Una mañana en Porvoo
Todavía nos quedaba para el tan famoso viaje a Laponia, así que mientras tanto, aprovechamos el sábado por la mañana para visitar la ciudad de Porvoo, al este de Helsinki. Pequeñita y muy bonita. El centro histórico de Porvoo está formado, como puedes ver en las fotos, por muchas casitas de madera de todos los colores. El centro histórico data de la Edad Media y ha pasado por numerosos incendios, pero a cada vez, los habitantes reconstruyen las casas exactamente igual que antes. Aunque Porvoo no sea una ciudad costera, el río Porvoonjoki pasa por ahí y la une al golfo de Finlandia.
Dicho esto, nos adentramos por las calles del centro histórico, impregnándonos del buen ambiente que desprendía. La atmósfera es tan agradable que Porvoo ha sido la ciudad favorita del poeta nacional Johan Ludvig Runeberg, autor del himno nacional finlandés.
Durante el paseo, nos paramos en la catedral luterana de Porvoo, construida en el siglo XIII. Esta también ha pasado por numerosos incendios. El último de ellos ocurrió en 2006, por un acto vandálico de un chico de 18 años. Por suerte las llamas solo deterioraron el techo y el interior no sufrió daños.
Seguro que no os pasa desapercibido el dibujo de un unicornio en la columna de la derecha, encima de los ladrillos. Puede quedar raro en una catedral pero en realidad se trata de un símbolo del siglo XV que representaba a Cristo y la pureza.
Para terminar el paseo, fuimos a una cafetería para quitarnos el frío con un buen chocolate caliente mientras jugábamos a las cartas. Después, fuimos al restaurante en el que habíamos reservado.
El restaurante que nos recibió era pequeñito, agradable y barato (comparándolo con el restaurante medio finlandés). Tenía muchos platos bastante sencillos pero muy buenos. Quise aventurarme y probar la carne de reno para acostumbrarme mejor a las tradiciones finlandesas. La verdad es que me sorprendió gratamente. La carne de reno está mucho menos fuerte de lo que me esperaba.
Después de comer, quisimos probar un dulce típico finlandés, el Runebergintorttu, cuyo nombre viene por el poeta nacional finlandés. Se trata de un hojaldre de almendras, regado con ron y con mermelada de frambuesa rodeada de azúcar glas. El postre empalaga pero está delicioso y merece la pena probarlo.
Y así terminó nuestra visita a Porvoo, dimos otra vueltecita por la ciudad y enseguida nos montamos en el autobús de vuelta a Helsinki.
Espero que os haya gustado descubrir esta pequeña ciudad conmigo, ¡gracias por seguir mis aventuras!
Perrine
Galería de fotos
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