Monza, ciudad real
A pocos kilómetros de Milán, aunque todavía poco conocida, Monza es una ciudad rica en historia que os sorprenderá con su acentuado sabor medieval y el lugar de paso de numerosos reyes del pasado que permanecieron allí. Se puede visitar tranquilamente en un día, por lo que es perfecta para hacer una bonita excursión fuera de la ciudad.
Monza está bien conectada con Milán con muchas líneas de tren desde Milano Porta Garibaldi y Milano Centrale, por lo que el tren es un medio de transporte perfecto para llegar en poco tiempo.
Una vez salimos de la estación de Monza, el centro histórico está a sólo doscientos metros. El recorrido principal de la visita es muy simple: se entra por via Italia hasta el Arengario y después se gira a la derecha en via Vittorio Emanuele hasta el puente de los Leones. No obstante, es interesante desviarse un poco del recorrido para descubrir algunas joyas escondidas entre los edificios señoriales.
Comencemos entonces por orden.
Lo primero de todo, recorriendo la via Italia se encuentra la iglesia de Santa Maria in strada con su elegante campanario medieval en lo alto.
Justo después, hay que girar a la izquierda para ver la gran plaza Trento y Trieste con un colosal monumento a los caídos.
Volviendo a via Italia saliendo de nuevo a la derecha para llegar a la piazza Duomo, desde la cual podréis admirar la bella fachada de mármol de la iglesia y el imponente campanario. En su interior, os quedaréis embelesados con las paredes completamente recubiertas de frescos.
Al lado del Duomo hay un importante museo y el tesoro. Tenéis que saber que Monza posee un pasado glorioso de la época longobarda debido a la presencia de la reina Teodolinda; ella no sólo hizo construir la catedral sino que también forjó la famosa corona ferrea custodiada allí, tallada como narra la leyenda de un clavo de la cruz de Jesús y usada por tanto a nivel simbólico para la coronación de numerosos emperadores del imperio sacro romano.
Antes de seguir con el recorrido principal de la ciudad, adentraros un poco más en via Lambro para ver algunas casas medievales de madera y la torre viscontea, con sus bellos muros en ladrillo, las bóvedas góticas y las almenas con formas en el techo, después de eso volved a la plaza Duomo.
Ahora encontramos al fin unas bonitas vistas del 'Arengario', el edificio más famoso de Monza, construido en el medievo tardío para alberga el consejo comunal de Monza.
El último tramo de la visita consiste en recorrer la amplia via Vittorio Emanuele Secondo donde destacan los escaparates de sofisticadas tiendas, para después vislumbrar el majestuoso palacio del tribunal en la Piazza Garibaldi y finalmente el puente de los leones, bajo del cual fluye el río Lambro.
Si sobra tiempo merece la pena pasar la noche por los locales con ambiente de via Bergamo o dedicar otro día a la visita de la Villa Reale, residencia de Maria Teresa de Austria y posteriomente de otros reyes de Italia, y el gigantesco parque anexo. De este último, hay mucho que contar, por lo que he escrito un artículo dedicado a ello que encontraréis publicado siguiendo este link. ¡Buena lectura!
Galería de fotos
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- Italiano: Monza, città regale
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