Jornadas de bienvenida en Oporto

El viernes fue la jornada oficial de bienvenida para todos los estudiantes internacionales de la Universidade Católica de todo el país, ya que esta institución tiene varias sedes: en Lisboa, Braga, Viseu y Oporto. El evento tuvo lugar en esta última ciudad y todos los estudiantes podíamos participar de manera gratuita.

Salimos de nuestra universidad, en Lisboa, a las siete de la mañana y viajamos hasta Oporto en autobús. Nuestro viaje duró unas cuatro horas. Cuando llegamos, nos dieron una camiseta con el logo de la institución, una manzana y una acreditación identificativa con nuestros nombres. Todos debíamos ponernos la camiseta para dar una mejor imagen en las fotos que se hicieran. La primera parte del día fue un evento informativo sobre nuestra universidad y el país. Nos dijeron que Portugal era maravilloso, aunque nosotros ya lo sabíamos, ¡por eso estábamos allí! Fue adorable ver cómo los portugueses estaban orgullosos de sí mismos, de su país y de sus logros. Todo lo que tenga que ver con Portugal, por mínima que sea la relación, es motivo de alegría. Este país tiene buen clima, una historia muy rica, playas preciosas, ciudades maravillosas y mucho más. Fue el primer país Europeo en tener fronteras oficiales, llegaron hasta Brasil y descubrieron antes que nadie la existencia de América. El portugués se habla en todos los países y es una de las lenguas más habladas del mundo. Además, son los actuales campeones de Europa en fútbol. Harry Potter también tuvo sus orígenes aquí. J. K. Rowling vivió en Oporto durante mucho tiempo y en esta ciudad se inspiró para crear los uniformes mágicos partiendo de las capas que llevan aquí los estudiantes y de una biblioteca de Oporto salió la idea de cómo diseñar los pasillos de Hogwarts. En Portugal también se inventaron las estaciones de peaje automáticas. El director no dejaba de hablar del país y de sus logros. Después nos hicieron una foto de grupo. Todos tuvimos que colocarnos en filas ordenadas para salir bien, ya que la hacían desde arriba.

Por suerte, después nos dieron algo de comer. Había snacks, comida más o menos típica y muchos postres. Todos cogimos algo y nos sentamos en la hierba para comérnoslo. También hubo una pequeña actuación donde cantaron fados. Era un grupo de chicos que tocaba diversos instrumentos (incluida la tradicional guitarra portuguesa), que cantaba y que hacía un baile con banderas. Hubo muy bien tiempo y fue un evento muy tranquilo.

Por la tarde nos invitaron a dar un paseo en barco por el Duero, donde pudimos admirar las bonitas casas de Oporto. Todas están decoradas con azulejos de diferentes colores.

Para terminar, fuimos a una cata de vino de Oporto que fue muy interesante. Aprendimos mucho sobre esta bebida tan especial. Cultivan las uvas en una región de la ribera del Duero (cuya denominación recibe ese mismo nombre) y pasan allí varios años hasta que las transportan a Oporto en camiones. Con anterioridad llevan también los barriles en barcos y aún a día de hoy siguen encontrando en el fondo del río barriles antiguos que se hundieron hace muchos años. El vino tinto de Oporto es el más famoso, pero también producen vinos blancos y más recientemente han creado uno rosado. Utilizan uvas verdes y moradas, como es normal. Sin embargo, la diferencia respecto a un vino corriente está en el proceso de fermentación, ya que se frena al añadirle brandy u otro alcohol similar. De esta manera, se crea el dulzor típico de esta bebida. A veces mezclan vinos de diferentes añadas y en raras ocasiones, si una cosecha sale muy buena, se vende entera como una verdadera joya. La última vez que pasó fue en 2010 y creen que en 2016 puede volver a repetirse. Todo depende del clima: tiene que haber un verano muy suave y un invierno cálido. El sabor del vino también depende del tiempo de fermentación y de en qué barril haya estado, ya que pueden ser pequeños, grandes y de diferentes tipos de madera. ¡Demasiada información para mí! He de admitir que sigo sin tener ni idea de vinos, pero el de Oporto está rico, aunque ya no sé cuál probamos. Esa misma tarde volvimos a Lisboa (¡otras cuatro horas de viaje! ). Fue un día genial, con muchas experiencias y donde todo fue completamente gratuito.

Un día en Oporto no es suficiente para verlo todo, pero sí bastó para que nos quedáramos con ganas de más. Estoy segura de que volveré para explorar a fondo esta ciudad.

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