Atelier 14

¡Hola! desde la soleada Francia , estoy aquí con mi hermano y su novia. ¡Hemos llegado esta mañana! Hemos venido aquí para quedarnos en la casa de vacaciones de los padres de mi madrastra (que está cerca de la pequeña ciudad de Pézenas), pero antes de ir para allá, nos quedamos explorando la gran ciudad de Montpellier. Habíamos planeado hacer algo de turismo, pero salimos a las 4 a. m. de Londres, lo que nos agotó la energía y terminamos pasando gran parte del tiempo descansando en el restaurante Atelier 14, que tenía un ambiente relajado.

La ubicación

Escondido en un pequeño callejón cerca de la calle comercial principal de la ciudad, este recogido restaurante era el lugar ideal para disfrutar de una comida al más puro estilo francés y a un precio económico. Tenían una gran selección de platos para elegir, además, si no hubiésemos estado tan cansados para movernos de nuestro sitio en la terraza, habríamos visto cómo preparaban nuestra comida en la cocina abierta.

La comida

Decidimos aprovechar al máximo nuestro presupuesto eligiendo del menú del día que ofrecían. Había tres plats du jour (platos del día) para elegir y aunque costaba casi lo mismo que si pidieses de la carta, había una variedad más interesante en términos de ingredientes y sabor en general. Además, como elegimos esa opción, teníamos un gran descuento en los postres (y también en los entrantes, si los hubiésemos pedido).

Elegí émincé de thon (pequeños filetes de atún, macerados en una salsa de tomate, alcaparras y cebolla) y después, tres bolas de refrescante helado. Todo tenía un sabor espectacular y no me dejé nada en el plato. Mi hermano no fue tan afortunado, el pollo de su guiso con toques cítricos estaba básicamente crudo cuando se lo sirvieron, pero solucionaron el problema de forma eficiente y el personal pidió disculpas.

Los alrededores

Después de no haber dejado ni una miga en el restaurante, teníamos que matar el rato. Allá que fuimos cargando con nuestro pesado equipaje hasta el laberinto de las calles comerciales cercanas al restaurante. No abundaban las grandes cadenas de tiendas, la mayoría eran establecimientos de comercio local que estaban llenos de artículos exclusivos.

Después, caminamos más allá de la plaza central de Montpellier y llegamos a la Place de la Comédie, que me recordó bastante a Burdeos, por lo menos en su forma arquitectónica. De aquí, nos fuimos al tranvía y media hora después, llegábamos junto a nuestra familia y de regreso a casa.