Inicio de mi segunda aventura

La emoción antes de la aventura

En febrero, durante mi estancia en Francia, recibí una respuesta positiva sobre mi solicitud de prácticas en Tenerife. ¡Estaba muy emocionada! Así que durante los siguientes cinco meses estuve intentando averiguar todo lo posible sobre mi segundo destino este año. Puerto de la Cruz es una pequeña ciudad en el norte de la isla, pero con una población de 30.000 habitantes, una cifra bastante alta para las Islas Canarias, y con un gran turismo. Así que estuve buscando fotos, grupos de Facebook, foros, todo. Desde luego, hizo que tuviera más ganas de ir.

Otra despedida

Después de pasar seis semanas en Alemania durante junio y julio, finalmente llegó el 24 de julio, día en el que tenía que coger el avión a Tenerife. Era el inicio de mi segunda aventura Erasmus. Aunque ya he vivido en el extranjero durante cinco meses, estaba muy emocionada porque no sabía lo que podía encontrarme allí. Decir adiós fue tan difícil como de costumbre, aunque mi novio (por cierto, uno nuevo, pronto veréis la historia en mi blog de Francia) no podía estar allí para despedirse. Aunque para mí estaba aún más lejos, porque no podía simplemente subir al coche y volver a casa cuando tuviese algún problema. Es una isla y solo puedes llegar allí y volver a casa en avión, pero como yo también tenía muchas ganas de vivir esa aventura, me pareció bien.

Llegada a Tenerife

Después de cuatro horas y media de vuelo (era el vuelo más largo hasta ahora, así que me estaba replanteando la idea de ir a Australia). Llegué al aeropuerto del sur de Tenerife. El primer reto era encontrar la estación de autobuses y averiguar cómo llegar a mi ciudad en el norte. Afortunadamente, fue bastante fácil y había muchos otros alemanes que me dijeron que era el autobús correcto. Así que tuve que esperar una hora y media (bajo una palmera al sol, no podía quejarme) y luego pasé unas dos horas en el autobús.

El segundo reto era encontrar el hotel y llegar allí con todas las maletas. Gracias a que existe Google Maps, ya conocía el camino al hotel, aunque empecé a ir en dirección contraria durante unos 10 minutos. La verdad es que fue muy agotador ir con las maletas. Las calles no eran tan grandes y había muchas cuestas en la ciudad, así que no era nada divertido ir con dos maletas y una mochila. Pero finalmente llegué al hotel que reservé los primeros 10 días y por fin entré en mi habitación. Me duché y fui al supermercado más cercano (por suerte, estaba abierto 24 horas por la gran cantidad de turistas) y compré algo para comer. Cuando volví a sentirme bien, fui a la playa que estaba a solo 100 metros del hotel. Era muy raro ver una playa negra, pero me encantaba, el aire, el mar, las olas... ¡Era muy bonita! No podía creerme que estaría allí durante seis meses.

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