Qué lugares no te puedes perder en Azores (parte I)
Qué lugares no te puedes perder en Azores (parte I)
¡Hola a todo el mundo! Hoy os traigo el tercer post de Azores, dividido en dos partes porque si no, se haría demasiado largo. Os recuerdo que ya os he escrito dos entradas sobre la isla de San Miguel. Concretamente, una sobre las cascadas de la isla que podéis leer aquí y otra sobre las aguas termales que ofrece la isla que poder ver haciendo click aquí. Siendo así, hoy os quiero hablar de todos los fantásticos lugares que visité en Azores en febrero de este año. Como podréis ver, a pesar de que todos están relacionados con la naturaleza, cada uno de ellos tiene alguna característica que marca la diferencia respecto al resto y es que en definitiva, Azores es un conjunto de islas polifacético. ¡Empezamos!
Lagoa das Sete Cidades
Estas dos lagoas en realidad es una sola, pero está separada por un puente y turísticamente, vende más decir que son dos. Se trata de un accidente geográfico muy interesante ya que se encuentra en un cráter de un volcán ya inactivo. Sin duda, este es el lugar más famoso y más turístico de toda la isla. Busques donde busques información sobre Azores, siempre aparecerá una foto de estas dos “lagoas”, en un día despejado y maravilloso, donde no haya ni una nube. Nuestra realidad fue más bien distinta. Teníamos altas expectativas con este lugar pero de los ocho días que estuvimos en San Miguel, absolutamente todos, el tiempo estuvo nublado en esta parte de la isla y no pudimos ver la lagoa al completo. No veáis qué chasco nos llevamos. Aun así, el día que nos decidimos a visitarla, intentamos aprovecharlo al máximo. A continuación os explico por qué.
El punto más famoso, donde se encuentra un camino rodeado por postes de madera y una valla se llama Miradouro Boca do Inferno. Justo aquí se encuentra un hotel abandonado desde donde se ven las dos lagoas. Desafortunadamente, es un lugar que está bastante alto respecto al nivel del mar y como era febrero, el tiempo no era el ideal así que la parte superior de la lagoa siempre estaba cubierta por la niebla. Fuimos hasta la parte más alta y lo único que teníamos delante era la niebla. Es decir, subimos en coche todo el camino por carretera, para llegar arriba y no poder ver nada.
Afortunadamente, tuvimos la suerte de encontrarnos a una chica (que resultó ser de Pontevedra, donde hemos vivido toda la vida, ¡el mundo es un pañuelo!) y su novio italiano que nos dijeron que en la otra parte de la lagoa, había buenas vistas y hacía sol.Nos recomendaron ir porque dijeron que era muy bonito y efectivamente, tenían razón. Cogimos el coche, hicimos todo el camino de vuelta y fuimos hasta la otra parte. Aparcamos en un camino lleno de tierra y piedras y empezamos a caminar. Caminamos durante una hora y pico, solamente ida, y pudimos ver esta parte de la lagoa desde aquí. No sé cómo de impresionante será la otra parte, la más conocida, pero esta me gustó mucho. Aquí os dejo las fotos.
Además, desde aquí se podía contemplar también el mar, pues este lugar queda muy cerca de la costa. Era precioso poder ver el lago en un lado y el mar de otro. En conclusión, aunque no pudimos ver la que en teoría es la mejor parte de Sete Cidades, esta otra nos gustó mucho. La naturaleza es muy verde y destaca con las flores de un color naranja intenso y con el azul de las lagoas.
Otros miradores famosos en Sete Cidades son Miradouro do Cerrado das Freiras y Miradouro da lagoa de Santiago.Nosotros sí pudimos ver este último, pues se encuentra en la carretera que te lleva hasta Miradouro da Boca do Inferno, así que nos quedaba de paso. Es curioso, pero nada comparado con lo que pudimos ver desde la parte donde daba el sol. Si tenéis tiempo, podéis pasaros por aquí. Si no, no os perdéis nada del otro mundo.
Después hicimos el camino de vuelta y fuimos a esa especie de puente que separa la lagoa en dos. También sacamos esta foto en esta especie de pasarela que pasaba por encima del agua. Justo cuando estábamos encima del puente, de repente apareció un viento que soplaba con mucha fuerza y que casi nos tira al agua. El puente es muy estrecho así que no teníamos mucho sitio adónde ir. Estos repentinos cambios atmosféricos son típicos de estas islas.
Después, estábamos cansados así que decidimos tomar un café en un restaurante que había por allí cerca. La verdad, es que a pesar de ser el sitio más concurrido de la isla, al ser febrero no tuve la sensación de que estuviese abarrotado de gente, para nada. Pudimos caminar prácticamente solos durante gran parte del recorrido.
Como conclusión, a pesar de que no pudimos ver nada desde Miradouro da Boca do Inferno, sí lo pudimos hacer desde la otra parte del extremo de la caldera, y eso valió la pena. Por lo tanto, este lugar en Azores no os lo podéis perder.
Furnas
Es otra zona de la isla muy conocida. Aquí hay muchísimas cosas que hacer, desde ir al Parque Terra Nostra o Poça da Dona Beija para relajarse en sus aguas termales, comer su famoso cocido o contemplar las fumarolas.
A nosotros los que más nos gustó fueron las fumarolas. Aparcamos el coche en el centro, tuvimos la suerte de encontrar un parking gratuito. Nada más bajarnos del coche, olimos ya ese olor característico a huevo podrido, también conocido como azufre. En esta zona, hay pequeños géiseres y realmente puede verse cómo el agua está hirviendo. Hay señales por todas partes de las precauciones que deben tomarse al estar cerca de aguas con temperaturas tan calientes, en el punto de ebullición. Lo que me sorprendió de este lugar es que estaba súper próximo a las casitas de este municipio. De hecho, los locales de San Miguel paseaban por allí como si nada. Para los turistas que visitan Sao Miguel, las fumarolas es algo impresionante, algo que se ve una vez en la vida. En cambio, para estos locales, las fumarolas es algo que ya forma parte de su día a díadesde siempre y probablemente, nada demasiado especial.
Lo que es curioso de este lugar, como he mencionado anteriormente, es su cocido, cocinado de forma subterránea ya que las altas temperaturas lo permiten. Se coloca la olla dentro de una caldera, bajo tierra y se cocina desde las cinco o seis de la mañana, durante unas seis horas, lentamente. El agujero donde está se vuelve a tapar con tierra y después, se saca y se lleva directamente al plato. En cuanto al cocido y sus ingredientes, es parecido al de Galicia y no al de Madrid, ya que no lleva garbanzos. En todos los restaurantes de esta zona se sirve este cocido.Nosotros fuimos a uno que estaba por la zona y en todas las mesas era el plato estrella, nadie se lo pierde.
Paseamos un buen rato por aquí, hasta fuimos a un jardín muy bonito, con diferentes arabescos, plantas y flores de todo tipo, desde donde podíamos ver las laderas llenas de vacas. La verdad es que Furnas me encantó. Obligatorio.
Lagoa de Furnas
Muy cerca de aquí se encuentra otra lagoa famosa. Se llama Lagoa de Furnas y lo peculiar es que tiene una catedral, pequeña y sencilla pero realmente vistosa en medio de este panorama de naturaleza. También hay una zona con pequeños géiseres y fumarolas. Nosotros quisimos hacer algunas rutas pero una vez más, el tiempo no acompañaba así que decidimos que no valía la pena hacer una caminata para ver solamente niebla y no tener la vista completa de la lagoa. Sin duda, a pesar de que viajar en temporada baja tiene muchas ventajas, al hacerlo en febrero, época de lluvias, puedes perderte lugares tan bonitos como este. No se puede tener todo.
Ribeira Grande
Es un pequeño pueblo con las casitas típicas portuguesas. Nosotros comimos allí, en un restaurante cualquiera. La verdad es que en cuanto a restaurantes, no tengo ninguna recomendación especial. La comida es más o menos igual, precio y cantidad, en casi todos. Comida casera o típica portuguesa. Arroz, patatas, carne, pescado, y verdura. Bastante básico y muy bueno, en general. Creo que vayáis adonde vayáis, acertaréis si os gusta este tipo de comida y no buscáis nada sofisticado. De precio bastante bien. No tan barato como en la península, pero para nada prohibitivo.
En Ribeira Grande hay algunas playas bastante bonitas, donde puede practicarse surf, y también algunas piscinas que seguro que en verano están llenas de gente.Aquí os dejo la foto de estas olas. Justo había empezado a llover así que nos fuimos corriendo al restaurante.
Vigia da Baleia
Por si no lo sabéis, las islas Azores son bastante famosas ya que, al estar en medio del Atlántico, en sus aguas se encuentra el mamífero marino más grande del mundo: la ballena. En verano, mucha gente hace tours en barco para poder verlas, y también a los delfines. Cuando fuimos nosotros, nos dijeron que no era la mejor temporada para verlas, así que decidimos no coger ningún barco. Aun así, nos acercamos hasta este mirador ya que ofrece unas vistas increíbles de la isla. Justo aquí había una pequeña casita con una ventana en forma de pequeño cuadrado donde solamente se podía ver el mar. Es desde ahí donde deberían asomarse algunas ballenas, o al menos su cola, pero como sabíamos que pasaría, no lo hicieron.
En esta zona, los acantilados que hay son increíbles. Os dejo que juzguéis vosotras/os mismas/os. Además, justo aquí pudimos ver un arcoíris completo, de principio a fin. ¡Qué bonito!
Faro Arnel y Miradouro Ponta do Sossego
Este lugar está situado en el noreste de la isla. De hecho, esta región de San Miguel recibe el nombre de Nordeste. A mí me gustó mucho. Lo visitamos el último día por la mañana antes de irnos y valió la pena. Para llegar al Faro Arnel, tuvimos que caminar cuesta abajo durante unos 10 minutos. Después, la subida fue matadora ya que la cuesta era muy empinada. El faro en sí es bastante bonito, pues la cubierta que recubre el foco es roja y este color hace que destaque con los colores verdes y azules de la flora y el mar. Cuando fuimos, vimos que había gente dentro y pensamos que se podía entrar, pero creemos que esas personas tenían un permiso especial o algo así porque la entrada no estaba permitida salvo que tuvieses autorización.
Después fuimos a Ponta do Sossego donde se encuentra un jardín muy bonito, con zona de barbacoa, mesas y sillas de piedra para comer.En verano estoy segura de que tiene que estar lleno de gente que para allí de picnic, para hacer carne, pescado o verduras a la brasa. Las vistas desde luego lo merecen pues también pueden verse acantilados e incluso una pequeña cascada, si te fijas bien.
Y hasta aquí la entrada de hoy. Espero que os hayan gustado los lugares. Intento incluir además de los lugares típicos, algunos que no son tan conocidos. En la próxima, su continuación, seguiré enseñándoos otros lugares que tenéis que visitar en San Miguel. Espero que os hayan gustado y nos vemos en el siguiente post. Saludos y gracias por leerme.
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Comentarios (3 comentarios)
José Ramón Iraola hace 5 años
Sorprendente tanta belleza en medio de tanta agua...
Fátima chamadoira hace 5 años
Qué paisaje tan variado, desde lagoas hasta géiseres y jardines. Y la forma de preparar el cocido...¡para tomar nota! Enhorabuena.
Claudia Costas hace 5 años
La verdad es que Azores es muy polifacético.