Una noche en Tartu

Era una noche normal en Tallin; estaba tomando un té con una buena amiga húngara, cuando de repente me llegó un SMS: "hay un bus a Tartu a las 21:00, ¿te vienes? ".

Anteriormente, tres amigos y yo habíamos decidido pasar una noche en Tartu; solo una noche. Sin embargo, después de la emoción inicial me di cuenta de que era una idea loca y el entusiasmo empezó a decrecer.

Por lo que cuando me llegó el mensaje, miré a mi amiga y me preguntó: "¿vas a ir?. Y le respondí: "no lo sé... Si voy tendría que irme ya... ". Pero ella exclamó: "¡no te preocupes! ¡ve! ¡ve y cuéntamelo todo mañana! ".

Así que básicamente, nos terminamos el té y nos fuimos. Ella se fue a su cuarto y yo me fui corriendo a la estación de autobús donde me estaban esperando mis amigos.

Entramos en el bus y nos sentamos. Lo primero que hicimos fue intentar comer algo, pero el movimiento del bus nos causó algunos problemas... Y en lugar de comernos nosotros nuestra comida, fue el bus el que lo hizo. Tras nuestra cena "deliciosa", decidimos empezar la fiesta.

Elementos necesarios para una "fiesta en bus":

1. Comida.
2. La app "Trivial Pursuit" en el Iphone.
3. Italianos fallando la pregunta del Vaticano.
4. Vana Tallinn.
5. Cerveza.
6. Italianos ganando al Trivial a los portugueses y españoles.

¡Fue un trayecto en bus muy divertido! Pero la mejor parte de la noche estaba a punto de empezar.

En cuanto llegamos a Tartu, fuimos directamente a la residencia de nuestros amigos. No sabíamos la sorpresa que nos íbamos a encontrar al llegar: ¡una ruleta!

Después de nuestra fiesta privada en la residencia decidimos salir e ir en busca de algún club o discoteca donde nos dejaran entrar y... ¡la encontramos! ¿Y sabéis qué? ¡Había más gente Erasmus allí dentro! Pero no eran Erasmus normales, ¡me encontré a amigos míos en el bar!

Así que os podéis imaginar lo mucho que disfrutamos esa noche... Fue mágico: el DJ nos quería, había mucha gente joven en el bar, conocimos gente nueva, los Erasmus de Tartu fueron muy simpáticos con nosotros... Pero la alegría duró hasta que el bar cerró y tuvimos que volver a la estación de autobús (intentamos desayunar en algún sitio previamente y descubrimos que había fans de Kaká en todas partes); esperar al bus a las 6 a. m. bajo el nevado y frío invierno de Estonia puede ser un poco duro.

Aparte de la hora de espera del autobús, la cual fue dura y divertida a la vez, el resto de nuestra única noche en Tartu fue increíble.

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