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Una vista general de la vida en Zagreb como estudiante Erasmus. 1ª parte

Traducido por flag-es Ana Ramírez — hace 7 años

Texto original de flag-gr Elisavet Kot

0 Etiquetas: flag-hr Experiencias Erasmus Zagreb, Zagreb, Croacia


Al tiempo que escribo esto, estoy en el autobús que me llevará a Belgrade y después, cogeré otro para volver a mi ciudad natal, Thessaloniki, en Grecia.

Mientras mis recuerdos aún son recientes, he decidido escribir este blog para compartir mi opinión sobre mis cinco últimos meses como una estudiante Erasmus en Zagreb.

Antes de la Erasmus

Cuando estaba rellenando mi solicitud para el programa Erasmus, mi único criterio sobre el lugar donde quería ir eran los precios y, generalmente, el coste de vida. Mientras pudiese sobrevivir con el dinero de la beca, todo lo demás era lo misma. Lo importante es la gente que conoces y las nuevas experiencias. Los destinos vienen en segundo lugar.

Mi primera opción era la capital de España, Madrid; y la segunda era Zagreb. El coordinador de mi facultad me dijo que no podía ser aceptada en Madrid, porque el acuerdo entre las universidades era durante un año completo académico, y yo sólo podía ir durante un semestre. Así que me aceptaron de mi segunda opción, la universidad de Zagreb. A decir verdad, apenas sabía nada de la ciudad de Zagreb y, mucho menos, de Croacia. Sólo la conocía como uno de los países que formaban la antigua Yugoslavia. Teniendo la oportunidad de vivir allí durante cinco meses enteros me ayudaría a aprender algunas cosas sobre la historia y la cultura de los Balcanes.

Encontrar un compañero y hacer el papeleo

Estudio Ciencias Políticas y, junto conmigo, otra chica de mi misma facultad fue aceptada por la universidad de Zagreb. No sabíamos nada la una de la otra, pero hablamos algo en Facebook y decidimos ir a tomar un café mientras nos conocíamos. Era muy simpática y agradable decidimos buscar las asignaturas que queríamos cursar juntas, así podíamos ayudarnos y hacer el procedimiento algo más llevadero. Habiendo participado en un programa de intercambio Erasmus tres años antes, sabía un par de cosas más, así que intenté ayudarla lo más que podía.

Después de mucho tiempo hablando con profesores, enviando correos tanto a nuestra universidad como a la universidad de Zagreb, y consiguiendo que todas las personas que tenían que firmar nuestros papeles, así lo hicieran; al final, llegó la hora de las vacaciones de verano. Antes de decirnos adiós durante el verano, quedamos otra vez para tomar café y decidimos que buscaríamos un piso o una casa juntas, y ser compañeras de piso, después de las vacaciones. También, nuestra época de exámenes en septiembre acabaría al mismo tiempo, así que podríamos hacer el viaje juntas.

Entonces, tuvimos un gran - casi de dos meses - descanso de todo el papeleo y de la preocupación de los pisos y las asignaturas. Se suponía que tenía que trabajar durante el verano para coger algo de dinero y ahorrar algo de dinero para mi primera vez allí, pero al final los planes cambiaron. Así que al menos, tuve dos meses de vacaciones y relajación.

Alojamiento

A principios de septiembre, quedamos una vez más y empezamos a buscar un piso por internet. Queríamos tener unos cinco o diez opciones, y así podíamos ir y verlas cuando llegásemos a Zagreb, y elegir la mejor. Por supuesto, no queríamos pagar ningún depósito por internet, y también, nunca os fiéis de nadie por internet, porque hay mucha gente a la que timan con fraudes y pierden mucho dinero.

Después de hablar por correo o Facebook con muchos caseros, teníamos algo de información útil. Sólo teníamos que reservar nuestro billete a Zagreb y decidir con qué tipo de transporte queríamos ir.

Cómo llegar a Zagreb y cuál es el tipo de transporte más barato

Coger un vuelo directo era imposible y, por lo general, muy caro. La opción más barata era coger el tren desde Thessaloniki hasta Belgrade y después coger un autobús hasta Zagreb. Sin embargo, debido a la situación con los inmigrantes, era prácticamente imposible encontrar billetes de tren, porque sólo hay una única conexión de tren todos los días entre Thessaloniki y Belgrade, y durante ese periodo estaba abarrotado cada día.

Así que la única opción que nos podíamos permitir era coger un autobús en lugar de un tren hasta Belgrade. El precio era de 50 euros, pero pudimos encontrar asientos libres y el viaje sería de cinco o seis horas menos.

El viaje a Zagreb

El momento había llegado, el mediodía del 22 de Septiembre. Metimos nuestro pesado equipaje en el autobús y nuestro viaje acababa de empezar. Teníamos once horas por delante hasta Belgrade, así que sería una noche larga. Hablamos un poco y nos quedamos dormidas. A las 2. 30 de la mañana, el autobús llegó a la estación central de Belgrade. El otro autobús que teníamos que coger saldría a las 7. 30 de la mañana, así que teníamos un par de horas. Ya que era tarde y nuestro equipaje pesaba mucho, no pudimos dar una vuelta por la ciudad, así que decidimos esperar en la estación de autobuses.

Aunque estábamos muy cansadas, el tiempo pasó muy rápido. Esa noche, conocimos a muchas personas extrañas pero divertidas, y cada una de ellas tenía su propia historia. Una de esas personas era un chico serbio que nos ayudó a comprar los billetes a Zagreb y se quedó con nosotras a tomar un café hasta que cogiéramos el siguiente autobús.

A las 7. 30 cogimos el autobús que nos quedaba y a la una del mediodía estábamos por fin en Zagreb. Ahora, sólo nos quedaba encontrar dónde estaba el hostal que habíamos reservado para los siguientes días.

Los primeros días en Zagreb

La primera noche en la ciudad

Tuvimos suerte porque nuestro hostal estaba muy cerca de la estación de autobuses a la que había llegado. Nos perdimos un par de veces, pero es normal cuando estás en una ciudad y país extranjeros y no tienes un mapa.

Por fin, nos las arreglamos para encontrar el hostal y decidimos relajarnos durante un par de horas. Cuando nos despertamos, dijimos de ir a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Mi primera impresión no fue nada especial porque era de noche y no podíamos ver nada de la ciudad con claridad. Sin embargo, sabíamos que teníamos un montón de meses por delante, así no estábamos decepcionadas.

Buscando alojamiento ya en Zagreb

A partir del siguiente día, empezamos a llamar a caseros para buscar un piso. Tuvimos bastante mala suerte los primeros dos días, porque un montón de los pisos que habíamos visto por internet ya estaban alquilados o estaban fuera de la ciudad y muy lejos de la universidad. Estábamos un poco decepcionadas porque no queríamos alquilar un piso caro, pero nuestras opciones eran cada vez menos. Por suerte, encontramos un sitio barato cerca de la universidad uno de esos días. Llamé al casero, pero no podía hablar inglés, así que le pregunté la dirección y decidimos ir a echarle un vistazo.

Después de dos horas vagando por la ciudad y el vecindario, algunas personas nos ayudaron a encontrar el bar del casero que estaba justo al lado de la casa. Él nos enseñó la casa y decidimos que nos venía bien. El precio sería 320 euros al mes con los gasto incluidos, así que no tendríamos que preocuparnos de las facturas cada mes.

Todo parecía bien, así que decidimos alquilar la casa. Sin embargo, cuando hablamos con el amigo del casero, que estaba allí para hacernos de traductor, nos dijo que el casero no quería alquilarnos la casa porque sería sólo para cinco meses. Él quería tener un contrato más largo, como mínimo de un año. Pero no nos lo podíamos permitir porque nuestra beca sólo duraría hasta febrero, y también tendríamos que volver a Grecia para el semestre de verano. Así que lo presionamos un poco y al final lo persuadimos para que lo pensara durante un par de días y después lo llamaríamos otra vez para oír su respuesta.

Mientras tanto, tuvimos que cambiar de hostal y encontrar uno nuevo para los siguientes días. También, estuvimos llamando para mirar otros pisos en el caso de que el casero no aceptara nuestra oferta, pero no tuvimos nada de suerte. Después de dos días, llamamos al casero y nos dio buenas noticias: decidió alquilarnos la casa, y además, podíamos irnos unos días antes gratis, para no tener que pagar un hostal más; siempre y cuando limpiáramos el piso por nuestra cuenta. Aceptamos la oferta, por supuesto, y nos fuimos a nuestro hostal a empezar a empaquetar nuestras cosas.

Al día siguiente, nos despertamos mucho más tranquilas que los días anteriores, y después de unas horas estábamos en nuestra nueva casa esperando a que la auténtica vida fiestera Erasmus empezase.

Una vista general de la vida en Zagreb como estudiante Erasmus. 1ª parte

Esta es la primera foto que hice en Zagreb. Es parte de la gran plaza.

Una vista general de la vida en Zagreb como estudiante Erasmus. 1ª parte

También teníamos un jardín con el perro de nuestro casero. ¡Decid hola a Kan!

Una vista general de la vida en Zagreb como estudiante Erasmus. 1ª parte

¡Esta es mi compañera de piso Ioanna y nuestro nuevo salón! ¡Lo sentimos por el desorden!

Una vista general de la vida en Zagreb como estudiante Erasmus. 1ª parte

¡Hora de cocinar!


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