidente, pero la mayoría de nosotros descuidamos preguntar a los demás sobre sus gustos.

Por ejemplo, preguntarles qué actividades les gustan más, o qué es lo que más aprecian en sus relaciones con los demás... Comprender su punto de vista sólo puede ayudarnos a convertirnos en mejores interlocutores y mejorar nuestros intercambios.

De la misma manera, aprender a reconfortar al otro cuando vienen tiempos difíciles, es un activo muy importante.

Preguntando "¿Cómo podría ayudarte cuando te sientes mal?" o "¿Cómo quieres que actúe cuando estás mal/ cuando sufres?" garantiza crear un vínculo de intimidad y una relación reforzada y benevolente.

Presta también atención al lenguaje corporal del otro y a su significado potencial. Los estudios dicen que el 55 % del significado de la conversación proviene de nuestra expresión facial, el 38 % de nuestro tono y sólo el 7 % de las palabras que utilizamos.

Intenta prestar atención a los movimientos de la boca y al tono de la voz de una persona cuando está desarrollando un tema, e intenta descubrir sus preferencias.

Mantente dispuesto a ser vulnerable

Una conversación profunda es difícil de mantener y de construir si las personas implicadas no quieren ser vulnerables. Ser vulnerable significa hacer saber a una persona que no siempre puedes ser justo, fuerte o perfecto. Comparte tus imperfecciones de una manera que no invite a la piedad, pero que demuestre que eres consciente de las dificultades.

Otra forma de ser vulnerable, consiste en compartir una experiencia, un recuerdo personal, y comprometer a la otra persona. Mantente listo para abrirte, sobre todo si te sientes solo frente a algo.

Pero toma algunas precauciones: si alguien demuestra su vulnerabilidad contigo, asegurate de no juzgarlo o criticarlo por su experiencia. Intenta decir algo como: "Has hecho gala de gran fuerza de voluntad al superar este obstáculo".

Dicho de otra manera, para crear una relación única, tienes que estar dispuesto a revelar algo sobre ti mismo y discutir sobre lo que has sentido y aprendido. No es necesario revelar grandes secretos ni nada parecido, sólo algo personal.

De hecho, según mis lecturas, el hecho de revelar algo sobre ti, hace que los demás se sientan inclinados a hacer lo mismo.

Dar y pedir consejos

Reconozco que esta técnica puede exigir buenas dosis de valor para algunos, pero es muy eficaz.

Los estudios sugieren que pedir consejos puede, también, ayudarte a parecer más competente y conseguir que la otra persona se vuelva tu aliado.

En efecto, dar consejos se convierte en una de las formas de compromiso más poderosas entre dos personas. Desde el momento en que aconsejas a un ser querido sobre un desafío en que está inmerso, esto significa que estás preparado para ser honesto con él y que te preocupas por él.

Estas dos señales combinadas comunican un nivel de confianza extremadamente elevado, lo que crea un nivel de proximidad más profundo. Porque la confianza entre dos personas, al final tiene resultados.

Por otra parte, pedir consejo reenvía al punto precedente: favorece que exprese su vulnerabilidad y favorece también la intimidad.

¡Pero ten cuidado de no abusar dando consejos no solicitados! Es necesario tener a la persona delante y comprobar cómo reacciona.

Dar consejos que la otra persona no ha pedido, puede desatar una actitud defensiva (según la necesidad humana de maximizar nuestra libertad personal y nuestra toma de decisiones).

Si tienes dudas sobre la manera en que el otro va a reaccionar a tu consejo, lo mejor es plantear preguntas previas y expresar empatía por su situación, por ejemplo: "Parece una situación difícil, ¿has pensado en lo que vas a hacer?

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Demuestra que te preocupas del otro

Una conversación profunda no tiene necesariamente que ser una conversación larga o extensa en detalles. Demuestra que te preocupas del otro, que lo apoyas y que estás dispuesto a ayudarlo.

los pequeños gestos pueden significar mucho, entonces celebra los éxitos de la persona y muestrala que estás aquí para ella, en particular cuando atraviesa un periodo difícil.

Por ejemplo, comparte tu entusiasmo cuando te enteras de que ha obtenido una beca, ha aprobado sus exámenes, ha sido aceptada en un viaje Erasmus... Ofrécele tu apoyo y tu ayuda de una manera significativa, ya sea mediante un mensaje de texto, de un e-mail o de una conversación en persona.

Plantéate cómo puedes añadir valor a la discusión

Es importante cuestionarse sobre la manera en que se puede aportar valor a alguien a través de una discusión. Puede consistir en una información, reflexiones, consejos... En resumen, cosas útiles que la persona no sabe pero que le serán de utilidad. Te sorprenderás de la cantidad de ocasiones que se presentan para conectar con alguien cuando sabes de verdad sus prioridades.

Por otra parte, un estudio ha demostrado que las personas más felices evitan las pequeñas conversaciones superficiales y mantienen dos veces más conversaciones profundas que las personas menos felices.

Lo que hay que recordar, es valorar el tiempo de los demás, utilizándolo sabiamente: valorar el tiempo que se ha pasado conversando pasando por alto las pequeñas conversaciones para ir al descubrimiento de la manera en que tú y tu compañero podéis ayudaros mútuamente.

Haz lo que te pueda ayudar

Sencillamente, echar una mano te diferenciará de la multitud a los ojos de la otra persona. Es indiferente lo que tenga una conversación, si puede ayudar a otra persona, y la mayoría de las personas no mantienen sus promesas.

La gente apreciará más la relación si mantienes de verdad lo que has sugerido: un contacto, algo útil, una información específica o un hecho.

¿Te acuerdas cuando dije, bien claro, que la dopamina se libera cuando hablamos de nosotros mismos y de nuestras experiencias? Pues bien, cuando se comparte algo con los demás (ya sea un secreto profundo, un sueño o una aspiración), nuestros centros de placer también se iluminan y se libera otra hormona llamada oxitocina. ¿Otro nombre para la oxitocina? La hormona del amor, porque juega un papel muy importante en la creación de vínculos entre dos personas.

Siguiendo mis búsquedas personales, los estudios demuestran que la liberación de oxitocina nos vuelve más simpáticos, solidarios y abiertos a nuestros sentimientos. La liberación de oxitocina ayudaría a gestionar los conflictos más eficazmente y disminuiría la hormona del estrés social.

Escucha en vez de planificar tu respuesta

Un estudio sugiere que concentrarse en las palabras de tu interlocutor activa las neuronas de tu cerebro y ayuda a retener las informaciones (en vez de planificar y entrar en pánico con tu próxima respuesta).

Intenta, por lo tanto, ignorar los pensamientos que te llegan y escuchar plenamente lo que se dice. Si es necesario (y realmente lo recomiendo), tómate un segundo para examinar tu respuesta antes de que sea tu turno para comenzar a hablar.

En la antigua China se creía que todo el mundo tenía el "espíritu de un mono" que salta de un pensamiento a otro: ¿qué pensará él/ella de mí?, ¿habré causado buena impresión?, debo llegar a la estación de tren dentro de dos horas, etc... [Nota del traductor: idea budista que ejemplifica el estado alterado de una persona. ]

Este ruido mental constante desvía no sólo tu atención del otro y de vuestra conversación, sino también de tus propias perspectivas, prioridades y objetivos.

Si escuchas tu "espíritu de mono", sólo entenderás un pequeño porcentaje de lo que dice la otra persona. Por lo tanto comprenderás todo mal y te acordarás mal de lo que se ha dicho.

Así que no te entusiasmes mucho con tu próximo pensamiento. Las personas pueden saber cuándo no estás escuchando realmente porque no puedes esperar hasta compartir tu próximo pensamiento. Antes de que hayan terminado, ya estás deseando hablarles de una experiencia increíble que acabas de vivir, o de interactuar inmediatamente.

Intenta escuchar antes de hablar. Si tu historia es verdaderamente interesante, lo seguirá siendo dentro de cinco minutos. Incluso si has olvidado lo que querías decir, terminarás por recordarlo cuando el contexto lo traiga a colación.

Se trata por lo tanto de practicar la escucha activa. En lugar de meditar sobre la manera en que debes interactuar, tómate el tiempo de escuchar y de intentar comprender las palabras mientras que tu semejante habla.

Presta atención a lo que dicen, a los sentimientos que expresan y a lo que comunican a través de su lenguaje corporal. Si no has comprendido algo de lo que se ha dicho o si quieres responder directamente a algo, pregunta si lo has entendido mal, para que te lo repitan (puedes ver el punto siguiente para los ejemplos).

A veces, ser un auditor activo puede igualmente obligarnos a guardar silencio. Demostrar que te sientes cómodo con el silencio, aunque sea un 'silencio incómodo', puede dar tiempo a la otra persona para reformular en su cabeza y encontrar las palabras adecuadas, sin sentirse brusco.

Reconocer lo que acabas de escuchar

Cuando la otra persona ha terminado de hablar vuelve a describir y repite lo que acaba de decir. Esto confirma que escuchas verdaderamente a la otra persona, antes que a ti mismo ("espíritu mono").

Esto también te impide proseguir la conversación con un malentendido. Da al otro la oportunidad de corregirte o de elaborar más sus pensamientos para asegurarse de que lo comprendas.

Valorando sus experiencias, las personas se sienten escuchadas y comprendidas: esto prueba que le escuchas. Cuando das valor a una persona, le demuestras que lo aceptas y que lo que dice es importante.

La valoración puede ser tan sencilla como decir:"¡Esto parece tan difícil!" o "¡No es extraño que sea duro y estresante!" La valoración crea la conexión y la seguridad, que son importantes en una conversación profunda.

No olvides que si abordas cada conversación como una oportunidad para convertir a los demás a tus valores y creencias, tendrás problemas para conseguir que se queden. Después de todo, nadie quiere ser proselitista.

Como ejemplos concretos, puedes parafrasear las ideas del otro utilizando declaraciones como "Entonces lo que quieres decir es... ", ou "Es interesante que te sientas así porque... " ou "Es realmente un punto de vista para reflexionar... "

Muestra un lenguaje corporal abierto

Tu cuerpo puede comunicar al otro que le escuchas y que estás comprometido. Mueve la cabeza de vez en cuando, sonríe y utiliza expresiones faciales para mostrar tu atención. Examina tu postura y asegurate de que sea abierta y que haga que el otro se sienta a gusto.

Lo que quiero decir con esto, es que está desaconsejado cruzarse de brazos y piernas y hacer frente a tu semejante, mientras está hablando en una postura distendida y con un contacto visual benevolente.

Pero sobre todo, evita forzar un lenguaje corporal exageradamente abierto, porque uno se da cuenta fácilmente de que es un "fake" y hace el efecto inverso.

Aborda la conversación abiertamente

Este punto tiene que ver con las conversaciones en las que no tienes necesariamente el mismo punto de vista que el otro. Mi consejo es no evitar los temas o las opiniones diferentes, porque esto es lo que hace que las discusiones sean más ricas e interesantes.

Si no estás de acuerdo con algo, escucha a la otra persona y considera su punto de vista. En vez de pretender ganar la conversación o tener razón, fija tu objetivo en comprender mejor a otra persona y entender una perspectiva diferente.

Por ejemplo, si estás habituada a discutir con tu mejor amigo/a de política, intenta hacer la conversación más profunda escuchándoos mutuamente con atención y estando dispuesta a tener en cuenta su punto de vista.

Reconoce e integra a todo el mundo a la conversación

Si tienes una discusión con varias personas o si alguien está cerca, asegurate de incluir a "los extranjeros" en la conversación.

Demasiado a menudo las personas están tan concentradas con hablar con una sola persona que olvidan incluir a alguien que podría marcar la diferencia y aportar muchos elementos enriquecedores a la conversación.

Copia a los buenos conferenciantes

Uno de mis consejos preferidos, es observar a los actores en escena, escuchar a los animadores de 'talk-show', y otras personas normales que encuentres carismáticas.

Intenta recordar los tipos de preguntas que ellos hacen, la manera en que responden a los demás, incluso la manera en que utilizan el silencio y su lenguaje corporal.

Es probable que hayan aprendido de la misma forma: observando, tomando notas, y (lo más importante) poniéndolo en práctica.

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Ser honesto

Después de todo no hay nada malo en decir, sencillamente: "¿Sabes, yo no pierdo el tiempo con disertaciones sobre la lluvia y el buen tiempo, por qué no hablamos de algo más profundo?

Puede que tu interlocutor se sorprenda al principio, pero después se sentirá aliviado al reconocer que tú tienes derecho y que no merece la pena hablar de banalidades.

Yo te recomiendo tener siempre preparadas algunas cuestiones "profundas" que favorezcan la intimidad, especialmente: "¿De qué tienes miedo hoy?" y "¿Estás satisfecho/a con tu estilo de vida actual?"

Confiesa algunos de tus fracasos pasados

En general, si hablas de tus logros, hay muchas posibilidades de que te respondan simplemente meneando la cabeza y diciendo: "¡Felicidades, es genial!", lo que no proporciona muchos elementos de conversación.

Sin embargo, desde que cuentas algún accidente o fracaso, es más posible que el otro reaccione y que comience, a su vez, a hablar sobre sus propias desventuras. Además permite intercambiar lecciones de vida, y ayudar a los otros a no cometer los mismos errores que tú.

Por ejemplo, puedes narrar la vez en que derramaste accidentalmente la comida encima de otras persona en un restaurante, o quemaste accidentalmente la pizza hecha en casa que querías llevar a una fiesta, o incluso cuando se te cayó, por accidente, el teléfono en un contenedor público y tuviste que meterte dentro para recuperarlo...

¡Estos sólo son ejemplos de andar por casa para que comprendas este punto! Te corresponde a tí adaptarlos y seleccionar (preferentemente) aquellos que harán reir a los demás.

No realices múltiples tareas mientras estás hablando con alguien

Una pequeña anotación, pero que a mí me parece muy importante, es cuando una persona habla y la otra está colgada al teléfono.

Un estudio ha revelado que es difícil para el cerebro concentrarse a la vez en los sonidos y en las imágenes. Abandona tu teléfono/tablet/tele/libro (y cualquier otra actividad) para centrar toda tu atención en la conversación, déjalo para reanudarlo después.

Ten paciencia para desarrollar la conversación

Un estudio explica que la comunicación en línea crea la falsa sensación de una apasionada y comprometida conversación, sólo con algunas líneas de diálogo.

¡Pero, si estás cara a cara, no te sientas mal si no se produce inmediatamente una conversación profunda! Continúa desarrollando tus competencias en comunicación y escucha activamente para establecer un vínculo con la otra persona.

Muéstrate agradecido hacia el otro

Numerosos estudios de psicología han demostrado que la gratitud es buena para nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestras relaciones.

Bien sea manifestando tu reconocimiento o tu apreciación por las buenas acciones de los demás, la gratitud intensifica nuestras relaciones.

En efecto, la gratitud tiene muchas consecuencias: establece la confianza y la intimidad, otorga mayor satisfacción en nuestras relaciones y os anima, a ti y a la persona con quien discutes, a ir más lejos con vuestra relación (ya se encuentre todavía en una fase de conocimiento, amistad o amor).

Cuando haces algo que obtiene el reconocimiento de tu compañero, esto crea una gran reciprocidad e inspira al otro a corresponderte.

Con esta reacción en cadena, cada uno de vosotros volveréis a sentir más gratitud el uno por el otro, lo que volverá vuestra relación más fuerte. ¡Qué mágico es esto!

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Conclusión

Entonces, en vez de realizar las preguntas clásicas:

  • ¿Qué hay de nuevo?
  • ¿A qué te dedicas?
  • ¿Cómo vas en el colegio?
  • ¿Cómo te va el trabajo?
  • ¿Qué tal está tu hermana?
  • ¿Has podido ponerte al día con los deberes de ayer?

Prueba mejor con preguntas de este tipo:

  • ¿Qué es lo que te hace sentir más vivo?
  • Si pudieras estudiar otra materia, ¿cuál sería?
  • ¿Cuál era tu libro preferido cuando eras pequeño?
  • ¿Te gusta tu nombre? ¿Has querido cambiarlo alguna vez?
  • ¿Tienes un mentor o alguien que te inspira?
  • ¿Por qué eres el más reconocido actualmente?
  • Si no dependiera del dinero, ¿cómo te gustaría vivir tu vida?
  • ¿Hay algo que te gustaría superar?
  • ¿En qué consiste un día ideal para ti?
  • ¿Cómo te describirías en una palabra?
  • Cuéntame la vez que te has sentido más orgulloso de ti mismo?
  • ¿Qué le falta a tu vida?
  • ¿Cuáles son tus sueños actuales?
  • ¿Qué es lo que te parece más emocionante en la vida en este momento?
  • ¿Has cambiado mucho en los últimos años?
  • ¿Cuáles son los mejores y los peores momentos de tu adolescencia?
  • ¿Qué harías con tu dinero si fueses la persona más rica del mundo?
  • ¿qué te gustaría conseguir en tu vida dentro de tres años?

Podría continuar más tiempo porque combinando todos los consejos citados arriba, puedes generar una infinidad de preguntas que desencadenarán conversaciones profundas, enriquecedoras e interesantes, y que, sobre todo, reforzarán el vínculo que tienes con la otra persona.

Otro buen ejercicio consiste en hacerte preguntas a ti mismo, ¡estoy segura que aprenderás mucho!

Incluso si estas preguntas pueden parecer raras en una conversación banal (porque, seamos sinceros, no todos los días nos hacen este tipo de preguntas), ¡ármate de valor y atrévete!

Es verdad que vuestro interlocutor seguramente se sentirá sorprendido, pero si tú has sentido que se ha abierto a ti de verdad, te garantizo el resultado.

Ahora ya sabes lo que tienes que hacer para aprovechar al máximo los nuevos conocimientos y las nuevas amistades que harás durante tu estancia Erasmus: ¡practicar!

Si tienes alguna pregunta o quieres conocer las fuentes de algún estudio que he mencionado, ¡no dudes en enviarme un mensaje! El artículo era ya de por sí demasiado largo y yo no quería extenderlo más.

¡Ánimo, y gracias por haberlo leído hasta el final! Me alegra sinceramente saber que el tiempo que he empleado en mis búsquedas y en mi redacción pueda servir a alguien.

¡Buena jornada y hasta pronto!


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