10 cosas más que aprendí en mi año en el extranjero

¡Hola y bienvenidos a la segunda parte de «10 cosas que aprendí durante mi año en el extranjero»! Si todavía no habéis leído la primera parte, pinchad en este enlace para hacerlo. ¿Os habéis puesto ya al día? Pues, ¡continuad leyendo para descubrir otras valiosas enseñanzas que he aprendido durante esta etapa de mi vida!

Las personas con autoridad no siempre llevan la razón

Antes de irme un año al extranjero, nunca había tenido un trabajo. A ver, si que había trabajado de niñera de vez en cuando, y había hecho algunos turnos en un bar, pero la primera vez que tuve un contrato a tiempo completo de verdad, fue en octubre de 2018. Al desconocer totalmente como funcionaba el mundo laboral, tardé en darme cuenta de algunas cosas. Una de las más importantes fue que, aunque mi puesto estuviera oficialmente en lo más bajo de la jerarquía de la empresa, no tenía que sentirme inferior constantemente.

Solo porque alguien tenga un puesto superior al tuyo en una empresa, no significa que vayan a llevar siempre la razón, y está bien que te defiendas si no te están respetando o no te tratan bien. Todo el mundo se equivoca, no hace falta ensañarse, pero siempre va a haber gente que intente aprovecharse de tu inexperiencia e intente explotarte. Si dejas que te pasen la pata por encima, es muy probable que la situación vaya a peor, así que es muy importante que actúes si sientes que hay algo que no va bien. (No todos los jefes son así, ¡solo que yo he tenido mala suerte con un par de los míos!)

No pasa nada si faltas algún día por estar malo

Por culpa de los conceptos erróneos que tenía sobre la vida laboral, tenía asumido que no podía cogerme días por enfermedad. Incluso en los días que me encontraba fatal, era totalmente necesario que fuera a la oficina. Por que claro, seguro que pensarían que estaba mintiendo o peor, me despedirían. Error, error, error. Las personas somo humanas e incluso los jefes más estrictos saben que lo que nos puede afectar estar malos. Si lo necesitas, tómate un día libre y no te sientas culpable.

Está bien decir «no» de vez en cuando

Me gusta agradar a los demás, por eso me suele costar mucho decir que «no», o bueno, me costaba. Algunas veces no rechazaba invitaciones porque me sentía culpable; otras, me daba miedo pensar que me iba a perder algo importante si no iba. Aunque, otras veces, he tenido rechazar algunas invitaciones; o porque no tenía tiempo, o por que no me sentía muy bien; y os puedo asegurar que la vida sigue. No pasa si dices «no» de vez en cuando, incluso cuando no tienes una excusa válida, solo asegurate de siempre dar las gracias por la invitación.

Algunas veces solo necesitas tirarte en la cama y no hacer nada

Cuando me paso todo el día en la cama, siempre me siento mal después, pero creo que algunas veces eso es justo lo que necesitamos, tirarnos en algún sitio cómodo y no hacer nada. Todo el mundo, ya sea por cansancio físico o mental, necesita parar de vez en cuando y dedicar tiempo a descansar y recargar las pilas. No tienes que darle explicaciones a nadie. Si alguien te acusa de ser un perezoso, no le hagas caso, no necesitas esa negatividad en tu vida.

Encontrarás el amor cuando menos te lo esperes

Antes de irme un año al extranjero, estaba un poco harta de citas y relaciones, la verdad. Después de unas cuantas malas experiencias, estaba preparada para empezar mi vida de soltera y despedirme del romanticismo de una vez por todas. Y por supuesto, fue en ese momento, cuando ya no estaba buscando nada, cuando el amor llamó a mi puerta. El chico en cuestión ya no es mi novio, pero pasamos unos meses muy felices juntos y los dos aprendimos mucho de la relación.

Tengo tres palabras que decirles a todos aquellos que quieren encontrar a su alma gemela desesperadamente: ¡parad de buscarla! Las mejores relaciones son las que llegan de repente, así que lánzate, pero no fuerces nada. Cuanto más tiempo pases soltero, sin conformarte con menos de lo que mereces, más probable es que encuentres a la persona correcta para ti.

Hay muchos babosos por todos lados

Uno de mis mayores defectos es que confío mucho en la gente. No me gusta juzgar a un libro por su portada, así que, incluso cuando no recibo buenas vibraciones de una persona, suelo hablar con ellos, hasta que empiezan a decir cosas inapropiadas. Estoy me pasaba mucho cuando, al principio de mi año en el extranjero, trabajaba en un albergue (puedes leer más sobre este tema aquí), y a muchos de mis compañeros les hacía muchísima gracia verme pasar de una horrorosa conversación a la siguiente.

Si alguien está siendo muy directo o hace que te sientas incómodo, no tienes porque aguantar su comportamiento. Despediros educadamente y seguid con vuestras vidas: ¡puede que sin saberlo os estéis librando de algún peligro!

Es muy importante no olvidar a tu familia y amigos

Puede ser muy fácil que tu nueva vida te absorba, pero recuerda siempre dedicarles un poco de tiempo a tus seres queridos. Organiza sesiones de Skype para hablar cara a cara con ellos, o por lo menos, mándales mensajes o correos de vez en cuando contándoles como te va. A tus amigos y familia les gustará mucho saber que te acuerdas de ellos e incluso, ¡puede que organicen un viaje para visitarte donde quiera que estés!

Viajar te abre la mente

Vivir en un pequeño pueblo durante tres meses de mi año en el extranjero, hizo que me diera cuenta de que el mundo de algunas personas es mucho más pequeño que el mío. ¿Por qué? Porque, al contrario que yo, no han viajado ni abierto su mente. No pretendo juzgar las decisiones de nadie, es más, hay muchas razones por las que alguien decide no salir de su propio país, pero sí que me dí cuenta de que todos aquellos que conocí y nunca se habían aventurado en aguas desconocidas, solían ser estrechos de miras.

Yo estuve en Rovato,, un lugar lleno de racismo, homofobia, y todos los prejuicios imaginables. Siempre he pensado que si sus habitantes vieran un poco más del mundo, su forma de pensar hubiera cambiado considerablemente.

Vivir en un país nuevo también me enseñó mucho sobre mi propio país. Cuando volví a casa por Navidad, me sentía como una extraña, veía Inglaterra con una nueva perspectiva, y me parecía tan diferente.

Nunca se hacen suficientes fotos

Es verdad que puede ser un poco raro hacer una foto cada treinta segundos, y sé que deberías estar viendo las cosas con tus propios ojos, no a través de una pantalla, pero cada vez que pienso en un viaje, siempre pienso que debería haber hecho más fotos. Desde que empecé con el blog, tengo más práctica, más que nada, porque siempre intento que mis entradas sean atractivas visualmente. Aun así, incluso alguna vez hace poco, me he quedado con las ganas de capturar algún momento con la cámara. Los recuerdos se desvanecen, las fotos son para siempre, así que, ¡sal a la calle y haz todas las que puedas!

Eres capaz de hacer mucho más de lo que te imaginas

Y una sensiblera para terminar: mi año en el extranjero me enseñó que soy capaz de mucho más de lo que pienso. Antes de irme, solo pensaba que quería volver de una pieza, pero, al final, he sobrepasado mis expectativas. No solo sobreviví, ¡crecí como persona! Afronté todas las responsabilidades de adulto que iban surgiendo (¡sin tener que llamar a mis padres cada dos por tres!), mejoré mi italiano y mi francés y formé círculos sociales en cada uno de los sitios donde viví. Además, me recuperé sola de una conmoción, superé todos y cada unos de mis momentos de bajón y conseguí sobrevivir durante una semana solo con veinte euros.

Durante tu año en el extranjero tendrás todo tipo de subidas y bajadas, pero con un poco de organización y mucha resiliencia, superarás cualquier cosa. Cree en ti mismo: al final, no siempre vas a poder contar con otra persona.

Cambio y corto

Así que aquí están: diez cosas más que aprendí durante mi año en el extranjero. Estos últimos doce años han cambiado mi vida de muchas maneras, y forman un periodo de mi vida que recuerdo con mucho cariño. Si cualquiera de los que estáis leyendo esto tenéis la oportunidad, os prometo que merece la pena probarla. No solo ganarás muchísimos conocimientos durante ese tiempo, si no que, además, crearás un muchos recuerdos maravillosos con gente fantástica. Así que, ¿a qué esperas? Sal y ve mundo. Solo hace falta vivir un mes en otro país para empezar a ver las cosas con una nueva perspectiva.

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