Cómo mover el culo y convertirte en una persona viajera, exitosa y espontánea

Déjame aclarar un concepto antes de que compres tus billetes de avión: actuar con espontaneidad requiere correr riesgos, un mínimo de planificación y flexibilidad para cuando las cosas no salgan según lo planeado. Pero, por encima de todo, tener una actitud espontánea no significa tomar decisiones a la ligera y sin pensar. Así que no te confundas y utiliza la cabeza.

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Probablemente, la decisión más espontánea que he tomado en mi vida fue la de mudarme a Madrid. Todo el mundo me decía que estaba loca, incluso cuando me compré el billete de ida sin siquiera tener un trabajo asegurado o un visado de larga duración o un lugar estable donde vivir. Se sorprendieron aún más cuando resultó que mi experiencia de viajar y vivir aquí estaba saliendo bien. Quizá tuve suerte, quizá fue que mi actitud era la correcta o quizá es una mezcla de ambas.

Es más, cuando volví todas mis amigas y amigos empezaron a decirme lo afortunada y valiente que era por haberme ido a otro país y que les encantaría poder hacerlo también. Yo les preguntaba, ¿y por qué no lo haces? Y siempre me llovían excusas del tipo “es que los vuelos son muy caros”, “ es que no puedo dejar mi trabajo”, “es que no tengo tantos amigos internacionales como tú para que me ayuden a irme a otro país” o “es que se me dan fatal los idiomas”.

No puedo controlar la suerte que puedas tener en tu viaje pero sí puedo darte varios consejos que a mí personalmente me salvaron y darte todo mi apoyo y animarte a arriesgarte e ir a por ello.

Ve con un propósito (para no desanimarte)

Es el momento de pensar: ¿por qué quieres viajar a tal sitio? ¿Qué quieres aprender o sacar de esa experiencia? ¿Quieres aprender otro idioma? ¿Quieres huir de una vida aburrida y salir a buscar aventuras? ¿Quieres encontrarte con alguien con quien tienes una relación a distancia? ¿Quieres expandir tus horizontes y educarte en otras culturas y estilos de vida para convertirte en una persona más abierta y tolerante? Cada persona tiene sus propios motivos y solo depende de ti decidir cuál es el tuyo.

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Es muy importante que conozcas cuál es tu propósito para que lo recuerdes en momentos difíciles y necesites motivación para no rendirte. También me ayudó mucho tener un propósito porque me mantenía fuerte cuando otras personas me disuadían o me decían lo tonta que estaba siendo por no tener un plan desde el principio (y ya después de comprarme el billete de ida).

Prepárate para el viaje

• Ten al menos 1000 € ahorrados como colchón por si acaso

Yo te animo a que actúes con espontaneidad pero, por favor, sin llevar dinero en el bolsillo. A no ser que seas profesional en eso de vivir en el extranjero o algo así y sepas exactamente lo que estás haciendo. No creo que sea inteligente el hecho de irse con cero ahorros que te respalden.

Ten en cuenta los gastos de antemano, como hostales, comida, transporte (bus, metro, tren, un billete de vuelta en caso de emergencia) y algo de dinero extra para cubrir gastos inesperados. Debes echar cuentas y calcular cuánto te va a costar vivir, ya sea para un viaje con mochila moviéndote por varios países o para vivir en una ciudad durante un tiempo, debes calcular tus gastos. Si tu idea es encontrar trabajo mientras viajes, prepárate para lo peor y hazte cuentas de no encontrar nada hasta un mes o dos (o incluso más).

• Aprende lo básico del idioma

Ya vas a hacer el ridículo lo suficiente viajando como turista, y, aunque sea por ti, al menos ten la decencia de hacer un esfuerzo de aprender algunas frases y vocabulario básico para salvarte el culo cuando estés en algún apuro. Cuando me fui de viaje a Japón en la secundaria sobreviví con frases como: “hola, encantada de conocerte”, “por favor”, “de nada o “¿dónde está el baño? ”. La última me salvó la vida (y los pantalones) varias veces.

Hay varios recursos en línea y aplicaciones que funcionan muy bien para aprender lo básico y no hace falta dedicarles demasiado tiempo. Así que no valen las excusas tipo “no tengo dinero” o “no tengo tiempo”. En mi caso, yo utilizaba y me encantaba Duolingo.

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Puedes practicar con Duolingo desde el ordenador o con tu Smartphone. Si necesitas profundizar, puedes asistir a clases o comprarte algún programa más sofisticado como el de Rosetta Stone. Sea como sea, haz lo que más te motive y lo que funcione mejor para ti. Pero, por favor, sea lo que sea, hazlo.

• Documéntate sobre la ciudad

Procura conocerte bien el mapa y hacerte una idea de todo lo que hay que ver o hacer y de dónde te gustaría alojarte según tu presupuesto y tus intereses. Asegúrate de saber cuáles son los sitios que probablemente necesites evitar para garantizar tu seguridad. Además de conocer el mapa, aprende también sobre la cultura del país. Hazte una idea de lo que se considera apropiado o inapropiado y de lo que se considera de buena o mala educación en los sitios a los que vayas a viajar. Tener una idea sobre lo que hay y lo que no hay que hacer te ayudará a no encontrarte con situaciones tensas o incómodas. Si conoces gente que esté viviendo ahí o que haya vivido ahí antes ponte en contacto con ellos, pide consejos y, si quieren, puede que hasta te ayuden más de lo que imaginas. Ayuda muchísimo poder contar con una persona nativa en la que puedas confiar para que te guíe en tu experiencia.

No subestimes tus contactos personales

Este fue un punto crucial para mí y el motivo principal por el que mi aventura salió bien. LinkedIn no debería ser tu única fuente de oportunidades. Habla con la gente, pregunta, intenta crear lazos. Esto fue lo que más me ayudó a la hora de conseguir mi visado y un trabajo.

En abril, después de comprarme el billete de avión, empecé a pensar en cómo podría mantenerme económicamente, qué haría mientras estuviera viviendo allí (para no sentirme como una inútil y no desperdiciar mi tiempo) y cuánto tiempo podría quedarme legalmente en caso de no obtener el visado. Estuve buscando trabajo por internet como una loca, especialmente aquellos que me pudieran tramitar el visado. La búsqueda no dio resultados y empecé a preocuparme; pero seguí con mi búsqueda.

Un día, por casualidad estaba hablando con Denise, una amiga de mi madre (aunque también la considero amiga mía) y le comenté que me mudaba a Madrid pero que no tenía ningún plan para cuando llegara allí. Un día o dos después me llamó y parecía muy emocionada. Me contó que un amigo suyo del gimnasio es muy buen amigo de un profesor de biología en una universidad de Madrid.

Como biología era la materia principal de mi carrera en la universidad, ella pensó que podría enviarle un correo presentándome y adjuntando mi currículum y preguntándole si sería posible hacer unas prácticas en su equipo de investigación. La idea me horrorizó porque no me gusta pedir favores y menos a gente que no conozco y esta era una petición muy directa e intimidatoria. No quería pero tenía que hacerlo porque no intentarlo es peor que pedirlo y no conseguirlo.

Le envié un correo al profesor, preguntándole si podría participar en su grupo de investigación de la universidad y que si, en tal caso, podría escribirme una carta oficial de aceptación para que me fuera más fácil obtener un visado de estudiante para poder quedarme todo el año. Me contestó muy rápido y con un mensaje muy simple que decía: "Sí, me encantaría que formaras parte de mi equipo". Me quedé sentada boquiabierta, mirando a mi pantalla del ordenador y pensando ¿en serio? ¿De verdad era así de fácil?

Ni siquiera sabía en qué universidad era hasta que lo miré en la firma de su coreo de contestación: la Complutense. Ajá. Le conté a mi amiga española lo que había pasado y empezó a flipar, me dijo: "¿lo dices en serio? ¡¿En la Complutense?! " Le pregunté que si a caso había algún problema y me contestó: "¿qué dices, vas de coña? Si esta es una de las mejores universidades de Madrid y tú vas y consigues un puesto de prácticas así de repente, ¡qué suerte tienes! " Ah, vale, guay. Pues sí, parece que he tenido mucha suerte. ¿O quizá no? De hecho, se trata de una ciencia, la de los contactos. A veces hay que tener suerte, pero otras veces es así como funcionan las cosas.

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Así que, bueno, el problema con el visado se solucionó gracias al amigo del amigo de la amiga de mi madre. El siguiente punto a resolver sería el tema de hacer dinero estando allí, ya que las prácticas en la universidad no iban a ser remuneradas. Seguí buscando trabajo y un día antes de coger el vuelo hacia allí me llegó un correo preguntándome una hora para entrevistarme al día siguiente para un puesto de enseñanza de inglés a media jornada. A solo unas horas de coger el avión hice mi entrevista de trabajo con ellos y me pidieron volver a entrevistarme en apenas unos días, lo cual ocurrió apenas unos días después de llegar a Europa. Me contrataron. Wow.

Mi experiencia favorita con la "suerte" todavía estaba por llegar. Había estado trabajando durante un par de semanas en esa escuela de inglés pero, como era a media jornada estaba buscando otro trabajo que me permitiera cumplir más horas. Un día, al salir del metro en la parada que queda cerca de mi calle, un chico estaba repartiendo folletos de una academia de inglés y estuve a punto de tirar el folleto pero la dirección en la que estaba la academia me llamó la atención.

Resulta que la academia estaba justo en mi calle, apenas a un minuto de distancia desde mi piso y no tenía ni idea de que existía. Me acerqué a ella para echarle un vistazo y entonces se me presentó una idea en la mente: igual necesitan profes de inglés. Una vocecita en mi cabeza me dijo que fuera para dentro y les preguntara si tenían alguna plaza para profesores de inglés. Y otra voz en mi cabeza me decía que me olvidara y que me fuera para casa, a mi zona de confort. Tras cinco minutos de conflicto mental y de estar plantada y dubitativa en la puerta de la academia, cogí aire, baje las escaleras y abrí la puerta.

La secretaria me preguntó si quería apuntarme a algún curso de inglés y le contesté: “no, de hecho soy nativa de lengua inglesa y, si tenéis plazas, podría enseñar inglés aquí”. Echó un vistazo en el horario de la academia y me dijo que sí, que necesitaban a alguien para las clases del martes y el jueves por la tarde y que podía empezar la semana siguiente. Me quedé ahí asombrada y con la boca abierta como una tonta. Ni siquiera me hizo una entrevista o me pidió el currículum. Lo único que hizo fue seguir hablando conmigo un rato para asegurarse de que hablaba inglés y de que era una persona normal y ya está. ¿Cómo puede ser que me pasara eso a mí? Nunca me había sentido tan afortunada en toda mi vida.

Dar clase en ese centro fue una de mis experiencias favoritas de toda mi experiencia en Madrid porque mis estudiantes eran geniales y no fue difícil enseñar ahí porque la academia aportaba todos los materiales de enseñanza que necesitaba, así que ni siquiera tuve que planificarme los planes de estudio (aunque a veces me gustaba ser algo más creativa y dar la clase a mi manera para hacerla más interesante). Conecté muy bien con los estudiantes, cuyas edades estaban entre los 18 y los 55 años y todavía mantengo el contacto con dos de ellos.

¿Queda claro? ¿Entendéis mi consejo ahora?

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¡Sal de tu zona de confort! Pregunta a los demás sobre oportunidades, ¡no van a venir a tu puerta si no haces nada!

Mi madre siempre me dice: "Si tu ne demandes rien, tu n'auras rien. " Vamos, que si no pides, no consigues.

Mantén bajas tus expectativas y simplemente disfruta de tu experiencia

Básicamente hazte cuentas de que todo va a salir fatal y te sorprenderás muchísimo cuando veas que no. Además, no esperes que tu experiencia Erasmus se repita con esta aventura, porque por ejemplo para mí no fue lo mismo. Fue completamente distinta, lo admito, no tan guay como el Erasmus (sí, estoy algo decepcionada con eso, pero la verdad: las mejores experiencias de la vida son irrepetibles). A pesar de todo, eso era mejor que quedarme en la zona de confort de mi casa, no vivir con independencia y no ver o hacer nada nuevo.

Intenta ser consciente de todo lo que te pasa y de por qué y analiza el lado positivo de lo que te está pasando cuando las cosas no salgan bien.

Cuida tu seguridad y no confíes en nadie

Está guay pensar en que vas viajando por libre, haciendo couchsurfing, autostop y todo eso pero yo de ti tendría mucho cuidado. Solo he tenido una experiencia con Couchsurfing, en el viaje a Alemania, y fue bien porque elegí cuidadosamente a mi anfitrión y fui con otra amiga. Pero, por favor, ¡ten cuidado y analízalo todo bien! Hay mucha gente buena y generosa en el mundo que seguramente quieran ayudarte con todo (admito que hasta yo misma estoy en deuda con varios extranjeros) pero también hay gente con muy malas intenciones. Sé de muchas personas y amigos a los que les han robado y/o se han encontrado en situaciones de peligro mientras viajaban.

Cuando llegué aquí, tenía que hacer malabares para llevar todo mi equipaje, dinero y pasaporte, así que guardé todo mi dinero y mi pasaporte en una bolsita atada a mí por debajo de mi camisa, directamente pegada a mi cuerpo. Luego, después de instalarme en mi nuevo apartamento, ya no tuve que usar la bolsa porque podía guardar mi pasaporte en casa y obviamente no iba a llevar todo mi dinero conmigo a todas partes.

Cuida de tener tu dinero, tu móvil y objetos de valor a mano y bien cuidadas. Lo básico es que no guardes tu móvil y cartera en el bolsillo de atrás de tu bolso o mochila, sino en uno principal o que puedas controlar. Si llevas un bolso, que sea de los que se cruzan y llévalo orientado hacia la parte delantera de tu cuerpo. Igualmente, cuando estés en un restaurante o cafetería, no dejes nada de valor en la mesa o colgando por detrás de la silla. No es raro que algún carterista venga y se lo lleve todo en apenas una fracción de segundo.

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¿Que a los carteristas les encantan los turistas? ¡Pues no! Buenas noticias: todos estamos en su punto de mira. Irán detrás de quien sea, incluso en lugares no turísticos.

Recomiendo muchísimo (sobre todo en invierno) utilizar chaquetas con cremalleras para guardar ahí el móvil y la cartera, mucho mejor que llevarlo en la mochila, bolso o un bolsillo abierto. Un día acababa de salir de mi piso y empecé a caminar ir al trabajo. En esa época estaba viviendo en un barrio muy seguro, muy cómodo y de gente de bien y mi piso estaba justo en frente de un colegio de primaria que siempre tenía niños y padres alrededor, así que nunca me sentía en peligro. Yendo hacia el metro sentí que alguien caminaba muy cerca y por detrás de mí. Notaba que esa persona estaba invadiendo mi espacio, lo tenía literalmente pisándome los talones, así que me giré y vi que era un tío intentando meter la mano en el bolsillo de mi chaqueta, donde había metido mi cartera. No pudo cogerme la cartera porque el bolsillo estaba cerrado con cremallera y estaba peleando con ella para abrirlo.

Gracias, cremallera, porque no le diste tiempo suficiente para robarme. Obviamente me puse como una furia y le dije de todo. Por suerte, no pasó nada. Pero estaba flipando de que alguien quisiera robarme a plena luz del día, en mi misma calle, donde siempre me había sentido tranquila. Puede pasar de todo, así que ¡no bajes la guardia!

También recomiendo que, por lo general, no salgas de casa con un montón de dinero detrás. Intenta calcular cuánto vas a necesitar para ese día y coge eso y nada más. Creo que es lo mejor porque, en caso de que pierdas la cartera o te roben, no corres tanto riesgo de perder mucho dinero. También es una buena estrategia ceñirse a un presupuesto y no gastar de más.

Espero que mis consejos te puedan ayudar. Si tienes cualquier duda, ¡no dudes en escribirme y preguntar!

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