Dimmi tutto: los secretos de Roma

He vivido un año en Roma; para ser más exactos, 361 días y 7 horas. Así que, como podréis imaginar, me ha dado tiempo de sobra a perderme y descubrir todos sus encantos. Dejando de lado el Coliseo, la basílica de San Pedro o el Panteón (tres maravillosos vestigios arquitectónicos), la capital italiana tiene muchas otras cosas que ofrecer (prácticamente hay algo en cada esquina) y muchos secretos que merece la pena compartir aquí, con vosotros. Empecemos con mis 361 (que en realidad son más o menos 250) descubrimientos favoritos de Roma:

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Callejuelas por las que deambular

Las calles del casco antiguo son monísimas. Me encantaba deambular por las calles del centro, perderme por callejones estrechos y subir por escaleras que no sabes a dónde te llevarán. El mejor momento del día para hacerlo era con la puesta de sol, cuando la luz acentúa los colores ocres de los edificios y ya no hay tantos turistas; todo está más tranquilo, puedes disfrutar del buen tiempo e ir a tu ritmo... era mi momento de Dolce Vita.

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Tenía especial predilección por las calles de Trastévere y por su ambiente tan pintoresco. Visualizadlo... casas de colorines, calles estrechas, árboles y pequeños puestos artesanales. Lo mejor es ir por la tarde y hacer tiempo hasta que se haga de noche, pedirse unas pizzas para llevar (de las rústicas) y sentarse en las escaleras de la Piazza Trilussa para disfrutar de la música de los artistas callejeros. Esta plaza siempre está en constante movimiento, sobre todo los sábados por la noche.

También encontraréis joyerías de lujo y puestos de bisutería en algunas de las callejuelas que hay rodeando el Campo dei Fiori. Por la mañana ponen el mercado turístico, pero no te lo aconsejo para nada, a no ser que seas capaz de repetir cuarenta veces "no, gracias" en menos de treinta segundos. Desde el Campo dei Fioiri puedes llegar hasta el Ghetto (un barrio judío que hay en Roma), donde encontrarás un montón de restaurantes donde combinan la cocina judía e italiana (son un acierto seguro). Y de ahí, si bajais por las escaleras, llegaréis hasta el Teatro Marcelo (antes de ir, tened en cuenta que cierra de noche).

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Me encantaba pasearme por la Plaza Navona y por el Panteón. La calle del Governo Vecchio es la que conecta la Plaza Navona con el Castillo de Sant'Angelo; es muy bonita y, de hecho, ahí podréis encontrar la heladería Frigidarium, una de las mejores de toda Roma (voy a escribir un artículo sobre las heladerías, pero te adelanto que aquí los helados son artesanales y tienen de varios sabores dependiendo de la estación, además de que los sirven con chocolate por encima, eso es lo que les da el toque).

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Si quieres hacer el paseo un poco más entretenido, entonces ponte a buscar las seis estatuas parlantes. Estas estatuas, ahora famosas en Twitter (sí, como lo leeis, qué no inventarán los romanos), dieron cobijo a innumerables quejas sobre el descontento que había con el gobierno. Tras aquello, a día de hoy la mayoría son mudos, salvo Pasquino, que se empeñó en seguir con la tradición.

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Y si, por algún casual, te apetece seguir paseando después de eso, entonces ponte a buscar los diferentes monumentos egipcios (o de inspiración egipcia) que hay esparcidos por toda la ciudad de Roma. Tenéis donde elegir, de hecho, si vais desde la Pirámide de Cayo Cestio hasta el obelisco de la Plaza de San Pedro, pasando por el elefante que diseñó Bernini, habréis paseado prácticamente por casi toda la ciudad.

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Y luego, a las afueras del casco histórico de la ciudad, hay dos barrios muy interesantes: el barrio del Coppedè y el barrio del Pigneto. El primero se encuentra al nordeste de la ciudad, es un barrio muy original en cuanto a arquitectura. Paseando por allí te darás cuenta de que tiene un aire muy de fantasía, en el que se mezclan los estilos barroco, modernista, gótico e incluso medieval; es como un mix de formas y detalles diferentes que convergen a la perfección. En un principio, se creó con la intención de que fuera uno de los barrios más famosos de la ciudad; por esta razón, veréis que está todo lleno de despachos de abogados y de casas de familias adineradas, entre otros.

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También os aconsejo que os deis una vuelta por el barrio del Pigneto, si lo que os apetece es ver algo más original; os encantarán sus calles plasmadas de arte callejero. Tenéis desde pequeños grafitis, hasta murales impresionantes; en este barrio encontraréis verdaderas obras de arte en las fachadas laterales de las casas, entre las terrazas de dos restaurantes o hasta en las persianas bajadas de los comercios. ¡Poneos a buscar y que empiece el juego!

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Jardines para desconectar (y disfrutar de las vistas)

La mayoría de los jardines de Roma tienen unas vistas increíbles. Los jardines de la Villa Borghese y la Terrazza del Pincio son los más famosos de toda Roma. Como ya sabréis, la ciudad de Roma se construyó sobre siete colinas y, aunque actualmente apenas quede ni rastro por las construcciones urbanas y por el paso del tiempo, en esta topografía verás que aún quedan decenas de lugares preciosos desde donde podréis disfrutar de unas vistas increíbles de la ciudad.

De todos los jardines que hay, mi preferido es el de los naranjos (Giardino degli Aranci), que está sobre el monte Aventino. Este jardín está lleno tanto de naranjos, tal y como su nombre indica, como de pinos. Allí se respira una tranquilidad inigualable. Es el jardín por excelencia de los enamorados, de los amantes de la lectura de domingo y, de vez en cuando, también de algún que otro guitarrista o trompetista. Las vistas que hay desde la terraza van desde el parque Villa Doria Pamphilj hasta el monumento a Víctor Manuel II de Italia. Por ser vosotros, os contaré un pequeño secreto (bueno, un secreto del que encontraréis información en cualquier sitio turístico) que aguarda a unos cuantos metros del parque: la famosa cerradura. La razón por la que ese agujero tan chiquitito (en la Orden de Malta) atrae a tantísima gente, es porque si miras a través, verás la cúpula de la basícila de San Pedro (pero bueno, aún así no merece la pena si te toca esperar una hora de cola).

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Otro que también merece mucho la pena es el monte Janículo (la octava colina más importante de Roma), y se encuentra al nordeste de Trastévere. Este lugar cuenta con una gran historia, además de muchísimas terrazas desde donde podréis disfrutar de unas vistas panorámicas de la ciudad impresionantes. Si subes desde Trastévere, te encontrarás de camino el Templo de Bramante, la Academia Española (cuya entrada es gratuita), la Fontana dell’Aqua Paola, el jardín botánico (es muy bonito) y la estatua ecuestre de Garibaldi (uno de los unificadores de Italia), además de muchos bustos de oficiales y el faro del monte Janículo (un pequeño regalo que hicieron los italianos desde Argentina). Aquí va un dato curioso: todos los días, a las 12 justas, escucharás cómo disparan un cañón rememorando la batalla contra el ejército francés en 1849.

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Luego, en pleno centro de la ciudad, está el jardín del castillo de Sant'Angelo; está un poco olvidado, pero es muy bonito. Puede que no sea el más bonito que hayáis visto nunca, pero hay un sendero que da la vuelta al castillo y hay parques para los más peques (si tenéis en mente dedicaros a cuidar niños, os vendrá bien saberlo). Está genial para montar un picnic después de una tarde por el Vaticano por ejemplo. Y en verano puedes aprovechar y darte una vuelta por los puestos que ponen de libros, tomarte algo refrescante en los bares o comprar algo en los puestos artesanales.

Galerías que te dejarán sin palabras

Si algo está claro, es que en Roma no faltan ni museos, ni galerías ni palacios. De hecho, es prácticamente imposible poder verlo todo. Pero hay algunos que, pase lo que pase, no os podéis perder, como la Galería de la Villa Borghese o los museos del Vaticano, pero seguro que encontráis más que os encantarán también.

Eso sí, como estudiante de arquitectura que soy, yo empezaré a hablaros sobre el MAXXI, de Zaha Hadid. Este museo de arte contemporáneo se encuentra en la zona de Flaminio; nada más que por su majestuosa arquitectura merece la pena ir. De hecho, basta con mirar el recibidor y las escaleras para que se te caiga la baba, os lo recomiendo. Y si os apetece ir a ver alguna exposición, preguntadme y os daré la dirección de su página web para que veáis el programa del mes que toque.

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Luego está la Galería Spada, es totalmente distinta a la anterior, pero es igual de impresionante; si vais, intentad descifrar la ilusión óptica de Borromini (y si sois majos con el guardia, puede que hasta os haga una pequeña demostración si se lo pedís). Y ya que estamos hablando de Borromini (el mejor arquitecto del Barroco sin duda), tenéis que ir al Palacio Barberini. Ya no solo por el edificio, en el cual, por cierto, hacen exposiciones todo el año, sino por el jardín tan mono que tiene, al que se puede entrar gratis.

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Y, para acabar, mi último gran secreto es la Galería Sciarra; está en el centro de Roma, justo donde coinciden la Via delle Muratte y la calle Marco Minghetti. No es una galería propiamente dicha, sino un patio rodeado por cuatro edificios. Podréis ver las pinturas que adornan las cuatro fachadas y lo bien que se conservan gracias a la gran cúpula de cristal que los protege. Así que ya sabéis, antes de seguir con la excursión por la ciudad, pasaos por aquí y dedicar un par de segundos a alzar la mirada.

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Conclusión

  • Deambulad por las calles del centro e id en busca de las estatuas parlantes o de los monumentos egipcios.

  • Deleitaos con la original arquitectura del barrio del Coppedè.

  • Pasaos a ver las exposiciones de arte callejero de Pigneto.

  • Relajaos en el jardín de los naranjos.

  • Embárcate en un viaje atrás en el tiempo por el histórico monte Janículo y disfruta de las vistas de la ciudad.

  • Descubrid la arquitectura contemporánea del MAXXI.

  • Intentad descrifrar las ilusiones ópticas de la Galería Spada.

  • Desviaos y pasad por la Galería Sciarra.

Consejos

  • El centro se puede recorrer perfectamente andando, no perdáis el tiempo en intentar coger un autobús.

  • La mayoría de los museos, galerías y monumentos tienen tarifas con descuentos para estudiantes, así que si sois estudiantes o trabajáis en el mundo del arte, turismo, arquitectura, etc., seguramente os salga gratis. No os olvidéis de informaros bien a través de sus páginas web o en las taquillas.

  • Dejaos llevar por la curiosidad y que nada os frene, entrad a las iglesias, cruzad por los patios y claustros, etc. ¡En Roma prácticamente todo está abierto al público! Tan solo tenéis que lanzaros a la aventura y dejaros llevar.

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