Visita a París - segundo día (Versalles)

Difícilmente encontraréis en el mundo un palacio tan bonito como el de Versalles. Para ver bien todo el conjunto se necesitarían al menos dos días para visitarlo de lo grande que es, mientras que yo tuve que correr de un lado a otro en una sola tarde.

Como llegué con el tren a la gran plaza repleta de luces delante del Palacio real me quedé enseguida deslumbrado por la monumentalidad de los espacios, de la piedra cálida y luminosa a los edificios barrocos y de la profusión de oro en diversas decoraciones del edificio central. Solo en ese momento entendí realmente por qué Luis XIV, quién mandó construir, se hacía llamar el Rey Sol.

Nada más entrar por el portón dorado que lleva a este mágico mundo de nobleza, me encontré con la dura realidad de las hordas de turistas agolpados en una fila interminable para acceder al interior del palacio. La plaza estaba llena de gente y me pasó tres horas en la hora para entrar.

Para pasar el tiempo de la forma más agradable posible, me puse a charlar con dos chicos que estaban detrás mía que daba la casualidad de que venían también desde Ghent. Me tuve que poner también un poco de crema porque el sol picaba sin piedad en la piel; aún ahora que estoy escribiendo este artículo tengo el cuello rojo con la marca del corte de la camiseta que llevaba ese día.

Visita a Parigi - secondo giorno (Versailles)

El Palacio Real

Con mi gran suerte pude entrar de nuevo de forma gratuita gracias a mis "todavía no-veintiséis años, ahorrándome así los 30 € que costaba la entrada para acceder a la parte del palacio real. A propósito de esto, el palacio real fue construido en el siglo XVII para alojar no sólo al rey sino también a la corte y los nobles para contar con un ambiente más protegido y controlable.

A pesar de la cantidad de gente que te iba empujando, pude de todas formas disfrutar las numerosas salas ricamente amuebladas y decoradas del palacio, casi todas diferentes las unas de las otras. En particular, encontré espectacular la inmensa Sala de los espejos que da hacia el jardín y algunas estancias con enormes pinturas y tapices en las paredes como, por ejemplo, la larga Galería de las batallas. Por todas partes también desfilaban solemnes las blancas estatuas de ilustres comandantes, literatos, científicos y nobles franceses con botines y pelucas.

Visita a Parigi - secondo giorno (Versailles)

El jardín a la italiana

Además del palacio se extiende, hasta donde alcanza la vista, un inmenso jardín a la italiana con una perfecta geometría de lagos, setos, estatuas y fuentes. El palacio se encuentra en el punto más alto del parque, el cual va a dar después a hacia abajo con una serie de escaleras, rampas y balcones enfatizando así la prospectiva hacia el horizonte.

Visita a Parigi - secondo giorno (Versailles)

Visita a Parigi - secondo giorno (Versailles)

En particular, me gustaron las fuentes Bassin de Latone, Bassin du Dragon y la neoclásica columnata escondida entre el laberinto de setos y la fuente de los juegos de agua más antigua del mundo.

Visita a Parigi - secondo giorno (Versailles)

En la base de la suave pendiente al final se llega al Gran Canal en forma de cruz ante el cual es posible tomar un helado o alquilar una barca para dar un paseo romántico con vistas al palacio real.

El jardín secreto de Trianon

Sin duda, el lugar que e gustó más fue una parte del jardín separado del principal que se llama Trianon, una Versalles en miniatura y más romántico por su uso exclusivo de la reina francesa María Antonieta.

Este jardín, de hecho, está completamente distante del palacio y pocos turistas llegan a él a pie y por tanto,

podréis dar una vuelta por allí tranquilamente

por los diversos ambientes. Además, las dimensiones modestas a medida del hombre lo hacen fácilmente visitable.

Más allá de ver el pequeño palacio de la reina, exploré el jardín plagado de muchos pabellones con encanto incluido el templo del amor en medio de un estanque. Se ve que la noble señora deseaba tener un lugar idílico y simple en el que descansar.

Visita a Parigi - secondo giorno (Versailles)

La parte más bonita sin duda es Hameau De La Reine, un pintoresco pueblecito rodeado de vede y situado al borde de un lago. La perfección rural iba de la torre del faro a la rueda del molino a la casa del jardinero rodeada de un huerto. Me enamoré tanto del lugar que no quise seguir explorando sino que preferí sentarme en la hierba para admirar el reflejo del pueblo en el lago hasta el atardecer. ¡Cuánta paz y armonía emanaba ese lugar!

Visita a Parigi - secondo giorno (Versailles)

Con gran pesar, abandoné el Trianon mucho después del horario de cierre y volví al palacio principal con un trenecito turístico.

En cuanto a Versalles he terminado aquí pero podéis seguir leyendo aún el último artículo para terminar de una forma bonita la vista al centro de París.


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