Mi segundo cuatrimestre de erasmus en Turín, Italia

Estudiar dos lenguas en la Universidad de Glasgow te da la posibilidad de irte de erasmus dos veces. En mi tercer año de carrera estuve durante nueve meses completos estudiando en Estrasburgo, Francia, así que el semestre siguiente pude irme otro cuatrimestre a Turín, Italia. Debido a las fechas de los exámenes y las diferencias en las fechas de los cuatrimestres en Italia y Escocia, no empecé en enero, sino a finales de febrero.

Problemas

Fue bastante difícil ya que estaba a más de la mitad de mi cuarto año en Glasgow preparando los trabajos finales y los exámenes orales. La fecha límite para entregar los trabajos era abril, así que pasé mi primer mes en Turín en la biblioteca de la universidad con un wifi no muy fiable, sin poder coger libros prestados y con sitios limitados, lo que me obligó a empezar pronto. Nuestros profesores y tutores estaban en Escocia y por tanto redactar nuestros trabajos finales fue complicado sin su ayuda, además hay que sumarle todo el estrés que conlleva mudarse a otro país. Al final conseguimos entregarlos, pero en mis notas se vio claramente reflejada la complicada situación por la que pasé.

Clases

En cuanto a la universidad, la verdad es que nunca fui a muchas clases, ya que encontrar cursos compatibles con los de mi carrera fue una pesadilla. Después de un mes y medio, obviamente se nos habían pasado todas las fechas límites para la mayoría de las asignaturas y al final hice una de traducción, una de «doppiaggio», en la que se explicaban las técnicas de doblaje de películas al italiano y otra en la que se analizaban las obras del famoso Dante.

No era la única que estudiaba la asignatura de italiano en Glasgow y al final acabamos siendo cinco estudiantes de mi universidad de origen. No me dio tanto miedo como ir a Francia porque ya era mi segunda vez e iba con gente a la que conocía.

Encontrar un piso

Todavía tenía el problema del alojamiento. Fui a ver unos cuantos que ya había visto en Facebook y en varias páginas web y al final acabé alquilando una habitación en un piso compartido con un chico de Calabria que trabajaba en el restaurante de su padre. Era muy simpático, pero no pasábamos mucho tiempo juntos porque él tenía que trabajar y yo tenía que «estudiar». Cuando tenía visita era genial ya que siempre los llevaba a su restaurante, La Caravella, donde la comida es increíble y siempre me hacía algún descuento. El piso estaba muy bien, justo al otro lado del río a la altura de la plaza principal. Estaba limpio y era moderno, pero la verdad es que apenas pasé tiempo en él.

Gimnasio

Mi amiga Maya y yo decidimos apuntarnos al gimnasio de la universidad y allí es donde pasábamos la mayor parte de nuestro tiempo. Íbamos antes o después de las pocas clases que teníamos y, aunque era algo viejo, se ajustaba a nuestro presupuesto de estudiantes erasmus.

Vida nocturna

Había mucha variedad de fiestas de estudiantes por toda Turín. La compañera de piso de Maya era de Sicilia y siempre sabía cuándo y dónde iban a tener lugar las mejores fiestas. Fuimos a una fiesta de carnaval a la que había que ir disfrazado, pero ninguna de nosotras tenía disfraz así que nos pusimos un poco de purpurina y esperamos tener suerte. Al final conseguimos nuestra entrada gratis para la discoteca. De hecho, la mayoría de las noches las pasamos yendo de copas y sentándonos en alguna de las muchas plazas o si no yendo de «apricena», una costumbre italiana que consiste en ir a un restaurante de estilo bufé a comer y beber pagando diez euros. Era la opción perfecta antes de salir de fiesta.

Salir a comer por ahí siempre era algo especial. Cada vez que tenía visita los llevaba al restaurante de mi compañero de piso, La Caravella, o si no, a La Spade Reale, un restaurante siciliano que tiene los mejores platos de marisco y pasta. La comida en Italia es increíble, pero un reto para la dieta.

Cosas que ver y que hacer en Turín

Como no tenía mucho dinero no podía permitirme hacer muchas cosas en Turín. Recibí muchas visitas lo que siempre significaba tener que salir a comer y a tomar algo. Conseguí hacer unos cuantos viajes a lo largo del cuatrimestre y visité Barcelona, Bolonia, Milán, Bellinzona y Niza para ver a algunos amigos que también estaban de erasmus.

Turín es una ciudad increíble para pasearse y sus plazas, estatuas, iglesias y miradores son preciosos. En cuanto salía por la puerta del portal tenía una espectacular vista de los Alpes a lo lejos que era impresionante.

La visita a la iglesia llamada Basílica de Superga merece la pena ya que ofrece unas vistas preciosas de la ciudad y allí está el conmovedor monumento al equipo de fútbol de Turín que murió en un accidente aéreo al chocar con la montaña de Superga a finales de los años 40.

Además, puedes subir de forma gratuita al Monte dei Cappuccini que está muy cerca de donde yo vivía. También hay un museo alpino tras la iglesia en el que se cuenta la historia de las montañas que rodean Turín.

También puedes encontrar el icónico edificio de Turín llamado La Mole Antonelliana y que ahora alberga un museo de cine. El interior es genial, hay muchas exposiciones interactivas y puedes coger el ascensor para subir hasta la parte más alta del edificio que te ofrece una vista de 360 grados de los tejados de terracota.

Turín es una ciudad vibrante y emocionante. Me encantaron los cuatro meses que pasé allí, fue corto pero bonito y a pesar de no tener mucho dinero lo pasé genial. Turín siempre tendrá un hueco en mi corazón y espero volver algún día. La verdad es que volvería solo por la comida, pero la próxima vez espero tener la oportunidad de ir a esquiar o a ver un partido de la Juventus. ¿Quién sabe?

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