Caos universitario, ¡ayuda!

Planificación de las asignaturas

Así que, después de recibir los (devastadores) resultados de mi examen de lengua el domingo por la mañana (sí, ¡trabajan los fines de semana! ), estuve todo el día intentando elaborar un horario para el resto del semestre. Como normalmente en mi universidad tenía un horario fijo, esto ya supuso un pequeño reto para mí. La mitad de las clases a las que quería asistir no eran factibles, porque eran todas al mismo tiempo. Así que tuve que buscar otras que sonasen interesantes.

Cómo no pude averiguar como funcionaba el Internet, y la mujer de la recepción tampoco pudo ayudarme (ella tampoco sabía), decidí preguntarle a mi tutor, que me dio un nombre de usuario de otra persona para poder acceder y me explicó como conseguir el mío. ¡Fue tan complicado! ¿Por qué no le dan a cada estudiante un papel con su usuario y su contraseña y dejan de complicarlo? Pero al final conseguí acceder a Internet. Iba lento, pero funcionaba. Así que pude buscar otras clases, tanto en Internet como en la complicada hoja que me dio aquella mujer el viernes. Pero al final conseguí hacer un borrador de mi horario, que no pintaba tan mal. Pero obviamente no estaba segura de que fuese a salir todo como yo quería. Pero ya lo descubriría al siguiente día en la universidad.

Gracias a Internet descubrí algo gracioso, pensé que estudiaría en el campus que hay justo al lado de mi residencia. Pero de hecho la Facultad de Economía estaba en el centro de la ciudad, a 5 kilómetros del campus y de mi residencia. ¡Qué bien! Así que me puse a buscar un autobús, afortunadamente había un bus que iba al campus cada 20 minutos, y me iba emocionando cada vez mas por descubrir como serían las cosas allí. Pero antes, decidí relajarme un poco y disfrutar de mi último día libre. Pero estando tan nerviosa, no era una buena idea. Así que decidí probar la conexión a Internet y llamé a mi novio por Skype. Hablamos un poco, pero como solamente había estado fuera unos días, no había mucho que decir. Le echaba un montón de menos, porque no sabía que me esperaría al día siguiente en la universidad. ¿Entendería algo? ¿Cómo serían los profesores? Muchas preguntas. Y la noche no había acabado todavía. No podía dormir, así que llamé a mis padres por Skype también, y me quitaron un poco el miedo animándome a pensar en positivo acerca de lo que venía.

Así que al final conseguí dormirme y me desperté al día siguiente con la alarma. ¡Así que vamos, hagámoslo!

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