Enamorarse de Verona
La siguiente ciudad que visité en el viaje a Italia con mis amigas fue Verona. Sin duda el lugar que más ilusión nos hacía ver a todas. Porque es famosa, porque es romántica, porque está llena de souvenirs adorables, porque esconde muchas historias, porque tiene un sin fin de sitios que visitar. Es la ciudad donde se desarrolla la trágica historia de amor de Romeo y Julieta del dramaturgo, poeta y actor William Shakespeare.
Llegada y primeras impresiones
Ese día tuvimos que despertarnos a las 6 de la mañana, desayunamos rápido y cogimos las mochilas que habíamos preparado el día anterior. Nos dirigimos a la estación de trenes de Módena, allí con Tren Italia cogimos el que nos llevaría hasta Verona. Esta ciudad está en la región del Véneto que estaba un poco lejos, todas dormimos tanto en el viaje de ida como en el de vuelta. Tras varias horas llegamos a la estación de Verona Porta Nuova, su nombre se debe a que está junto a la Porta Nuova. Antes de salir de la estación fuimos al
baño, para entrar había que pagar y no es que estuviera muy limpio, habría sido incluso mejor ir al baño del tren. De momento nada nos parecía muy romántico.
Nada más salir de la estación lo primero que se ve es una iglesia en medio de la nada, Parrochia Cuore Immacolato di Maria, esto se debe a que esta zona está fuera de los límites de la ciudad antigua. La fachada de esta iglesia es horrorosa, cuando la veáis no os desaniméis, continuad andando hacia otra dirección. Esta zona de la estación esta separada de la Porta Nuova por unas zonas verdes, estas se corresponden con el lugar que ocupaba la muralla de la Verona medieval, que tenía glacis, unos salientes que todavía se conservan y entorno a los cuales se establecieron esos parques.
Conociendo la Verona medieval
Tras atravesar la Porta Nuova, que en su tiempo fue parte de esa muralla medieval, nos encontramos con una gran avenida, Corso Porta Nuova, nos sentamos en una terracita a tomar algunas zumo de naranja, otras café y hay quien lo acompañó con algún croissant. Mientras estábamos sentadas notamos que se empezaba a nublar. Nos había hecho un tiempo espléndido todos los días, que solo se estropeara en Verona habría sido muy triste. Pero enseguida mejoró aunque si que nos llegaron a caer algunas gotas.
Tras terminar de recorrer la avenida llegamos a la Piazza Brà donde se sitúa la Arena de Verona, el antiguo anfiteatro romano perfectamente conservado gracias a la fortificación de la ciudad y a la dedicación de muchos expertos que han logrado cuidarlo. No llegamos a entrar, nuestra amiga nos explicó que a veces se hacen espectáculos en su interior. A mi me bastó con ver el exterior, creo que jamás había visto algo tan antiguo y tan completo. En esta plaza también se sitúa el Ayuntamiento de Verona que se encuentra en un edificio muy bonito, debe de ser un palacio antiguo.
Tras contemplar esta increíble plaza, nos adentramos en las calles de Verona, había muchísima gente a pesar de ser entre semana, quizás hasta era un poco molesto. Había mucho bullicio, se notaba que la historia de esta icónica ciudad generaba mucho turismo. Llegamos a la Piazza Erbe, se sitúa en la zona del antiguo foro romano. Dentro había un mercado formado por un montón de puestos de souvenirs, la mayoría de ellos con Romeo y Julieta, también había una fuente.
En mi opinión lo más bonito de esta plaza son los edificios, se nota que son antiguos pero están bien conservados, los de la época romana se fueron sustituyendo con edificios medievales. Algunos son de estilo barroco y están lujosamente adornados con estatuas de dioses griegos. Se conservan incluso frescos en lo más alto de ellos, hay uno que está todo pintado de rojo y da mucho color a la plaza. También había una fuente y un arco de entrada a la plaza. También hay otros monumentos como una columna adornada.
Al lado está la Piazza dei Signori, algo más tranquila que la anterior, entorno a estas plazas hay varios palacios. Sin embargo lo más conocido es el balcón de Julieta. Adentrándonos en Via Cappello, está entre unos edificios pegados al Teatro Nuovo de Verona. Al entrar hay que pasar por una especie de túnel, que tiene sus paredes adornadas por cientos de firmas y de dedicatorias de amor. El patio en el que se encuentra el supuesto balcón por donde se asomaba Julieta estaba abarrotado de gente cuando nosotras entramos. Se puede acceder a la casa e incluso subir y asomarse por el balcón. Abajo en el patio hay una estatua de Julieta con la que la gente se hace fotos. También hay una pequeña tienda de souvenirs de amor para los viajeros más románticos. La verdad es que la situación en la zona de abajo es un poco agobiante.
Si vais a ver este lugar os recomiendo que subáis al piso de arriba de la Tienda de Recuerdos Juliet. Allí hay una ventana a la misma altura que el balcón, por la que si te asomas lo puedes ver muchísimo mejor y estando incluso tu solo ya que nadie que entra en la tienda sube hasta ahí.
Bajo el balcón de Julieta. Romeo entra sin ser visto en el palacio de los Capuleto. Julieta aparece en una ventana.
Romeo:- ¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol! ¡Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura! ¡No la sirvas, que es envidiosa! [... ]
Julieta:- ¡Ay de mí!
Romeo:- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente! … Porque esta noche apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos extáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire.
Julieta:- ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto. "
Terminamos con la visita al balcón de Julieta y continuamos andando por las calles por las que paseaban los Capuleto y los Montesco en la obra de Shakespere. Pasamos por una fuente en la que según nuestra amiga, que ya había visitado Verona con su novio, había que beber para encontrar el amor verdadero. Aunque debe de ser un mito turístico. Fuimos a ver la Puerta Borsari que es blanca y tiene dos arcos, era otra de las entradas de la ciudad. Desde ahí subimos el Corso Cavour, paralelo al río Adigio que pasa por la ciudad. Vimos el Arco dei Gavi, que en su día también fue usado como entrada a la ciudad. Junto a el vimos un gran castillo.
Castelvecchio
Desde donde estábamos podíamos ver cuatro de sus torres, una de ellas con un precioso reloj. Se trataba del Castelvecchio, que en español quiere decir "Castillo viejo" Se entra por la torre central, tiene una gran puerta con cadenas y presenta lo que en su día debió ser un puente levadizo. Tiene un aspecto muy medieval y como muchos otros monumentos de esta ciudad se conserva muy bien. Se puede ver como la parte de abajo tiene piedras fuertes y resistentes, sobre estas, con tonos mas oscuros se ven los ladrillos con los que se construyó esa parte del castillo. Pasamos el puente levadizo y entramos por el túnel que atraviesa la torre. De pronto nos encontramos en un patio con preciosas fachadas interiores, ya no tenía un aspecto tan medieval, era mucho más elegante, mucho más palaciego. Hay unas ventanas preciosas que recuerdan un poco a la arquitectura árabe, además gran parte de este patio está ocupada por un gran jardín. A la derecha hay un museo del castillo. A la izquierda se ven unos escalones que llevan a otra zona fuera del patio.
Estos escalones llevan al Ponte Scaligero, situado en un dorso del castillo. Se llama así porque es ascendente, y sube hacia una de las torres, tras la cual está el Ponte di Castelvecchio. También conserva su estilo medieval, había mucha gente haciéndose fotos desde el y también fotografiando Verona y sus puentes. Sobre todo la gente se paraba mucho en los dos tramos del puente donde se ensancha en dos zonas fortificadas que en su día servirían para defender la ciudad. Allí se puede subir y mirar la ciudad desde las almenas. Las vistas son preciosas pero no es algo apto para vertiginosos. Un músico se había puesto a tocar la armónica justo al lado, mientras tanto nosotras sacamos las cámaras e hicimos muchas fotos.
Algunas chicas del grupo se adelantaron y llegaron hasta la otro orilla, ya habían cruzado el río Adigio, yo y dos amigas seguíamos haciendo el tonto en el puente. Las almenas del puente hacían que desde la parte de abajo no se viera el exterior, de modo que no sabíamos a donde habían ido. Las llamamos pero no contestaban, hasta que se nos ocurrió mirar más abajo, en el mismo río. Allí estaban, sobre una porción de tierra/piedrecitas que había dejado al descubierto el río ya que llevaba poca agua. Desde ese lugar se podía ver perfectamente todo el castillo y el puente, decidimos comer ahí sentadas, incluso unos patos nos acompañaron.
Regreso
Como empezó a hacer mucho sol subimos las escaleras que nos habían llevado al río y fuimos a una zona con sombra bajo unos árboles. Más tarde fuimos a ver el museo Sandra Handle que se encontraba justo al lado, el edificio también está habilitado para teatro. Es un edificio muy bonito, tiene un poco de todo lo que se puede ver en Verona, estilo de castillo y colores rojizos, acompañado de ventanas con arcos de medio punto.
Llegó la hora de irse y volvimos a las estación por otro camino para poder ver algo más la ciudad. Finalmente llegamos a las zonas verdes que se encuentran donde antiguamente estuvo la muralla medieval. Vimos la Parrochia Cuore Immacolato di Maria desde un lateral y ya no me pareció tan horrible, ahora la veía más bien interesante. Cogimos el tren, ya estaba atardeciendo, y estábamos cansadísimas, pero muy enamoradas de Verona.
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