Más viajes, más amigos, más diversión

¡Hola a todos!

Quedan muchos viajes, aventuras y experiencias por contar. Por desgracia las fotos no reflejan el ambiente del todo, pero espero que os gusten.

Un día nuestros consejeros residentes nos llevaron a un viaje de 2 horas a las Cataratas del Niágara, una de las mayores cataratas del mundo. En realidad es una combinación de tres impresionantes cataratas. El río Niágara separa el estado de Nueva York de Ontario, Canadá. Íbamos por el lado estadounidense del río, disfrutábamos de las vistas, hacíamos senderismo por el bosque y algunos estudiantes se fueron a un viaje en barco por el río en el valle. Todo el mundo sabe que el lado canadiense de las cataratas del Niágara es más bonito que el estadounidense, pero nosotros estábamos satisfechos con lo que habíamos visto y ninguno se había imaginado que llegaría a verlas siquiera. Esta fue la sorpresa más grande en esas tres semanas. ¡El paisaje desde lo más alto daba miedo pero era impresionante! A las cataratas del Niágara van muchos turistas, pero es un sitio tan grande que ni te darás cuenta de la cantidad de gente que hay.

La próxima aventura fue un viaje en barco por el canal de Erie. Este es uno de los canales más antiguos de Norteamérica, que se utiliza para el transporte entre Búfalo y Albany desde el río Hudson al lado Erie. La longitud del río es de más de 500 km. En el viaje en barco vimos cómo funcionan las esclusas de un río. Las esclusas son mecanismos que siguen el nivel del agua y ayudan a que los barcos pasen de una altura a otra. Así que pasamos una puerta con el barco, que se cerró y empezó a entrar agua en la zona. Enseguida el nivel del agua y nuestro barco empezaron a elevarse hasta llegar a una mayor altitud. Una esclusa es como un ascensor. Después se abrió la puerta de enfrente y ya pudimos seguir nuestro camino a una altura diferente. También funciona al revés.

Otro día fuimos al mercado de agricultores de Rochester. Es un auténtico mercado en el que hay productos totalmente ecológicos, además de panadería, huevos y dulces caseros, fideos, zumos y productos lácteos. En este mercado resuenan las palabras sano y delicioso. También se vende vodka y otras bebidas alcohólicas caseras y ecológicas.

El festival de Cornhill también fue una gran experiencia. Se celebró un fin de semana soleado en Rochester. Tiene un programa ideal para toda la familia, pero también para jóvenes y estudiantes. Los puestos de comida, hamburguesas, patatas y frutas asadas, helados por un lado y música en directo, competiciones, talleres y ferial por otro. La gente se tiraba en el césped, se relajaba en las hamacas, todo iba bien, pero pasó algo que no me esperaba. Iba paseando por las callejuelas mirando los puestos y tiendas cuando de pronto me encontré con algo que me resultaba muy familiar.

Fotos de cantantes y motivos del folklore tradicional de Transilvania, ropa tradicional e imágenes de músicos. Conocía en persona al violinista de la foto, lo vi y escuché tocando en directo cuando era pequeña e iba a campamentos de verano en Kalotaszeg y Méra. ¡Esto me alegró el día! Enseguida ya estaba llorando, me había emocionado. Abracé al fotógrafo húngaro y hablé un montón con él. Ha estado en numerosas ocasiones en Rumanía y Hungría y era cultivador del folklore. Fue un verdadero momento, la vida merece la pena por experiencias como esta. Viajé más de 700 km para entonces encontrarme rodeada de motivos que me recordaban a mi hogar.

Pasé mucho tiempo en el puesto de este hombre, leí sus compilaciones y miré sus fotos. También hablé con su hijo, que hablaba húngaro perfectamente. Viajan a Hungría y Transilvania cada año.

Hay una gran comunidad de húngaros en Rochester, muchos húngaros emigraron a esta región de Norteamérica tras la revolución de 1956.

Posdata: perdonad la calidad calidad de las fotos, no soy una fotógrafa profesional.

Gracias por leer, Doŕa.

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