Workaway, ¿una nueva frontera para el viajero o refugio de locos? Parte 3

Durante nuestra estancia en casa del host, habíamos notado algunas cosas extrañas. Por ejemplo, el hecho de que éramos todo chicas (menos el chico español), que era él el que nos había contactado a todas y que no quería nunca tenernos cerca, aún así nos daba comida y alojamiento sin tener que trabajar prácticamente.

La señal de alerta más grande era, en cambio, su carácter. A veces era extremadamente agradable y amable y nos hacía regalos (una vez incluso nos llevó a dar una vuelta en barca) y otras veces era extremadamente antipático sin ningún motivo y se enfadaba por nada. Sin contar que estaba todo el día encerrado en casa y que bebía mucho (encontrábamos muchas botellas vacías en el cubo).

Una tarde después de comer, nos llegó un mensaje suyo por el grupo de Facebook de la casa y entendimos en seguida que aquel mensaje no era para nosotros y que tenía que ser un terrible error: nos había mandado una foto de la chica española completamente desnuda en el baño.

Al principio pensamos que había sido desde alguna ventana desde la que le había hecho una foto, que hubiese sido igual de grave, pero el problema era que desde el ángulo del que estaba hecha la foto, sólo podía ser desde la pared. Estábamos impactadas, porque esto quería decir que en el baño había y siempre había habido una cámara.

Por otra parte, el host nos había siempre dicho que la ducha estaba rota y por eso la parte de delante siempre se quedaba abierta, casualmente justo la parte que daba a esa pared.

Poco después, el host subió donde estábamos e intentó explicarnos lo que había pasado disculpándose.

Este señor nos dijo que había dejado una cámara por error en el baño, que esta foto era también un error y que no la estaba enviado a ninguno y así sucesivamente. Todo eso era obviamente falso y había quedado en evidencia con sus rarezas, que adquirieron un sentido lógico: a él no le interesaba que trabajásemos ni vernos porque su objetivo era grabarnos en el baño. La principal excusa era que sufría depresión desde hacía muchos años y estaba con una fuerte medicación bajo la cual no recordaba bien lo que hacía. Por último, amenazó con suicidarse por su profundo cargo de conciencia. Fuese verdad o no, eso fue lo que confirmó que no era un ambiente sano y de repente también las horribles condiciones de la casa tomaron un nuevo sentido.

Después, contactamos con el hermano, que entre lágrimas y lamentando mucho lo ocurrido, no sólo nos animó a denunciarlo, sino que también nos ofreció quedarnos para el resto de nuestra estancia en su casa y los costes, mientras que él se iría a vivir a casa de una amiga.

Creo que se sentía responsable de lo que había sucedido porque, aun sabiendo los problemas mentales de su hermano, nunca le había impedido que alojase gente.

La cuestión era que en Workaway él tenía muchas reseñas positivas, siempre de mujeres, que al no haberlo descubierto, pensaban que habían estado en casa de un host muy generoso para el que no tenían ni que trabajar. Nosotras nos fiamos de estos comentarios porque eran muchas y todas encantadas, pero obviamente no suponían ni suponen a día de hoy una garantía.

De una forma tonta, comentamos que un hombre con tres hijos no habría nunca hecho daño a unas chicas, pero también en esto nos equivocamos. Detrás de todo eso estaba un hombre mentalmente inestable que no debería de haber alojado nunca a nadie en su casa.

Mi experiencia con Workaway ha sido muy particular y después de haber huido de aquella casa, pasamos el resto de las vacaciones genial con los demás, con los que al final hicimos mucho vínculo.

Por ello, no puedo decir que es una experiencia negativa. Hay muchas más personas que tienen una experiencia positiva que los que han tenido una negativa, que ha sido mi caso.

Estando Workaway basado en el intercambio de servicios, si una de las partes se muestra poco interesada con aquello que debe recibir, probablemente es porque en el fondo hay otra cosa y esto lo hemos entendido con nuestra experiencia.

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