Montaña Pan de Azúcar

Río de Janeiro es una de las ciudades más increíbles en las que he estado nunca. Creo que no hay muchos más lugares del mundo en el que se unan la jungla, la metrópolis y la playa. Está situada en una bahía impresionante, con el océano Atlántico a un lado y unas montañas verdes al otro, y esconde algunos de los lugares más bonitos del mundo. Los dos más famosos son, probablemente, las vistas desde el Corcovado, donde está la estatua del Cristo Redentor (desde la cual tienes unas vistas espectaculares de la bahía y de la montaña Pan de Azúcar), y las vistas desde el propio Pan de Azúcar, de las cuales os quiero hablar hoy.

El Pan de Azúcar, "Pão de Açúgar" en portugués, es una montaña de 396 m de alto, situada en la península de la costa de Río. El nombre le viene de su forma, porque se parece a un pan de azúcar. Lo puedes ver mejor desde la playa de Botafogo, donde Pan de Azúcar colinda con la bahía de Guanabara.

Para disfrutar de las vistas increíbles de la ciudad desde la cima de la montaña, tienes que montarte en un teleférico que sale desde Praia Verlelha y te lleva hasta el punto más alto de la montaña. Más de 2000 personas suben cada día a la cima de la montaña. Los teleféricos están en funcionamiento desde las 8 a. m. hasta las 10 p. m., lo que significa que puedes ver el atardecer desde Pan de Azúcar. Es una de las experiencias más increíbles que he vivido nunca.

El trayecto en el teleférico ya es una aventura en sí misma. Poco a poco, va dejando atrás la ciudad y te muestra unas vistas que impresionan más a cada metro que avanza. Como el teleférico hace un trayecto directo, tienes que hacer una pequeña parada en el Morro da Urca, que está a 220 m de altura y ya ofrece unas vistas bonitas de la bahía de Guanabara y parte de la ciudad. Sin embargo, no es nada en comparación con lo que te espera en la cima.

En la cima de Pan de Azúcar hay diferentes miradores desde los que puedes ver distintas partes de la ciudad. Además, aunque haya mucha gente, tendrás espacio de sobra, no es como en otras atracciones turísticas en las que tienes que hacer cola para hacer una buena foto.

Aprovecho para advertirte ya: las vistas que hay desde la cima de Pan de Azúcar te van a dejar sin aliento. Puedes ver la bahía y la ciudad de Río en todo su esplendor. Además, hay unas vistas preciosas de toda la playa de Copacabana, y no puedo olvidarme de la impresionante montaña del Corcovado con la estatua del Cristo Redentor al otro lado de la ciudad.

Como ya he dicho antes, el mejor momento para ir a la montaña de Pan de Azúcar es al atardecer o, al menos, eso me parece a mi. Como hay muchas veces en las que las nubes se acumulan sobre la ciudad, puedes o bien quedarte sin vistas, o bien ver un Río de Janeiro aún más impresionante. Cuando yo subí a Pan de Azúcar, subimos cuando aún era de día, así que también pude disfrutar de las vistas a esa hora. Nada más llegar a la cima se nubló bastante, y nos desanimó mucho. Llegó un momento en el una de las nubes se tragó toda la montaña y no podías ver nada a más de 2 m de distancia, mucho menos, la ciudad. Sin embargo, un poco más tarde, cuando se empezó a poner el sol, la nube se fue, y la ciudad de Río se descubrió ante nosotros de la forma más espectacular posible: el sol se estaba poniendo y aún había nubes acumuladas por la zona de la ciudad y alrededor de las montañas, creando un paisaje impresionante y un ambiente inolvidable, sobre todo, con la estatua del Cristo Redentor saliendo entre las nubes. ¡Parecía algo irreal! Cuando oscureció, volvimos a coger el teleférico para bajar, y también me encantó porque, al estar oscuro, se podían ver todas las luces de la ciudad.

Creo que tuve mucha suerte el día que fui a la montaña, pero estoy segura de que, sea cual sea el día en el que vayas a Pan de Azúcar, será una experiencia inolvidable. Las vistas que hay desde la cima no se parecen a nada que haya visto antes, y los 10 € que cuesta coger el teleférico merecen totalmente la pena. ¡Los momentos que vives allí no tienen precio!