Sobre la ciudad que me robó el corazón...
Era otra tarde gris en Alemania. Estaba viendo una película y bebiendo chocolate caliente. Poco a poco, me perdí en mis pensamientos y empecé a soñar con los rayos del sol, las largas noches de verano y una buena copa de vino.
Pensé que no era probable que pasara nada de eso en este pequeño pueblo gris. Solo había estado en casa unos días y ya me quería volver a ir... mi madre pensó que estaba totalmente loca. Había pasado casi dos años en Asia y Australia, ¿y me aburría de pasar solo tres días en casa? La cosa es que yo ya no me sentía del todo en casa.
Intenté decidir a dónde quería ir, y se me vino Italia a la mente. Nunca había estado allí, lo único que sabía de ese país era que tenían una buena pizza, un buen vino y muchísimo sol.
Fue suficiente para convencerme de hacer las maletas. A los 3 días, ya estaba volando rumbo a Milán. Había encontrado una familia de Au pair y estaba preparada para una nueva aventura.
Esto es una carta de amor
Esto es una carta de amor para Milán, la ciudad que me robó el corazón.
Preparaos para enamoraros tan perdidamente como lo hice yo.
Intentaré contaros mi experiencia y conseguir que veáis la ciudad a través de mis ojos.
Un cappuccio, per favore!
Tras unos días en Italia, ya había encontrado a mis amigas. Pronto, nos volvimos inseparables, y lo hacíamos prácticamente todo juntas. Quedábamos por las tardes para ir de compras, salir y cenar, cocinábamos pasta al pesto y bebíamos demasiado vino. El día siguiente solía empezar quedando para tomar un café y hablar de todo lo que había pasado la noche anterior.
Por fin, en una de esas típicas mañanas de café, me di cuenta de algo: "cappuccio" era simplemente la forma más guay de decir "cappuccino" en esta ciudad tan a la moda. Como siempre, me pedí mi cappuccio y mi brioche.
El brioche con requesón fue un descubrimiento accidental. No les quedaban de mis favoritos, los de chocolate, así que tenía que probar algo distinto, y ahí fue cunado descubrí el paraíso. Ese pequeño trozo de masa me alegraba el día, todos los días. Podéis encontrar mi favorito en Granaio.
Ciao belle!
Tras nuestra cita para el café diaria, era el momento de disfrutar del clima. Nada más irnos de la cafetería, oímos cómo alguien nos gritó "Ciao Belle! " desde el otro lado de la carretera. Resultó ser un chico, que nos saludaba con la mano. Soy alemana, así que mi primera reacción fue pensar "¿pero este qué quiere? ". En Alemania es de mala educación que un chico se acerque de esa manera a una chica, pero volveremos a eso más adelante.
El sol brillaba y queríamos pasar el día en el parque, siempre desde la preciosa catedral. Recorrimos la Via Dante y tuvimos que parar de vez en cuando, Las calles estaban llenas de artistas callejeros que fascinaban al público con su música, sus bailes y demás talentos.
Solo amore
Cuando llegamos a parco Semprione, desdoblamos nuestra manta y disfrutamos del sol. Empezamos a hablar sobre la ciudad en la que vivíamos, y a la que ahora llamábamos casa.
Querido Milán:
Nunca te he dicho cuánto te quiero, pero creo que te lo he demostrado con creces.
Cuando paseo por las calles, a menudo levanto la mirada, admiro la preciosa arquitectura y las plantas que crecen por los muros, convirtiendo cada casa en una obra de arte.
Cada vez que pasaba por una de las innumerables cafeterías, sonreía. Ese olor a buen café era sinónimo de felicidad. Te invade todo el cuerpo y hace que te apetezca un cappuccio...
Luego están las pizzas... Una buena margarita, a la italiana, sin necesidad de ponerle nada extra. Lo más delicioso es a veces lo más simple.
Pero, Milán, esto no trata solo de la comida y de tu aspecto, es más que eso.
Sonlos pequeños detalles los que te hacen sentir como en casa.
Es la señora mayor que disfruta de su café mientras lee la Vogue, vestida con su mejor conjunto.
Es el niño que te dice "Ciao Bella" desde la otra acera, Al que sonríes, porque no lo hace con mala intención.
Es comer helado dos veces al día sin remordimiento ninguno, porque tienes que probar todos los sabores.
Es sentarse en una terraza de Navigli para el aperitivo. Beber cócteles hasta altas horas de la noche.
Es salir hasta el amanecer, comerse un panini en frente de la discoteca antes de volver a casa.
Es intentar desenvolverte con un italiano horrible porque el inglés está totalmente descartado.
Es salir a cenar y beber vino. ¡Mucho vino!
Es aprovechar la vida al máximo.
Es amar la vida.
Y por eso es por lo que te quiero, Milán.
Me has robado el corazón por muchas razones,
pero lo más importante es que me has hecho sentir como en casa,
y siempre te estaré agradecida por ello.
Espero que la gente no vea mi ciudad como un elemento más a tachar de una lista, sino que se tomen su tiempo e intenten descubrirla a través de mis ojos. Estoy segura de que os enamoraréis tan perdidamente como yo lo hice...
¡A la prossima Milano, ti amo!
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: About the city that stole my heart...
- Italiano: Sulla città che ha rubato il mio cuore...
- Polski: O mieście, które skradło moje serce...
- Français: La ville qui a conquis mon cœur...
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