De Bolonia a Salerno - Llegada a Nápoles (5/9)
Napule
Muelle en Nápoles; al fondo, el Vesubio
El cinco de julio, tras unos días en la deliciosa ciudad de Florencia, nos dirigimos a la caótica ciudad de Nápoles o Napule, como dicen los neapolitanos. Para trasladarnos de un lugar a otro cogimos dos trenes : el primero nos llevaría desde la estación de Santa Maria Novella a la estación Rifredi y el siguiente nos dejó en la estación de Nápoles. La razón de coger estos dos trenes y salir desde la estación Rifredi se debe a que los trenes con trayecto directo que salían desde Santa Maria Novella eran mucho más caros: así, llegar a Nápoles desde la estación Rifredi nos costó 20 euros; si hubiéramos tomado el tren directo desde la estación de Santa Maria Novella el precio de nuestros tickets habría ascendido a algo más de 40 € por persona (todo ello con la compañía Trenitalia).
El viaje, con transbordo, duró cinco horas, mientras que desde Santa Maria Novella se podía llegar a Nápoles en unas tres horas aproximadamente. En cuanto al recorrido entre Santa Maria Novella y Rifredi, el tren pasa con mucha frecuencia y se tarda unos cinco minutos; el precio es de 1, 50 €.
Nápoles es una ciudad que, al menos a primera impresión, no me sedujo en absoluto. De hecho, me pareció un espacio angustioso, lleno de gente, coches y motocicletas que pasan sin atender a los semáforos ni a los peatones. A pesar de que muchas de las calles de esta ciudad son bastante estrechas y que hay muchos callejones con muy poco encanto debo reconocer que, con el paso de los días, uno finalmente se va haciendo con ello e incluso se le llega a encontrar atractivo. .
Un callejón perdido en Nápoles
Antes de visitar esta ciudad consulté en internet relatos de otros viajeros que alertaban acerca de los peligros de calles como Via Toledo, pero la verdad es que encontré esta calle comercial una de las más bonitas y entretenidas de la ciudad; aunque también es cierto que no pasemos por allí de noche. Además de esta calle, son conocidas también la Via Duomo y la Via Tribunali. Esta última, aunque no es muy bonita, cuenta con varios establecimientos para comer o ir a tomar algo, así como panaderías, tiendas y puestecitos de souvenirs.
En Nápoles se pueden contemplar diversos monumentos y lugares de interés, como distintas plazas, castillos e iglesias.
Comenzando por las plazas, la Piazza Dante cuenta con una estatua de Dante Alighieri y, además, supone la entrada a Via Toledo. Otra plaza muy famosa es la Piazza del Plebiscito, que está rodeada por el Palacio Real, la Basílica de San Francisco de Paula, el Palacio de la Prefectura y el Palacio Salerno. Además, el Teatro de San Carlos es el teatro de ópera más antiguo de Europa y se encuentra muy cerca de esta plaza.
Escultura de Dante Alighieri
La Piazza del Plebiscito
En cuanto a los castillos, sobresalen el Castel Nuovo, el Castel dell’Ovo y el Castel Sant’Elmo. El Castel Nuovo es una edificación que se encuentra cerca del puerto y en la entrada puede verse el arco de triunfo que conmemora la entrada de Alfonso V de Aragón en Nápoles. Por su parte, el Castel dell’Ovo se encuentra en el golfo y ¡puede visitarse de forma gratuita! Hay unas vistas espectaculares desde su terraza. Por otro lado, el Castel Sant’Elmo se encuentra en una de las zonas más altas de la ciudad y es el castillo más grande de Nápoles.
El Castel Nuovo
El Castel dell’Ovo
También hay construcciones religiosas, como no puede ser de otra manera, en Nápoles. A mi entender, destaca el Duomo de Nápoles; la iglesia Gesù Nuovo y la iglesia de Santa Clara, que se encuentran una enfrente de la otra prácticamente, además de la Basílica de San Lorenzo Maggiore.
La Iglesia Gesù Nuovo
El segundo día que pasamos en Nápoles decidimos dedicarlo a conocer la ciudad de la mano de un guía, por lo que acudimos al lugar de encuentro para los tours que organiza Free Walking Tour. Se ofrecen tres tours distintos a diferentes horas del día y estos se realizan tanto en inglés como en español. A las 10:30 fuimos a la Plaza Dante, en la que por cierto hay varios puestos en los que se venden libros antiguos a muy buen precio, para disfrutar del tour “Old Town”. Sin embargo, el guía no apareció: nosotras dos y unos diez turistas más nos quedamos plantados.
A favor de Free Walking Tour diré que, a pesar de este mal sabor de boca que se nos quedó, fuimos al Castillo Nuevo a las 17:00 ese mismo día, donde se suponía que comenzaría otro tour: Neapolis. Afortunadamente, allí se encontraban dos guías y los viajeros nos repartimos para escuchar la visita guiada en inglés o en español. Desde allí recorrimos otros rincones, galerías y calles de la ciudad que fueron una gran sorpresa.
Aun así, si tuviera que resaltar algo de Nápoles, sin pensármelo dos veces os recomendaría visitar sin falta el Museo Arqueológico. ¡Es una maravilla! Tiene una amplísima colección de obras antiguas originales, como los Tiranicidas, Hércules Farnesio o el Toro Farnesio. También hay varias salas dedicadas a Pompeya, donde se exponen objetos y murales con graffitis. El precio de la entrada para los jóvenes europeos de entre 18 y 24 años es más que económico: la entrada general de 12 € se reduce a 6 €.
La escultura “Toro Farnesio” en el Museo Arqueológico de Nápoles
En cuanto a restaurantes y heladerías, os recomiendo las deliciosas pizzas en Vesi, donde aunque no se cobra cubierto, sí se cobra un 12% del servicio. Las pizzas cuestan unos 8 € (la margarita tan solo 4, 50 €) y os aseguro que merecen la pena. Además, existen varios establecimientos, como uno justamente tras cruzar la galería que está frente al Museo Arqueológico y otro en la Via Bellini. En cuanto a las heladerías, en Via Toledose encuentra una heladería que ha sido premiada en un concurso con el "Helado de oro" y, sin duda alguna, sus helados son de los mejores que he probado nunca.
Auténticas pizzas neapolitanas en el restaurante Vesi
Fantasia Gelateria, premiada con el “Helado de oro”
También os aconsejo probar los tradicionales bollos neapolitanos, que están bañados en ron. Asimismo, si os atrevéis a ir a Nápoles en verano y, como yo, teméis derretiros bajo el sol, tranquilos: en muchísimos restaurantes y bares hay puestecitos donde se puede tomar algo y refrescarse.
Dulces llamados “babà”
Y ahora, vámonos a Pompeya
Galería de fotos
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