Un carnaval inolvidable

Voy a empezar diciendo que estrenar unos zapatos en carnaval ha sido un garrafal error. Y eso que los he llevado tan solo unas pocas de horas, pues me tiré muchísimo tiempo frotándolos con una esponja para quitarles toda la roña que tenían. Tengo que admitir que empezar con este apunte no hace justicia a lo inigualable de esta festividad. Con el vaso medio lleno, puedo decir que merece mucho la pena ir a la celebración tradicional del carnaval en Villanueva y Geltrú, aunque haya habido algunas complicaciones con los lugareños, si estás por allí en febrero o en marzo.

Antes de empezar, dejadme que le dedique algunas líneas a la típica introducción histórica: ya verás que tengo buenas razones para ello. El carnaval de Villanueva y Geltrú es uno de los más antiguos del mundo, celebrándose como una larga tradición por más de dos siglos. Por esta razón precisamente ha sido el único carnaval de Cataluña que sobrevivió a la censura que el dictador Francisco Franco impuso durante la dictadura. Aunque le cambiaron el nombre algo más neutro, «Fiestas de Invierno», los vilanovenses siguieron celebrando el carnaval a la vieja usanza, pero un poco más sobrios. Una vez terminada la dictadura, se llevaron los festejos a su antigua gloria y poco a poco se ha ido extendiendo hasta ser a día de hoy patrimonio nacional (la Generalitat de Catalunya ha declarado el carnaval de Villanueva y Geltrú como "Fiesta Patrimonial de Interés Nacional").

Hasta ahora todo va bien, bueno, no tan bien debido al carnaval de Sitges, que se le está dando fama y le falta la importancia histórica que tiene la de Villanueva y Geltrú. De todas formas, prepárate para ser testigo de las celebraciones de carnaval durante una semana por lo menos si pasas por Villanueva. Desde el Jueves Lardero hasta el Miércoles de Ceniza, es decir, una semana de locura que se caracteriza por la vida de la ciudad junto con una vitalidad que no se encuentra en ningún otro sitio de Cataluña (y en ninguna otra parte que haya visitado). A decir verdad, el comienzo de la festividad cae siempre 11 días antes del Miércoles de Ceniza, un día que se le llama «Dissabte de Mantons» en catalán, o «Sábado de la Mantilla» en español. Es la primera vez en la que las parejas salen juntos en carnaval, donde se hace un baile con máscaras que se la llama Ball de Mantons (las mantillas son unas capas especiales que llevan las mujeres en carnaval).

Sin embargo, el primer momento graso del carnaval se programa el Jueves Lardero (Dijous Gras en catalán). Los grandes protagonistas de la «Merengada» son los niños, que son los que se derraman merengue los unos a los otros. Ha sido muy gracioso verlos en pequeños grupos, vestidos con bolsas de basura para no estropearse la ropa y escondiéndose o preparándose para tenderles a los demás una emboscada detrás de una esquina. Si consigues salir ileso de esta feliz batalla, podrás aprovechar la mejor parte de la Merengada que es probar este postre típico. Los habitantes también se reúnen por la noche para una Xatonada, que es una comida típica hecha de xatò, una salsa que se le echa al bacalao, a las aceitunas y a la tortilla.

Al día siguiente se lleva a cabo otra de las celebraciones más importantes, la Llegada del rey Carnestoltes (el rey Carnestoltes sería más o menos como la encarnación del espíritu del carnaval). Se celebra con una cabalgada increíble, que empieza desde el paseo marítimo de la playa hasta llegar a la Plaça de la Vila (que hay que decir que es, junto con la Rambla Principal, el escenario de la mayoría de fiestas). Muchos ciudadanos participan en la procesión con disfraces de todas las clases, como parodias a famosos o de políticos. El rey Carnestoltes, que va con la procesión en su propia carroza, acaba dando un discurso satírico una vez que llega a la Plaça de la Vila, que aunque se hizo un poco largo (y ya era un poco tarde, porque empezó al atardecer), merece la pena ver el desfile por la variedad de disfraces. Aunque tengo que advertiros que se lanzan petardos y fuegos artificiales justo en medio de la marcha que pueden molestar un poco.

Lo siguiente es el Sábado de Mascarotas (Dissabte de Mascarots). A partir de aquí va a ser imposible que vayas por ahí sin ver a nadie disfrazado por todas las calles (¡y la verdad que con disfraces muy originales y divertidos!). Pude comprobar cuando fui a la tienda del barrio a comprar que hasta los tenderos se disfrazaban. Pero lo más interesante del día fue el Baile de los Malcasados (Ball de Malcasats), donde algunas parejas discutían de sus problemas de una forma satírica mientras bailaban. Aunque no pude ir a este evento, fui testigo de un desfile muy interesante en la Rambla Principal, donde varios grupos iban ondeando su bandera tradicional.

Aunque creo que el día más espectacular (y disparatado) de todo el carnaval fue el domingo, al que llaman Domingo de Comparsas (Diumenge de Comparses). Este es el día en el que los vilanovenses «salen de comparsas», donde ellos se convierten en los protagonistas de las fiestas. Se visten de forma tradicional (los hombres con una camisa y una especie de delantal donde llevan chuches; las mujeres van con un vestido y sus mantillas, obviamente cada una diferente por cada distrito) y se echan a las calles por la mañana temprano. Como es evidente, olvídate de dormir hasta tarde en este día tan especial: a partir de las 9 de la mañana los grupos de comparsas van deambulando por las calles de Villanueva y Geltrú acompañados de pequeñas orquestas que tocan una música acorde. Fuera de enseñar sus trajes y de animar el ambiente, las comparsas normalmente tiran caramelos a los viandantes o a otros grupos. Como resultado, a media mañana las calles ya están llenas de coloridos (pero pegajosos) caramelos.

Pero la celebración principal está aun por llegar. Cuando ya se hace tarde en la mañana, los grupos (y la mayoría de los vilanovenses que quieren disfrutar del espectáculo pero no formar parte directamente) empiezan a poner rumbo al centro, precisamente a la Plaça de la Vila, donde tienen lugar las famosas Guerres del Caramels (Guerras de Caramelos). Consiste en una espectacular batalla en mitad de la plaza compuesta por dos grupos de comparsas. Antes de describir este increíble evento, tengo que deciros que me costó mucho pasar para verlo. La multitud se vuelve agobiante cuando llegas a Rambla Principal, tanto de turistas como de personas de otros puntos de Cataluña que se habían reunido para verlo. Por lo tanto, mientras luchábamos por evitar pisar los caramelos esparcidos por el suelo (lo cual empezó a ser muy difícil), conseguimos llegar a la Plaça de la Vila por una calle paralela. La multitud en la plaza era impactante: aunque las batallas acababan de empezar (había batallas cada media hora desde la primera a las 12:30) conseguimos encontrar un sitio de chiripa para la siguiente, que no estaba en primera fila obviamente.

Después de pasaran los minutos que para nosotros fueron horas (supongo que por la incomodidad), pudimos ver las comparsas. Nos dimos cuenta de la cantidad de caramelos que los hombres llevaban cuando pasaron cerca de nosotros antes de entrar en la plaza. Luego ocurrió una especie de desfile en la que los dos grupos ondeaban sus banderas y animaban el cotarro y por último... ¡era la hora de la última batalla! Un silencio sepultral se apoderó de la plaza hasta que el jefe dio la luz verde. Entonces, en pocos segundos, todo se volvió un caos en la que el cielo estaba lleno de balas de todos los colores, volando de un lado a otro entre provocaciones y gritos. Durante 5 minutos, los hombres continuaron lanzando caramelos mientras que las mujeres intentaban protegerse con sus mantillas, todo hasta que hubo una señal de que la batalla había concluido. La mayoría de las comparsas parecía que habían salido ilesas y abandonaron la plaza con una fuerte aplauso de la multitud. Aunque estaba un poco incómodo con la barrera, pude ver el espectáculo desde la lejanía y debo de admitir que mereció la pena.

Me pareció un poco sorprendente que las fiestas del carnaval no terminaran el domingo por la noche. Hubo varias fiestas interesantes los días siguientes a las que yo no pude ir. Qué gracioso hubiese sido ver el Ball de Paparets («el baile de los papelitos») que se celebraba el lunes (Dilluns de carnaval) y en la cual los protagonistas principales son los niños y los adultos se encargan de cantar los Coros de Carnestoltes, unos coros irreverentes y satíricos que se cantan en la calle. Al día siguiente (Dimarts de Vidalot, o Martes de carnaval) hay muy pocas celebraciones, aunque el carnaval de Villanueva y la Geltrú todavía tiene una sorpresa bajo la manda. En el Miércoles de Ceniza (Dimercres de Cendra) se celebra el gran evento que finaliza el carnaval llamado el Entierro de la Sardina (el entierro del rey Carnestoltes) que, justo después de leer su última voluntad, lo queman en la Plaça de la Vila.

Y para concluir, me gustaría dar algunos consejos para lo que vayan a ir a las fiestas del carnaval en Villanueva y la Geltrú. Tenéis que tener en cuenta que los restaurantes (o por lo menos los más típicos) van a estar cerrados el jueves (por la tradicional xatonada) y el domingo por la noche (para descansar del día tan intenso). Puede que consigas almorzar el domingo (tapas, sobre todo), pero si quieres una cena en condiciones haz una reserva, porque la mayoría de sitios van a estar a reventar. Si quieres ir a ver las batallas del domingo, ve a la Plaça de la Vila tempranito y coge sitio. Pero estate preparado para defenderte de la muchedumbre y que no te den los golpes de la batalla. Creo que no hace falta decir que no es una buena idea vestirte con ropa arreglada y que, sobre todo, uses unos zapatos viejos para andar por el centro o las calles colindantes el domingo y los días siguientes (o vas a acabar desesperado por intentar limpiarlos, como yo). Pero quiero repetir que hay varias celebraciones tradicionales que merecen la pena si estás en Cataluña durante el carnaval.