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Viaje de bajo coste en busca de la aurora boreal


¡Hola a todos!

En este artículo, os contaré mi precioso segundo viaje de bajo coste en busca de la aurora boreal... ¡en Islandia!

Para empezar, para poder dividir los gastos de la gasolina y el alquiler de coches, pensé en ampliar la invitación a otras personas, haciendo publicidad de mi programa de viaje en Internet. Muy pocos minutos después, ya había llenado el primer coche, pero mucha gente seguía escribiéndome... y al final... salimos trece, alquilamos tres coches, para ser más exactos, tres Dacia Duster 2017, equipados con asientos con calefacción, GPS, puertos USB, radio, estéreo, etc.

Los coches tenían algunas pequeñas abolladuras, pero funcionaban perfectamente. ¡En Islandia está lleno de Dacia Duster y por algo será! Obviamente, estos coches son muy estables, seguros y adecuados para recorrer todo tipo de carreteras. Para el Dacia Duster, ¡ni siquiera la nieve es un peligro!

Alguna vez nos encontramos la carretera llena de nieve, pero nuestros coches las atravesaron sin ninguna dificultad, mientras que dos chicos toscanos que conocimos habían alquilado otro Jeep de una marca conocida y ¡quedaron atrapados en la nieve incluso dos veces!

Igualmente, el Dacia Duster, además de ser un coche bonito estéticamente, ¡tiene también interiores bonitos y es muy cómodo y espacioso! Durante mi primer viaje a Islandia, en noviembre/diciembre de 2017, mi hijo y yo dormimos dentro tranquilamente durante varias noches, por lo que si quieres, puedes usarla como una minicaravana y ahorrar mucho dinero, evitando tener que pagar para dormir en un hotel y tienes muchas más oportunidades de ver el espectáculo de la aurora boreal. ¡También porque los hoteles en Islandia son muy, muy caros! No encontrarás una cama en un dormitorio mixto por menos de 30-35 euros por noche, por persona. Y no encontrarás una habitación individual por menos de 100-120 euros por noche, por persona.

¿Cuánto costó el viaje?

El viaje costó de 600 a 680 euros por cabeza, dependiendo del momento de la reserva, más comidas y recuerdos (los que reservaron antes pagaron 600 euros... los que reservaron más tarde pagaron un poco más por el aumento de los precios de los vuelos). Me encargué de comprar todos los billetes de avión y de las reservas de todos los alojamientos, así como los tres coches.

No fue fácil encontrar la combinación ganadora de vuelos. Tuve que hacer muchas pruebas diferentes antes de encontrar la más barata. Para los primeros cinco participantes que se unieron, pude usar mi descuento para al estar suscrita a la compañía Wizzair. Elegí todas las rutas operadas por esta compañía, que considero muy buena, a pesar de ser una aerolínea de bajo coste. En los últimos meses habré hecho unos cincuenta vuelos, todos con Wizzair, y ninguno llegó con retraso ni tuvo ningún tipo de problema.

Por otro lado, para las reservas de los alojamientos, confié en un famoso sitio de reservas, que últimamente ofrece promociones muy convenientes. Prácticamente por algunas de las reservas que hice, recibiré en breve un reembolso equivalente al diez por ciento del importe total de la reserva... por otras reservas, en cambio, recibiré quince euros. Quizás, en total, me ingresarán alrededor de cincuenta euros directamente en la cuenta. Digamos que esto puede considerarse una especie de pequeña ganancia por haber organizado el viaje, preparado el itinerario y gestionado todo. Por desgracia, algunos hoteles no se pueden reservar con esta promoción... de lo contrario, la ganancia hubiera sido mucho mayor.

En lo que respecta a la cantidad invertida en recuerdos y cosas para comer, obviamente, es muy subjetiva. Yo compré varios juegos para mi hijo, varias sudaderas y camisetas de Hard Rock, tanto para mí como para él, algunos imanes, algunas postales y algunas cosas para comer. Todavía no he hecho el recuento exacto de cuánto me gasté, pero teniendo en cuenta que, solo en el Hard Rock de Gdansk me gasté casi cien euros, en el Hard Rock de Reikiavik me gasté más de cien euros... ya me pongo en doscientos euros solo en recuerdos de Hard Rock. Luego compré una espada de diez euros para mi hijo, en Gdansk, y cuatro paquetes de construcciones Lego también para él. Uno por cada aeropuerto donde paré, que hacen unos cien euros más. Y ya nos ponemos en trescientos euros. Después me gasté unos veinte euros entre imanes y postales... y hasta cien euros para comer. De agua... no compré nada. Me fui con una botella de plástico arrugada y vacía, y luego la llené cuando tuve la oportunidad. Este es un pequeño truco que compartí e inmediatamente enseñé a otros miembros del grupo. En cualquier caso, había traído cigarrillos de casa, así que no tuve que gastar dinero en eso.

En Polonia cuestan menos que en Italia. Fumo muy poco... y todavía tenía paquetes que había comprado en Rumania un mes antes... y me los traje... de lo contrario, los habría comprado en Gdansk, porque en Islandia cuestan alrededor de doce euros cada uno, independientemente de la marca. Por suerte, solo tengo ese vicio. No bebo bebidas alcohólicas y mucho menos bebidas especiales, como Coca-Cola, Sprite, naranjada, Estathé, etc. Solo bebo agua natural. Así que no gasté nada en bebida. Para algunos, las vacaciones cuestan caras precisamente por el alcohol. ¡Una cerveza de lata en Islandia cuesta alrededor de ocho euros! La botella de vino más barata en el supermercado cuesta alrededor de veinte euros.

Por otro lado, en Polonia, ¡la cerveza y las bebidas alcohólicas cuestan realmente muy poco! Que sepáis que el consumo de alcohol en las calles es ilegal. Puede costarte una multa de unos quinientos euros. Al menos según uno de los camareros en un bar en Varsovia, donde algunos de los miembros del grupo se detuvieron para probar cerveza... y luego volvieron al hotel, borrachos y muy malolientes por el alcohol... En realidad, de tres solo uno estaba borracho perdido... y maloliente. Uno estaba borracho... y maloliente. Y el otro era maloliente... a pesar de los siete litros de cerveza y los diversos vodkas que había bebido (solo, por supuesto). El más ebrio de todos, esa noche, compartió una habitación con una de las mujeres, con quien tenía una amistad especialmente estrecha. No me hubiese gustado estar en el lugar de esa mujer...

El borracho, no satisfecho con los seis litros de cerveza y varios vodkas que había tomado, decidió salir de nuevo, por el remoto barrio donde estaba nuestro hotel, a aproximadamente media hora en autobús del centro de la ciudad, en los alrededores del aeropuerto Chopin en Varsovia... buscando un lugar donde poder tomar una copa... Pero lo más divertido de todo esto es que no quería cerrar la puerta exterior del hotel, así que puso algunas hojas y musgo por debajo para dejarla abierta. Una pena que su idea no funcionara y tuviera que despertar a otra mujer del grupo, que estaba durmiendo, llamándola por teléfono, porque a las tres de la mañana teníamos que levantarnos para coger el avión que nos llevaba a casa, o mejor, a Italia, para ser más exactos, al aeropuerto de Orio al Serio de Bérgamo.

¿Quién participó en el viaje?

Los primeros en apoyar mi idea y mi propuesta de viaje fueron Rosa, Daniela, Marco e Ilaria. Luego se fueron uniendo poco a poco: Manuela, Giorgia, Mauro, Claudio, Alessandro, Piera, Luisa y Maria Ebe. No estoy acostumbrada a viajar en grupo, pero personalmente me sentí bien. Fue una experiencia nueva para mí, con sus ventajas y desventajas. En cualquier caso, me divertí mucho e hice nuevos amigos.

Mi nombre es Roberta y cumpliré 28 años en mayo. Soy licenciada en Lengua y Literatura Modernas y mi mayor pasión es viajar. Ahora os presento a los otros participantes un poco mejor, para daros una mejor idea de la situación.

Comenzaré con los cuatro participantes que salieron en coche conmigo desde Perugia y después seguiré un orden aleatorio:

  1. Alessandro es un chico de Perugia... debo decir... que es un fantástico compañero de aventuras. Tiene veintiséis años y medio y ya ha viajado por toda Europa. Se adapta fácilmente a cualquier situación y es un gran aventurero. Le gusta competir y también le gusta mucho presumir. Le gusta llamar la atención y que lo escuchen y lo mimen.
  2. Rosa es una mujer hermosa y muy agradable de unos cincuenta años, soltera, alta, de más de metro ochenta, con un bonito cuerpo, esbelta, con piel tonificada y una gran sonrisa en el rostro. Es de origen napolitano, pero ha vivido muchos años en Verona, por lo que su acento es más veronés que napolitano... y actualmente vive en Perugia.
  3. Claudio es un camionero muy agradable de unos cincuenta años, separado, con una hija de dieciocho años. De ojos azules como los glaciares islandeses y una gran pasión por la fotografía, acompañada de una Reflex carísima con muchos trípodes y lentes caros. ¡Siempre tiene una ocurrencia preparada y un gran espíritu de equipo!
  4. Piera es una mujer de setenta y tres años, ¡con la fuerza y el cuerpo de una treintañera! Mi hijo la apodó "la abuela" y, en realidad, a menudo me ayudaba como si realmente hubiera sido la abuela de Pietro, ¡pero en realidad caminaba más que las personas más jóvenes que ella! Tiene una hija de unos cuarenta años y dos nietos muy alegres de siete y ocho años.
  5. Marco es un hombre de 39 años, "ooscaano" (toscano), de Florencia, muy puntilloso y tiquismiquis, pero también muy servicial, cordial, amable, educado, en definitiva y, como Claudio, tiene una gran pasión por la fotografía y una excelente Reflex a mano. Alguien lo apodó "grano en el culo". De hecho, si no me equivoco, él mismo afirmó que sabía muy bien que era "un grano en el culo". Pero personalmente no me pareció un "grano en el culo" en absoluto.
  6. Daniela es una mujer muy simpática y agradable sarda, soltera, una persona con buen espíritu, disponible, amable, cordial, sociable, amigable, también con una gran pasión por la fotografía y una cámara muy buena que inmortalizó momentos maravillosos.
  7. Luisa es una bonita mujer de unos cincuenta años, de Apulia. Por desgracia, se unió a nosotros a partir de Reikiavik. El resto del viaje se lo organizó ella misma, porque le era un inconveniente ir a Bérgamo y salir con nosotros. Estuvo en el coche conmigo durante los tres días en Islandia y seguramente fui la persona que la conoció mejor y, por ese motivo, le cogí mucho aprecio. Fue una excelente compañía y me dio valiosos consejos para la organización de futuros viajes. Es una mujer con clase, acomodada, educada, cariñosa, muy reservada, graduada en Lengua y Literatura Modernas, exmaestra de italiano para extranjeros.
  8. Maria Ebe es una mujer muy agradable y hermosa de unos cincuenta años, de Turín, separada, con una hija de veintiocho años. La apodaron "espíritu libre". Es una muy buena persona, muy "cercana", culta, también muy cariñosa, una extrabajadora social.
  9. Manuela es una bonita mujer del norte de Italia, separada, pero sin hijos. Tiene un cuerpo bonito, bonito cabello rubio rizado, con tonos rosados, muy delicado. Por desgracia, solo pude tener una agradable conversación con ella la primera noche, en Gdansk. Después no tuvimos la oportunidad de conectar especialmente.
  10. Mauro es un hombre divertido, de baja estatura, un poco divertido en la forma de vestir. Lo apodé "Mudito" porque me recordó a uno de los siete enanitos cuando llevaba una gorra roja con franjas blancas horizontales. Una buena persona, una persona "bondadosa". ¡Una noche se emborrachó y me hizo morir de la risa! Después de volver al hotel a las 23:30, salió otra vez para ver si encontraba algún bar abierto para tomar un poco más de cerveza a medianoche. Estaba tan "espabilado" que dejó "hojas y un poco de musgo" debajo de la puerta del hotel, ¡para evitar que se cerrara! ¡Ja, ja, ja, ja! (Mauro y Manuela ya se conocían de antes, primero por Internet y después durante un corto viaje que hicieron juntos).
  11. Giorgia es una chica guapa de treinta y un años, también de baja estatura, pero con un hermoso cuerpo tonificado. No es sorprendente que trabaje como entrenadora personal en un gimnasio y como profesora de natación en una piscina..., pero su sueño es convertirse en profesora de Educación Física. Siendo de mi edad, esperaba estrechar lazos con ella, pero por desgracia no pudo ser.
  12. Ilaria es una chica muy guapa de 38 años, soltera (al menos eso creo) de ojos azules y rubia. Se autoproclamó "el grano en el culo", incluso antes de salir... en el grupo de WhatsApp que había creado para la ocasión. Desgraciadamente, no tuve la oportunidad de conectar especialmente con ella, pero me pareció una chica detallista y amable.

¿Cuál fue el itinerario del viaje?

Nuestro itinerario de viaje fue el siguiente:

Primer día:

Salida del aeropuerto de Bérgamo (Orio al Serio) a las 14:50. Llegada a Gdansk al final de la tarde. Alojamiento en un hostal y cena en un restaurante típico.

Segundo día:

Visita a Gdansk y viaje en tren a Sopot. Almuerzo en Sopot y vuelta a última hora de la tarde a Gdansk. Vuelta por el centro y cena en un restaurante típico.

Tercer día:

Recorrido por el centro de Gdansk y salida hacia Reikiavik aproximadamente a las 13:00. Llegada a Reikiavik a las 16:50 y recogida de los tres coches alquilados a las 18:00. Paseo por el centro. Nos alojamos en un hotel a 7 km del centro de Reikiavik y cenamos allí con risottos Knorr traídos de Italia.

Cuarto día:

Nos despertamos temprano y salimos a las 08:00. Visita al Parque Nacional Thingvellir (Oxarárfoss), visita a la localidad de Geysir, visita a la gigantesca y bonita cascada Gullfoss, nos paramos para relajarnos en las termas de Secret Lagoon, parada para comer en el supermercado, visita a la maravillosa cascada Seljalandsfoss, llegada a Skógar, alojamiento en el hotel en habitaciones triples a 500 metros de la espléndida cascada de Skógafoss. ¡Observamos la aurora boreal!

Quinto día:

Nos despertamos temprano y salimos a las 08:30. Visita a la cascada Skógafoss, visita al acantilado Dyrhólaey, visita a la bonita playa negra Reynisfjara, parada para repostar y comer en Vík, visita a Jökulsárlón y a Playa de los Diamantes, visita al Parque Nacional Skaftafell (Svartifoss), vuelta a Skógar, cena en el hotel con sopas Knorr traídas de Italia. ¡Contemplamos la aurora boreal!

Sexto día:

Nos despertamos temprano y salimos a las 08:00. Visita a los restos del avión estrellado en Sólheimasandur el 24 de noviembre de 1973, visita a la fuente termal de Reykjadalur, regreso a Reikiavik, entrega del coche a las 20:30. Salida hacia Varsovia a las 00:30. Noche en el avión.

Séptimo día:

Llegada a Varsovia a las 06:30. Alojamiento en hotel (en habitaciones dobles). Descanso hasta las 11:00. Vuelta por el centro de Varsovia, almuerzo en un restaurante típico, vuelta al hotel por la noche.

Octavo día:

Salida de Varsovia a las 06:05. Llegada al aeropuerto de Bérgamo (Orio al Serio) a las 08:05. Desayuno en el bar todos juntos y vuelta a casa.

Ahora describiré con más detalle lo que pasó día tras día...

Alessandro, Rosa, Piera, Claudio y yo salimos a la vez de Bérgamo a las 05:15 de la mañana. Elegimos de común acuerdo que el líder sería el más experto de todos: Claudio, el camionero. Luego... me dormí tranquilamente unos minutos después de salir y desperté unos minutos antes de llegar a mi destino. Había reservado un aparcamiento cerca del aeropuerto por 13, 90 euros, durante toda la semana. El nombre del aparcamiento, por si te sirve, es Orio Big Park y lo reservé en línea, a través del sitio web Myparking.

Llegamos al aeropuerto alrededor de las 10:00, con bastante antelación... ¡pero mejor pronto que tarde! Inmediatamente nos encontramos con Daniela, que estaba allí esperando desde las 08:00, porque, al vivir en Cagliari, tuvo que coger otro avión para llegar a Orio al Serio y poder salir con nosotros. Poco a poco, llegaron todos los otros miembros del grupo y nos presentamos. Después... a las 14:50, finalmente, nos fuimos. Al llegar a Gdansk, cogimos un autobús al centro de la ciudad. El viaje desde el aeropuerto hasta el centro duró aproximadamente media hora. La periferia de Gdansk está bastante degradada. Una vez en el centro, invertimos un tiempo para buscar nuestro hotel, nos acomodamos y nos fuimos inmediatamente a cenar. Tras una búsqueda exhaustiva de los diversos restaurantes disponibles, elegimos un mesón de la plaza principal, cerca de la fuente de Neptuno. Y debo decir que elegimos muy bien: la comida era excelente, los platos estaban perfectamente emplatados y los precios eran estándares. Después de la cena, tomamos una cerveza en un bar y nos fuimos a dormir. Habíamos reservado dos habitaciones familiares con siete camas cada una, así que había dos camas de más.

La mañana siguiente me desperté alrededor de las 7:30. Alguno más se había despertado ya y desayunamos juntos. Tomé un buen vaso de leche y café. Luego esperamos a que todos los demás estuvieran listos y salimos alrededor de las 10:30, si no me equivoco. Después de una vuelta corta por el centro todos juntos, el grupo se separó. Yo, Alessandro, Maria Ebe, Rosa, Claudio y Mauro pensamos que dos días en Gdansk eran demasiados y decidimos ir a visitar Sopot. Los otros se quedaron en el centro. Luego nos encontramos de nuevo a la hora de la cena. Comimos todos juntos en un bonito restaurante junto al río. Después, volvimos al hostal, bebimos un vaso de grappa (aguardiente extraído de la uva) local que Claudio había comprado y nos fuimos a dormir. Mientras tanto... ya habían empezado las primeras discusiones dentro del grupo... ¡por los ronquidos! Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

La mañana siguiente, después de desayunar, bajé con Alessandro a dar un paseo, mientras los demás se preparaban. Luego a las 10:00 nos encontramos y fuimos a coger el autobús que llevaba al aeropuerto. Algunos no estaban de acuerdo con el horario. Creían que era "demasiado temprano", pero prefería llegar temprano antes que tarde. No podíamos perder ese vuelo, de lo contrario, se habrían estropeado todos nuestros planes... y nuestras vacaciones. Así que al final nos fuimos "demasiado temprano" y llegamos bastante temprano al aeropuerto. Almorzamos tranquilamente en McDonald's y cogimos el avión a las 14:30.

Llegamos a Reikiavik a las 16:50. El vuelo fue muy tranquilo. Había muchos asientos vacíos, así que estábamos sentados muy anchos. En cuanto aterrizó el avión, dos hombres se acercaron a uno de los pasajeros... y lo esposaron. No sabíamos qué había hecho, pero nos molestó un poco. A las 18:00, después de unos cuarenta minutos de espera, el hombre de la agencia de alquiler de coches de Lava vino a recogernos con un minibús de ocho asientos. Tuvo que hacer dos viajes, pero mientras tanto pude completar varios documentos y pagar los tres coches.

Alrededor de las 19:00 nos encontramos con nuestra decimotercera compañera de viaje, Luisa, la mujer de Apulia que se había organizado ella sola y había llegado a Reikiavik un día antes que nosotros. Aparcamos los coches en el aparcamiento de la iglesia principal de la ciudad, Hallgrímskirkja, que ya había cerrado sus puertas al público a las 17:00. Los planos de la iglesia se encargaron en 1937; sin embargo, no empezaron a construirla hasta 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, y se acabó en 1983, después de casi cuarenta años de trabajo. Esta es la cuarta estructura arquitectónica más alta de todo el país. Tiene casi 75 metros de altura, lo que la hace fácilmente identificable desde cualquier parte de la ciudad. Debe su nombre al poeta y pastor islandés Hallgrímur Pétursson, que vivió entre 1614 y 1674, autor de los famosos "Himnos de la Pasión". La fachada externa está formada por enormes bloques de hormigón armado dispuestos como dos grandes alas a los lados del muy alto e imponente campanario. Se considera una obra maestra del especial estilo nacional "basáltico" islandés. Aquí está el Hallgrímskirkja:

Después de hacer algunas fotos de cerca al Hallgrímskirkja, seguimos la calle principal de la ciudad y viajamos hasta la zona del puerto. Nos detuvimos para mirar el hermoso edificio conocido como Harpa. Ahí recibí las primeras quejas de los otros participantes. Caminaba demasiado rápido para su gusto. De hecho, sabía que, aparte de las tiendas, había poco que ver y, por eso, había acelerado el ritmo para no llegar demasiado tarde al hotel... cosa que al final no pude evitar.

Doy información sobre este bonito edificio y adjunto una foto.

Después de hacer algunas fotos del Harpa, continuamos por el paseo marítimo hasta llegar al Solfar (Viajero del Sol), la escultura más famosa de Reikiavik. Es una escultura hecha completamente de acero, cuya estructura se asemeja al esqueleto de un barco vikingo. Aquí tienes una foto:

Fue diseñada por Jón Gunnar Árnason, un escultor islandés de fama mundial conocido en todo el mundo. Simboliza la historia de Reikiavik, una ciudad conquistada por los vikingos, cuyo motor de la economía es la pesca, que representa el 80 % de las exportaciones de la isla. Los islandeses tienen una flota de más de 1500 barcos y son muy reconocidos por su increíble experiencia de caza de ballenas, que pienso que es una actividad sujeta a una moratoria internacional hoy en día. De hecho, los islandeses se han visto obligados a orientarse a la pesca de bacalaos, arenques y camarones.

Para descubrir todo lo que hay que saber sobre la historia de las tradiciones marítimas islandesas, te aconsejo visitar el Museo Marítimo de Reikiavik, ubicado en el antiguo puerto, instalado en una antigua fábrica de refrigeradores. Por desgracia, no hemos tenido la oportunidad de visitarlo, ya que pasamos muy poco tiempo en la capital islandesa. Después de hacernos algunas fotos con Solfar, dimos otra vuelta por el centro, paramos para comprar, hicimos una breve parada en el Hard Rock y regresamos a los coches y nos dirigimos al hostal.

Llegamos alrededor de las 22:30 y no había nadie en la recepción esperándonos. Me enviaron un correo electrónico con el código para abrir la puerta externa y todos los números de habitación reservados para nosotros. Habíamos reservado camas en dormitorios mixtos y nos dividieron en cuatro habitaciones diferentes, mezclándonos con otras personas que no conocíamos. El hostal no estaba muy limpio. Estaba lleno de gente. Las neveras estaban llenas de comida, con algunas cosas ya caducadas y malolientes. Personalmente me adapto a todo, pero noté un poco de descontento entre los otros participantes.

La mañana siguiente salimos temprano, alrededor de las 08:00, y nos dirigimos al Parque Nacional Thingvellir, un lugar famoso por ser la sede de uno de los primeros parlamentos del mundo, su nombre deriva precisamente de palabras "þing", que significa "asamblea", "parlamento" y "vǫllr", que significa "simple", por lo tanto, "simple parlamento". A partir del 903, los parlamentarios islandeses comenzaron a reunirse una vez al año para promulgar nuevas leyes, resolver disputas e incluso organizar fiestas y competiciones deportivas. En el año 1000, los islandeses decretaron allí que la única religión estatal sería el cristianismo y en 1944 se proclamó la independencia de Islandia. Este parque también es muy famoso porque, desde un punto de vista geográfico, se encuentra en una fractura debido a la deriva de los continentes.

La falla más grande (en la foto de arriba) se llama Almannagjà y es un verdadero cañón. La reconoceréis fácilmente, ya que es precisamente de donde cae la cascada Oxaràfoss, marcada en las señales que están a lo largo del camino, después de haber aparcado el coche en el gran aparcamiento que marca el navegación por satélite. Además, cerca del parque, podréis el lago más grande de Islandia (Þingvallavatn, con una superficie de 84 km² y una profundidad máxima de 114 metros), y luego dirigiros hacia el valle de Haukadalur y la cascada Gullfoss, que, junto con el Parque Nacional, conforman el famoso Círculo Dorado.

Después de una parada de unos cuarenta minutos, continuamos hacia el valle de Haukadalur y paramos otros cuarenta minutos para admirar los bonitos géiseres en la ciudad de Geysir. Luego continuamos hacia la cascada Gullfoss, donde paramos aproximadamente tres cuartos de hora para contemplarla desde todos sus lados. Aquí hay algunas fotografías que muestran su majestuosidad:

Después de admirar estas maravillas de la naturaleza, fuimos a relajarnos un par de horas a la Laguna Secreta, una piscina termal bastante famosa, llamada Gamla Laugin, frecuentada principalmente por islandeses, y que tiene precios asequibles. Adjunto un artículo escrito por mí sobre la Laguna Secreta. Ahí encontrarás toda la información necesaria.

Cuando estábamos en el agua, comenzó a granizar. Fue una experiencia muy especial... inolvidable se queda corto, bajo mi punto de vista. Y, por supuesto, ¡mucha diversión! Después de relajarnos, lavarnos y secarnos, hicimos una breve parada en un supermercado cercano para comprar algo de comer y luego nos fuimos a la cascada Seljalandsfoss. Llegamos en el momento justo... ¡al atardecer!

Decir que la cascada era maravillosa se queda corto, iluminada por el rojo del sol y atravesada por un hermoso arco iris. Los más valientes del grupo fueron detrás de la cascada... dentro de la cavidad debajo del salto de la cascada. Fui parte de los más valientes, por supuesto. Fue muy emocionante y valió la pena... ¡aunque nos mojamos de pies a cabeza! Sabía que llegaríamos a nuestro hotel veinte minutos después, así que no me preocupé. Teníamos una manera de secarnos de inmediato.

Nos alojamos dos noches consecutivas en el Hotel Skógar, donde dormimos en habitaciones triples, a 500 metros de la hermosa cascada de Skógafoss. Nos instalamos y los más amables prepararon la cena para todos: sopas Knorr traídas de Italia. ¡En cuanto terminamos de comer... ¡la aurora boreal! No se oyó nada. Todos se levantaron de la mesa y dejaron lo que estaban haciendo, para salir corriendo a ver el espectáculo que tanto deseaban ver... al menos una vez en sus vidas. Y esa vez había llegado. Algunos salieron descalzos... otros en zapatillas... otros con manga corta... otros en pijama. Salí corriendo, gritando "¡Auroraaaaaaaaaaaaa! ". Como creo que ya he escrito... esta no fue la primera vez que la vi... Si estás interesado, la primera vez que la vi la describí así aquí.

El inicio de la aurora fue muy similar. El cielo empezó a despejarse en algunos lugares, o más bien... en franjas. Las franjas se volvieron gradualmente verdes... y comenzaron a extenderse. Fueron de un lado al otro del horizonte. Y luego... comenzaron a bailar. Se movían muy rápido, cambiando de forma y color. Fue maravilloso. Los fotógrafos tenían la intención de fotografiar. Yo también había llevado una Reflex que me había prestado un cliente de mi bar, pero sin el trípode las fotografías salieron movidas. Así que solo pude hacerlas colocando la cámara en el suelo (como podrás comprobar en las fotos a continuación). Hice unas pocas y luego preferí disfrutar el espectáculo.

Después de observar la aurora durante unos veinte minutos frente a la puerta del hotel y después de hacer estas fotos, avanzamos unos cientos de metros más adelante, con los coches, para ir a un lugar sin el menor rastro de luz. Nos acercamos a un campo junto a la carretera y los fotógrafos hicieron otras fotografías allí. Pero después de otros veinte minutos, la aurora comenzó a desvanecerse... y decidimos volver, satisfechos con la visión de la aurora boreal y la experiencia vivida...

Cuando volvimos al hotel Skógar, tomamos té caliente y comimos unas excelentes galletas de Turín que Mauro compartió amablemente con todos. La mañana siguiente salimos con un ligero retraso e hicimos una parada un poco más larga de lo debido a la cascada de Skógafoss, que solo habíamos visto a oscuras, de paso, la noche anterior. En el lado derecho de la cascada, hay una escalera bastante agotadora que lleva a la parte superior del salto de la cascada. No sé cuánto tiempo se invierte realmente. Depende de cuánto tiempo se tenga y cuánta resistencia tenga el cuerpo. Si visitas Islandia durante el invierno, cuando hay muy pocas horas de luz del día, te aconsejo que no vayas allí, ya que hay muchas más cosas bonitas que ver y demasiadas horas de oscuridad que no te permitirían verlo todo.

Después de ver la cascada, continuamos hacia el acantilado Dyrhólaey, donde estuvimos aproximadamente media hora para admirar la impresionante vista y tomar algunas fotos.

Luego, nos dirigimos a la bonita playa negra de Reynisdrangar, una parada obligatoria en Islandia.

Tras habernos entretenido media hora/tres cuartos aproximadamente, proseguimos hacia Vík, donde nos paramos bastante para repostar y alguno aprovechó para ir al servicio o comprar algo para comer.

Salimos al mismo tiempo de Jökulsárlón para contemplar el espectacular Lago Glaciar y la maravillosa Playa de los Diamantes. Por el camino, paramos para sacar algunas fotos a los bellos caballos islandeses. ¡Pon atención a donde te paras! Entramos en una propiedad privada y el propietario... si hubiese tenido un fusil a mano... seguramente nos habría disparado sin pensarlo dos veces.

Al llegar a Jökulsárlón, me quedé un poco decepcionada. Tanto el lago de los iceberg como la Playa de los Diamantes son mucho más fascinantes durante el invierno. Muchos glaciares ya se habían derretido y los diamantes de la playa eran pocos y tenían la forma de un trozo de hielo... no parecían diamantes de verdad, como lo parecían la primera vez que los vi en el mes de diciembre. No sé explicarme bien, pero creo que tenía algo que ver con la consistencia del hielo según las diferentes temperaturas externas. Bueno... en cualquier caso, Jökulsárlón merecía una visita, incluso según los otros participantes... a pesar de tantas horas de viaje (a dos horas y media aproximadamente de Vík).

También porque, de regreso de Jökulsárlón, tuvimos tiempo de parar en el Parque Nacional Skaftafell, para ver la preciosa cascada Svartifoss. Para llegar a la cascada hay que recorrer un par de kilómetros cuesta arriba, por las montañas. Uno de los nuestros prefirió quedarse en el coche porque le dolían un poco los pies. Pero, en mi opinión, si tienes tiempo, vale la pena hacer una visita. Aquí dejo alguna foto:

Después de dar una vuelta por el Parque Nacional de Skaftafell, volvimos al hotel. De nuevo, los más amables cocinaron para todos: sopas y risottos Knorr traídos de Italia. Y una vez más, en cuanto acabamos de comer... ¡apareció la aurora boreal! Todos salieron a verla y muchos de ellos llevaban chaquetas y zapatos, cogieron una cámara y un trípode y salieron a hacerle fotos, con la intención de quedarse y verlo hasta el final. ¡Y tengo que decir que nuestros fotógrafos Claudio, Daniela y Marco hicieron un muy buen trabajo! Aprovecho esta oportunidad para agradecerles una vez más las maravillosas fotos que hicieron y compartieron con todos los participantes. Aquí hay algunas fotos de nuestra segunda noche con la aurora boreal:

La mañana siguiente salimos alrededor de las 08:15, en dirección a Sólheimasandur, para ver los famoso restos del avión que se estrelló hace cuarenta y cinco años, en medio de esa playa, en medio de la nada... No todos estuvieron de acuerdo con esta etapa..., pero lo había previsto en el programa inicial y la mayoría del grupo quería ir allí... incluyéndome a mí, personalmente, porque era algo que no había podido ver durante mi primer viaje a Islandia. Y me alegro de que a mi hijo también le haya gustado verlo. Adjunto este artículo que escribí sobre los restos del avión que se estrelló en Sólheimasandur.

Y también adjunto algunas fotografías de los restos del avión estrellado en Sólheimasandur:

Seguramente será una experiencia que recordaré el resto de mi vida, también porque me pasó algo sensacional. Te contaré la historia. En primer lugar, hay que decir que para llegar a los restos del avión, debes recorrer casi cuatro kilómetros por la arena que ves en las fotografías. Cuando llegamos al avión, pensé en cambiar el lugar de las llaves del coche, porque creía que no estaban a salvo. Las pasé del bolsillo de mi chaqueta al de mis vaqueros. Luego me subí al avión para hacer esta fotografía tan bonita... y, cuando volvía al coche, ¡me di cuenta de que había perdido mis llaves! En pánico, llamé inmediatamente a Lava, la agencia de alquiler de coches, para preguntar cómo proceder para resolver el gran problema.

Mientras tanto, comencé a buscar las llaves con Marco y Daniela, dos personas fabulosas, y... casi a mitad de camino, mientras gritaba desesperadamente por teléfono porque el chico de la agencia acababa de decirme que debía pagar 700 euros por la gracia, además de tener que esperar tres horas a que llegaran con la llave nueva para el coche, Daniela y Marco pararon a dos niños que venían de la dirección opuesta a la nuestra y tenían algo en sus manos, que colgaba. Le preguntaron si habían encontrado un montón de llaves... y ante su respuesta positiva, comencé a gritar... esta vez de felicidad. Abracé a los dos chicos, les di dos barritas de chocolate que tenía en los bolsillos y regresé victoriosa donde estaban los demás. Espero que mi desgracia pueda servir como una lección para quien lo esté leyendo. Y si te preguntas si había contratado el seguro completo al alquilar el coche, la respuesta es sí, pero desafortunadamente el seguro no cubre la pérdida de la llave. En cualquier caso... ¡bien está lo que bien acaba!

Continuamos nuestro recorrido hacia la fuente termal de Reykjadalur. Dos de los participantes prefirieron quedarse en el coche porque sabían que había que caminar bastante y estaban cansados. Un tercero paró poco después de la mitad y volvió atrás. De los otros diez que llegaron a la cima, ¡solo seis se bañaron! Yo, por supuesto, estaba entre esos seis. Creo que es una experiencia única e inolvidable que hay que probar al menos una vez en la vida. Seguramente no es agradable desnudarse en el frío... y es todavía peor salir del agua caliente y secarse y vestirse sin ningún tipo de apoyo, sin cabina. Pero estar inmersos en esa agua tibia, inmersos en la naturaleza... ¡no tiene precio!

En este punto nuestro recorrido por Islandia había terminado y acompañamos a Luisa a Reikiavik porque ella se iba a quedar dos noches más en la capital. Después de despedirnos, desgraciadamente con prisas, fuimos a devolver los coches y fuimos al aeropuerto... donde cogimos el avión a Varsovia a las 00:30.

Llegamos a Varsovia a las 06:20. Desayunamos en el McDonald's del aeropuerto y luego cogimos dos taxis para llegar al hotel. Allí teníamos habitaciones dobles. Preferimos un hotel cerca del aeropuerto, en lugar de cerca del centro, ya que teníamos que coger el avión a la mañana siguiente a las 06:00. Nos acomodamos en las habitaciones, descansamos un poco y, a las 11:00, fuimos al centro, todos juntos (¡vaya grupo! ).

Sin embargo, una vez en el centro, nos separamos porque algunos quería parar para almorzar pronto, otros prefería desayunar y otros simplemente preferían pasear por la ciudad.

Yo ya había estado en Varsovia dos años antes, con mi hijo Pietro, mi gran compañero de aventuras. Me parece una ciudad muy bonita, que sin duda merece una visita.

¿Qué es lo que más te gustó del viaje?

Personalmente, me gustó ver Gdansk, que no conocía, y disfruté muchísimo. Me gustó, indiscutiblemente, también ver las auroras boreales dos noches seguidas y me gustó ver los restos del avión estrellado, que no había visto en mi viaje anterior en busca de la aurora. Finalmente, me encantó conocer gente nueva y la convivencia con ellos. Pero quizás lo que más me gustó... fue la Ring Road, la carretera que recorrimos, la carretera principal de Islandia. ¡Adjunto algunas fotografías y te sugiero que pases por allí al menos una vez en la vida!

Hice la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: los restos del avión estrellado en Sólheimasandur.

Rosa: seguramente las auroras boreales, pero también ir detrás de la cascada Seljalandsfoss junto con la loca de Roberta, bañarme en las aguas termales en Reykjadalur... ¡todo!

Claudio: las auroras boreales y los géiseres.

Piera: la cascada Seljalandsfoss atravesada por un precioso arco iris cuando estábamos allí y los géiseres.

Marco: seguramente, lo que más, las auroras boreales... y luego... la fuente termal de Reykjadalur y el precioso paseo acompañado de nieve...

Daniela: respuesta evidente... ¡la aurora boreal!

Luisa: el viaje en sí... ¡on the road!

Maria Ebe: ¡la aurora boreal!

Manuela: seguramente la aurora boreal. A continuación, Jökulsárlón.

Mauro: ¡la aurora boreal!

Giorgia: ¡la aurora boreal!

Ilaria: ¡la aurora boreal!

¿Qué es lo que menos te gustó del viaje?

No sé... me gustó todo. Si realmente tuviera que elegir algo, diría que no me gustaron algunos horarios de vuelo, que son bastante incómodos.

Hice la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: no me gustó el hecho de que no siempre podía tener Internet disponible.

Rosa: Mmmm... ¡No sabría decirte!

Claudio: el ritmo de Roberta es demasiado rápido.

Piera: los restos del avión estrellado en Sólheimasandur y el ritmo excesivamente rápido de Roberta.

Marco: el paso de Roberta es demasiado rápido, incluso conduciendo.

Daniela: el comportamiento de algunos miembros del grupo.

Luisa: principalmente la actitud de algunos de los participantes en ciertas ocasiones.

Maria Ebe: los restos del avión estrellado en Sólheimasandur.

Manuela: dormir en un hostal en Gdansk y Reikiavik. No me gustaba compartir la habitación con tantas personas y no me gustaban las cocinas de los hoteles, estaban muy desordenadas.

Mauro: la Playa de los Diamantes.

Giorgia: algunos componentes del grupo.

Ilaria: los restos del avión estrellado en Sólheimasandur.

¿Qué nota le pondrías al viaje en general?

Le daría un buen 10, pero quizás no soy la más adecuada... porque lo organicé yo.

He hecho la misma pregunta a los distintos participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: 10.

Rosa: 9.

Claudio: 8 +.

Piera: 8.

Marco: 8 +.

Daniela: 8.

Luisa: 8.

Maria Ebe: 8.

Manuela: 8.

Mauro: 9.

Giorgia: 8.

Ilaria: 9.

¿Qué nota le pondrías a este viaje, en términos de organización?

El viaje se organizó hasta el más mínimo detalle con respecto a la visita a Islandia, mientras que se dejó casi completamente al azar la visita de las dos ciudades polacas, que básicamente no eran el objetivo principal del viaje. Mejor que eso, al precio que costó, era prácticamente imposible organizarlo. Como nota... le daría un 8.

Hice la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: 9.

Rosa: 9.

Claudio: 8.

Piera: 7.

Marco: 6 y medio.

Daniela: 9.

Luisa: 8.

Maria Ebe: 7.

Manuela: 7.

Mauro: 9.

Giorgia: 7.

Ilaria: 7.

¿Qué nota le pondrías a las cosas que visitamos en este viaje?

Le pondría un buen 10. ¡Hemos visto muchas cosas, todas muy bonitas!

Hice la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: 9.

Rosa: 9.

Claudio: 10.

Piera: 9.

Marco: 10.

Daniela: 8.

Luisa: 8.

Maria Ebe: 9.

¿Qué nota le pondrías a este viaje en lo que respecta a la relación calidad/precio?

Yo le pondría un 10 y da gracias... por un viaje de ese tipo, una agencia de viajes no pide menos de 16000 euros por persona... y no te permite ver todas las cosas que vimos nosotros.

Hice la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: 10.

Rosa: 8.

Claudio: 10.

Piera: 8.

Marco: 9.

Daniela: 9.

Luisa: 7.

Maria Ebe: 8.

Manuela: 8.

Mauro: 9.

Giorgia: 7.

Ilaria: 9.

¿Este viaje en busca de la aurora boreal ha satisfecho o no tus expectativas?

Personalmente sí. El mero hecho de haber podido ver las auroras boreales hizo que se cumplieran mis expectativas. Luego, dejando de lado algunas disputas y algunos malentendidos, todo salió bien y de acuerdo con los programas. Incluso el tiempo nos acompañó. Tuvimos mucha suerte. El día después de regresar de Islandia, cerraron varias carreteras por los fuertes vientos.

Hice la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: ¡Completamente satisfecho!

Rosa: ¡Sí, súper satisfecha!

Claudio: ¡Sí, supersatisfecho!

Piera: Sí, aunque la aurora boreal que vi hace años en Capo Nord me gustó más.

Marco: ¡Sí!

Daniela: ¡Completamente satisfecha!

Luisa: Un poco más de aurora boreal habría estado mejor..., pero está bien así.

Maria Ebe: ¡Sí!

Manuela: ¡Sí!

Mauro: ¡Sí! Totalmente satisfecho... como puede advertirse en las notas que he dado en las otras preguntas. P. D. Le he puesto siempre 9 y no 10... No por la organización o la cosas que hemos visto, sino porque para poder ponerle un 10... los precios en Islandia deberían ser más bajos... ¡No pudimos probar ni siquiera una birra en un pub de Reikiavik!

Giorgia: ¡Claro que sí! ¡Vi la aurora boreal!

Ilaria: ¡Completamente satisfecha!

¿Te gustaría vivir en Islandia? ¿Volverías de vacaciones?

No, sinceramente no me gustaría vivir en Islandia. Aunque es una isla preciosa... no deja de ser una isla, casi perdida en el Polo Norte y para una persona a la que le gusta viajar como a mí, sería una base de apoyo muy incómoda y también muy cara. Sin embargo, volvería con gusto de vacaciones, aunque para un par de meses, para respirar un poco de aire poco contaminado y para poder vivir un poco de tiempo en contacto directo con la naturaleza.

Hice la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: No, no viviría nunca en Islandia, pero probablemente volvería de vacaciones.

Rosa: No, no viviría en Islandia, ¡pero me gustaría volver de vacaciones!

Claudio: No, no viviría nunca en Islandia, pero probablemente volvería de vacaciones.

Piera: No, no viviría nunca en Islandia, pero probablemente volvería de vacaciones para visitar la parte septentrional y oriental de la isla, que no llegamos a ver.

Marco: No, no viviría nunca en Islandia, pero probablemente volvería de vacaciones... no en poco tiempo porque ya he visto todo lo que me interesaba. No hay ni siquiera hay un árbol... hay una gran desolación que inicialmente fascina, pero luego se vuelve monótona...

Daniela: No, no viviría nunca en Islandia, ¡pero me gustaría volver de vacaciones!

Luisa: No, no viviría nunca en Islandia, pero probablemente volvería de vacaciones... no pronto... dentro de bastante tiempo...

Maria Ebe: No, no me gustaría vivir en Islandia, pero me gustaría volver de vacaciones, para ver otra vez la aurora boreal.

Manuela: o, no me gustaría vivir en Islandia, pero volvería. He vuelto con ganas de ver la aurora boreal y espero poder hacer otro viaje, quizás en Laponia.

Mauro: No, no me gustaría vivir en Islandia porque echaría mucho de menos mi amado bosque, pero si se diera, ¡no dudaría en volver allí de vacaciones! Por supuesto... ¡Con los lugares de Islandia... las hermosas cascadas y los hermosos géiseres... la aurora boreal... los bosques de los Valles de Lanzo... los precios de Bulgaria y nuestra cocina italiana sería lo mejor!

Giorgia: No, no viviría nunca en Islandia y probablemente no volvería ni siquiera de vacaciones.

Ilaria: No, no viviría nunca en Islandia y probablemente volvería para visitar las galerías de hielo... pero no creo que lo haga.

Y... entre Gdansk y Varsovia, ¿qué ciudad te gustó más?

Personalmente me gustó más Gdansk, más pequeña, más concentrada y con el río más al alcance.

He hecho la misma pregunta a todos los participantes... y aquí están sus respuestas.

Alessandro: Gdansk (y Sopot).

Rosa: Quizás Gdansk.

Claudio: Me enamoré de las cervecerías de Varsovia..., pero quizás Gdansk es más bonita...

Piera: Gdansk.

Marco: Gdansk.

Daniela: Gdansk. Sinceramente, no me gustó Varsovia.

Luisa: No me paré en Gdansk, pero me gustó Varsovia.

Maria Ebe: Gdansk.

Manuela: No sabría elegir. Pienso que ambas son bonitas.

Mauro: Gdansk... también porque ya había estado en Varsovia y Gdansk era una novedad para mí. Además en Gdansk me reencontré con una amiga letona a la que no había visto en mucho tiempo y quedé muy satisfecha.

Giorgia: Gdansk.

Ilaria: Varsovia.

¡Solo me queda desearte un fantástico viaje en busca de la aurora boreal!


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