Ciclismo por el Parque Natural del Garraf
Cuando me preguntan sobre los accidentes geográficos que hay por Villanueva y Geltrú y sus alrededores, siempre digo que la ciudad tiene la grandísima suerte de tener lo mejor de los dos mundos. Y es verdad, de hecho, además de encontrarse en el mar, a unos pocos kilómetros se encuentran las verdes colinas tan características de las costas catalanas. La mejor manera que hay de poder deleitarse de la gran variedad de espacios naturales que hay, es salir a explorar los tres parques naturales que se abrieron a 20 km de Villanueva y Geltrú. Por gusto, decidí que la bicicleta sería mi medio de transporte.
El primer parque al que fui fue el Parque Natural del Garraf y su homónimo sistema de cordilleras, de ahí viene el nombre del distrito local (comarca del Garraf, cuyo centro administrativo se encuentra en Villanueva y Geltrú). Como tenía en mente hacer un tour completo por el parque, decidí ir por el camino largo que salía desde Vilanova (que pasaba por el pueblecito de Olivella), en vez de salir desde Sitges. Al llegar a aquel centro turístico costero, emprendí mi camino en dirección a Barcelona por una carretera espectacular llamada las curvas del Garraf.
Era una carretera estrecha que recorre toda la costa, es famosa por sus pronunciadas curvas y por sus maravillosas vistas al mar. El camino se ha abierto paso laboriosamente entre las montañas, de hecho es como si el camino estuviera aferrado a las rocas para no precipitarse al mar. El paisaje te deja sin aliento, pero ya no es solo por las curvas tan terroríficas en las que parece que te vas a ir directo al mar. Y además, como en cualquier carretera costera, el camino no es que sea completamente liso, hay algún que otro bache.
Al pasar el pueblecito de Garraf, pude ver a mi derecha una obra arquitectónica impresionante, las Bodegas Güell. Este edificio es obra de un genio catalán, aunque hoy en día cumpla las funciones de un restaurante, originalmente fue diseñada para ser una bodega. Disfruté de las vistas unos kilómetros más y llegué hasta una loma desde donde se podía ver Castelldefels y el puerto. Tras bajar por una pendiente me salí de la carretera principal, giré a la izquierda en dirección a un pueblecillo llamado Rat Penar, ahí era donde empezaba la parte más difícil del trayecto. Para ir por la carretera que os he mencionado antes, os recomiendo que vayáis un sábado o un domingo por la mañana para evitar jugárosla con el tráfico.
Como iba diciendo, el tramo que tocaba a continuación era el más duro, son unos 5 kilómetros hasta llegar a la colina de Rat Penat, a unos 500 metros por encima del nivel del mar. Empezaréis a subir bastante cerca del mar, así que podréis ver lo duro que será. Hay algunos tramos en los que la inclinación llega a sobrepasar el 10 % (a veces incluso llega al 22 %), así que se lo aconsejo a los que sean ciclistas expertos (y estén bien entrenados). Para compensar un poco, las vistas de la costa al subir son impresionantes, mucho mejores incluso que hay desde las curvas del Garraf. Al pasar el edificio de administración del parque, poco a poco va descendiendo la pendiente y no cuesta tanto como antes, pero aún cuesta un poco. Yo al final acabé llegando a la cima pero en pésimas condiciones (¡iba tan muerto que hasta me costaba hacer fotos! ), pero las vistas tan impresionantes y el orgullo de haber podido lograrlo consiguieron que me olvidara de lo cansado que estaba.
Y ahora tocaba una cuesta para bajar de lo más vertiginosa y, de vez en cuando, aparecían pendientes pequeñas pero empinadísimas que te conducían hasta el centro del parque natural. Se podía ver a lo lejos el serpenteante camino que se abría paso por las montañas haciendo zigzag entre los tonos verdes oscuros de los arbustos y la maleza Mediterránea. A partir de aquí perdemos de vista el mar y solo vemos las formas del Macizo del Garraf, un sistema montañoso compuesto por montañas calcáreas. Al bajar por un tramo bastante empinado pasé entre unas casas de Plana Novella y giré a la izquierda siguiendo las indicaciones que me llevaban hasta Olivella, haciendo caso omiso a los carteles de Sitges. El camino se fue haciendo cada vez más estrecho y empecé a dudar de si habría elegido bien. No obstante, tras uno tramo de cuesta breve pero intensa, conseguí llegar hasta Can Grau y, unos kilómetros de cuesta abajo después, llegué hasta Olivella.
Tras este tour inolvidable por el Parque Natural del Garraf, volví a Villanueva y Geltrú después de 15 kilómetros de camino de vuelta. Aunque fuese complicado por las montañas y por la falta de señalización en la carretera (si quieres ir memoriza bien el camino y llévate un mapa), este itinerario de 60 km me hizo experimentar una sensación que jamás antes había vivido y me hizo apreciar de verdad lo maravillosas que son las vistas.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: Cycling in the Natural Park of Garraf
- Français: Faire du vélo dans le Parc Naturel de Garraf
- Italiano: Giro in bici nel Parco Naturale del Garraf
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