Islas Lofoten (VII)
¡Hola! Hoy voy a contaros nuestro maravilloso viaje a las islas Lofoten.
Nuestro viaje comenzó el domingo, 28 de abril, en la estación de trenes de Oslo, donde cogimos el tren para ir al aeropuerto de Gardermoen. El tren tardó unos veinte minutos.
El avión salió muy pronto, creo recordar que salimos de Oslo a las siete de la mañana. El viaje duró una hora, así que fue cómodo (comparado con las casi cuatro horas de vuelo a Valencia). Llegamos al aeropuerto de Narvik alrededor de las diez de la mañana y al bajar nos dimos cuenta de la diferencia de temperatura. A pesar de las buenas temperaturas que había en Lofoten, hacía más frío que en Oslo, mucho más.
En general, no esperábamos gran cosa. Aunque veáis en las fotos que voy con un jersey, y el día esté soleado y el cielo despejado... En realidad, hacía muchísimo viento y frío. Fui muy lista al dejarme la mayoría de mi ropa de abrigo en Valencia hace diez días, así que tampoco tenía mucho donde elegir.
Buscamos la furgoneta que habíamos alquilado por Internet. Fuimos a las oficinas de Hertz a recoger las llaves. El chico nos explicó que la furgoneta que habíamos alquilado no estaba disponible (era una para siete personas), así que en su lugar, la empresa nos dio una para nueve personas. Era perfecto, porque el precio era el mismo, pero estaríamos más cómodos.
El hecho de tener un transporte más grande de lo que esperábamos era genial, ya que nos esperaban muchas horas dentro de la furgo viajando por las islas.
Cargamos el equipaje en la furgoneta y se turnaron para conducir. El primero fue Baptiste. La impresión y la imagen que tuvimos al salir del aeropuerto fue asombrosa. Creo que es muy difícil describir lo que sentimos mientras íbamos por la carretera. El paisaje se abría y parecía como si nos abrazara, nos invitaba a seguir por la carretera (por cierto, no eran de muy buena calidad, y eso se debe al clima de Noruega) y a adentrarnos en sus montañas, a cruzar los numerosos puentes y a entrar en sus túneles que daban la sensación de no terminarse nunca.
La primera parada que hicimos fue en una especie de mini playa que encontramos junto a la carretera, nos quedamos boquiabiertos. La arena era clara y el agua azul y cristalina. La emoción no nos dejaba pensar que había muchos otros lugares increíbles esperándonos en el sur de las islas, pero es que aquella imagen de las montañas nevadas y playas paradisíacas dentro del Círculo Polar era abrumadora y al mismo tiempo increíble.
Y así fue como empezamos nuestra pequeña aventura en las islas Lofoten.
Disfrutad de las fotos, queridos lectores.
Galería de fotos
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