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¡Mi experiencia Erasmus en Milán!


Con la carrera casi terminada, creo que tiene sentido compartir con más detalle, lo que ha sido mi experiencia Erasmus hasta ahora, mi impresión sobre la ciudad de Milán y la universidad donde estoy estudiando: el Politécnico de Milán. Esta será sin duda, una historia contada en primera persona, pero sin duda será de interés para todos aquellos que tienen curiosidad por el Erasmus e incluso, les gustaría escuchar una experiencia más detallada sobre Milán. Espero que, te sea útil y que esta retrospectiva no me produzca nostalgia.

¡Aquí va!

Antes de ir

¿Hacer un Erasmus o no?

Siempre supe que me gustaría realizar un Erasmus, antes de entrar en la universidad. Recuerdo que era una idea que me atraía bastante: un año fuera de mi zona de confort, donde pudiera aprender más sobre mi área de estudio, pero también sobre mí. Recuerdo que, aún estaba más segura de esto cuando en el instituto realicé el Projecto Comenius (hoy dentro del Erasmus+ pero, que es un proyecto de intervambio- lo hice durante una semana- para alumnos de secundaria), en el sur de Italia en Calabria - cuando cursaba 1ºESO. Entiendo que era realmente reductivo, no abrirnos al mundo y las posibilidades que están sobre la mesa porque, formamos parte de la Comunidad Europea. Acuerdo de lo feliz que estaba por la posibilidad de conocer a jóvenes de mi edad de varios lugares de Europa y mi interés ya latente por el mundo de los idiomas.

¡Mi experiencia Erasmus en Milán!

Milán, Septiembre de 2016

  • Todavía en septiembre, como se puede ver por la ropa ligera que llevamos. Este fue el primer evento organizado por el ESN al que asistí. Fue una noche muy divertida en la que nos "obligaron" a realizar equipos con el mayor número de diversas nacionalidades posibles. En esta foto están representados: Turquía, España, Irán, Portugal y Bulgaria. El ESN Politécnico es incluso un grupo bien organizado con gente responsable. A principios de año, obtuve mi tarjeta por 10 €, que me permite ir a varias actividades con un precio reducido e incluso obtener descuentos en los autobuses de Flixbus. Diría que es para otorgar una oportunidad a estos grupos de alumnos organizados para los alumnos, porque, a veces, incluso surgian actividades muy divertidas y agradables. Me acuerdo que en esa noche aprendí a contar en turco y casi entre en el top 3 en una de las rondas de Bowling.

Cuando llegué a la facultad, mi deseo se mantuvo. En Arquitectura, la carrera que estudio ya casi 4 años, es esencial viajar, conocer y experimentar nuevos lugares, observando en el mundo físico, los que pasamos tiempo y tiempo dibujando y estudiando en el papel. Sin embargo, nunca tuve una idea muy clara de adónde me gustaría ir.

Finalmente, cuando esta pregunta surgió, en el tercer año (para partir en Erasmus en 4º), me acuerdo de estar muy entusiasmada, porque, finalmente era la hora. No obstante, también bastante perdida, porque no sabía que destino escoger y tantas ciudades y universidades tenían bastante potencial a mi parecer. Tuve la suerte de tener padres muy comprensivos y que me acompañaron de cerca en mi elección y decisión y, eso siempre me hizo sentir cómoda, para tomar una decisión basada en lo que creía que podía ser lo mejor para mí y no en cuestiones económicas.

Me sentí realmente perdida y parecía que cuanta más búsqueda realizaba, me sentía más confundida. Sabía que quería ir a un país donde se hablase un idioma con el cual no me sintiera cómoda, para una facultad con un buen sistema educativo - que apostara por mí y que me mostrara un poco más el lado más práctico de la profesión... Al final, y en el último día, para inscrivirme, recuerdo que tuve una conversación muy sincera con mi madre. Recuerdo de haberle explicado, que me había informado lo mejor que pude, pero aún así estaba muy confundida. Tenía tres opciones encima de la mesa: Liège (Bélgica), París (Francia) y Milán (Italia). Mi madre que es una persona muy pragmática, me dice que cualquiera de los destinos tendría siempre ventajas e inconvenientes en relación a los otros y sugirió en borma que tirara los papeles al aire y viera cuál caía más cerca de mí. Así que lo hice, ¡y el resultado fue Milán!

Hoy, mirando hacia atrás, pienso que hice una excelente elección pero, en el caso de que hubiera ido para cualquier otra de las universidades, también habría disfrutado de la experiencia, simplemente, porque, estaba abierta a ello. Tan pronto como me di cuenta de que Milán sería mi destino, empecé a interiorizar lo que iba a suceder realmente: ¡incluso Erasmus! ¡Y con eso vinieron todos los anhelos y alegrías!

A minha experiência Erasmus em Milão!

Milán, Febrero de 2017

  • Milán es una ciudad gigantesca, como se puede ver en esta foto. Es crucial conocer la ciudad, donde vives, explorarla siempre que se pueda, aunque, sólo sea 30 minutos después, de las agotadoras clases del viernes. Esta foto fue sacada en la cima del Palazzo Lombardia, el enorme rascacielos, donde se concentran las oficinas de los organismos regionales de Lombardía. Como, Milán es una ciudad bastante llana, este es de los pocos lugares, donde es posible tener una interesante panorámica de la ciudad. Tuve la suerte de subir a la planta 39º en un día bastante bonito y soleado, sin la habitual capa de contaminación de la ciudad. Es de locos, como la ciudad se expandió tanto hacia los suburbios. El Palazzo da Lombardia abre a veces, gratuitamente, de manera que, permite a quien vive en la ciudad de disfrutar de esta magnífica vista. Sólo, ten en cuenta que esto es algo que ocurrió en la ciudad, pero en las redes sociales es más que un simple zumbido. Es un excelente plan de sábado por la tarde, como lo fue el pasado febrero. La cola no es muy larga, pero deberías ir un poco antes de la hora de cierre para asegurarte de que la espera no sea en vano. Cuando, fui al final de la tarde capté el inicio de la puesta de sol que puedo garantizar, que es aún más hermosa en vivo que en la fotografía.

¿Por qué Milán?

Italia siempre ha sido una opción muy frecuente y en la que pensé desde el principio. Es un país con bastante cliché, pero que nunca decepciona, cuando se trata de enseñar arquitectura. Yo, que soy una chica clásica, soñaba con visitar las fabulosas ciudades que hasta entonces sólo había visto en papel: Venecia, Roma, Florencia... El lenguaje me hizo enamorarme también. Cuando, estuve aquí en el décimo año (1ºESO), disfruté mucho de la experiencia y aprendí algunas palabras. Añadir un cuarto idioma, tan melódico y rico, a mi curriculum también me excitó.

En mi universidad, tengo la suerte de tener una semana de Mobility Fair, donde los estudiantes están listos para hablar con los estudiantes más jóvenes interesados en hacer Erasmus en los destinos, donde también lo han hecho. En ese momento, lo encontré extremadamente útil y hablé con gente de las diversas universidades en las que estaba interesado. Me di cuenta de que, en Italia hay una gran diferencia entre el Politécnico de Milán y las otras universidades. La verdad es que, sería una experiencia totalmente diferente, porque en Lisboa tenemos clases con estudiantes de Diseño y Moda y no con los otros estudiantes de Ingeniería. (Me dijeron que en Roma, la universidad no era muy exigente).

Fue entonces cuando la posibilidad de Milán comenzó a crecer. Mi madre también, me habló para ver si incluía esta posibilidad en mis opciones, porque ella también estaba preocupada. En nuestro ranking, la universidad estaba muy bien situada.

Otra buena ayuda que tuve para tomar la decisión fue el hecho de que hay muchos estudiantes italianos haciendo Erasmus en nuestro colegio en Lisboa a los que siempre puedo hacer preguntas. Me advirtieron inmediatamente que el Politécnico era realmente un mundo aparte en la Universidad de las Universidades Italianas de Arquitectura y, que estaba muy en línea con la enseñanza de las grandes universidades de Europa Central.

Hablé con un chico del Politécnico, con el que todavía, me llevo muy bien aquí en Milán, y que me quitó todas mis dudas con mucha paciencia. Recuerdo que incluso me ayudó con la elección de las asignaturas para el primer semestre Learning Agreement. Una persona increíble con la que siempre pude contar antes y durante mi experiencia. (¡Se va a graduar a finales de este mes!).

A minha experiência Erasmus em Milão!

Milán, Diciembre de 2016

  • Esta es una foto de Puerta Venecia, uno de los barrios más familiares de la ciudad en modo navideño. Las ciudades aquí cerca de la nieve, pero un poco en toda Italia también toman la Navidad muy en serio. Milán estaba llena de pequeñas luces y pequeños mercados que no me cansaba de visitar y explorar. Porta Venezia es uno de mis parques favoritos en la ciudad, si no el favorito hasta entonces. Había mucho entretenimiento para los niños y también una pista de hielo, que tuve la oportunidad de probar y que era todavía bastante generosa en tamaño. Terminé visitando a mi familia en Navidad, pero recuerdo que puse la posibilidad de quedarme en Milán y vivir una Navidad diferente. Podría ser una buena opción, ¡debería de ser muy divertido! Y desafiante.

¿Cuáles eran mis mayores temores y mis mayores expectativas?

Confieso que tenía mucho miedo de que Milán me decepcionara. Las partes buenas ya las conocían bien: el rigor, la exigencia, la calidad de los estudios, la "ciudad del trabajo", el cosmopolitismo, el "lugar perfecto para viajar"...

Otras cosas me preocupaban mucho más. Aunque Lisboa es una ciudad capital y relativamente grande, tenía miedo de sentirme sola y perdida, en una ciudad tan ocupada e informal. Hoy, no creo que, haya sufrido tanto porque tengo una buena red de apoyo: otros colegas portugueses que pasan por la misma experiencia que yo al mismo tiempo y con los que comparto las pequeñas batallas de cada día, los colegas italianos que conocí en Lisboa y a los que siempre puedo acudir, mis padres que siempre animaron la experiencia y que no me "cobran" por estar lejos y quizás un poco más ausente? Hacer Erasmus en Milán sin esto debe ser realmente difícil.

También, tenía miedo de no empezar a hablar el idioma de inmediato y de que fuera difícil interactuar con los italianos. Para empezar a hablar en el idioma empecé (y no pude hacerlo mal), porque llegué un mes antes y me hizo darme cuenta de que, en mi día a día sólo tenía que ganar si utilizaba lo poco que ya sabía. Sin embargo, con los colegas, sí, llevó tiempo.

Tal vez, porque no es tan común ir de Erasmus, no lo sé, pero la verdad es que no son las personas más cálidas y curiosas a nuestra llegada. Comenzar la conversación también, fue difícil al principio para mí, porque no estaba muy segura de mi italiano. Todavía puedo decir que, al final del primer semestre ya hablaba mucho con mis compañeros y podía practicar un poco el idioma, pero no tenía amigos para toda la vida. Su actitud es amistosa, pero están muy centrados en su objetivo, que es la Facultad y no se llevan bien como personas (o al menos, no como en Portugal) y también, llego a la conclusión de que ven las amistades de una manera ligeramente diferente.

Otro temor que también tenía eran el de echar de menos a mi familia (especialmente, mi madre). No me malinterprete, soy muy independiente y a veces hasta lo leo como frialdad, pero siempre es bueno saber que al menos hay alguien que nos entiende muy bien y que está cerca para el momento en que tengamos ganas de llorar y "tirar un plato a la pared". Los colegas que vinieron conmigo, aunque muy amables, no eran mis amigos cercanos y a pesar de que Skype ayuda a combatir la distancia y el anhelo, recuerdo que me costó pasar por mi primera vez sola en Milán, miles de kilómetros de mi familia. (También, un gran desafío).

En Erasmus

La Universidad

Fui a la universidad tan pronto como puse un pie en la ciudad. Recuerdo que el patio central del edificio de Arquitectura me emocionaba: en septiembre, estaba llena de estudiantes, que se preparaban para los exámenes de apelación del año anterior.

Al principio, pensé que continuaría el año perdiéndome entre los edificios y que, no me acostumbraría a un lugar tan grande, pero luego me acostumbré. Hay muchas aulas, pero también muchos estudiantes. La Facultad siempre está atascada con gente y es difícil de encontrar habitaciones libres donde trabajar (la situación se complicó, porque hace unos dos años, cuando se unieron al curso de Arquitectura de Bovisa con el de Leonardo y los estudiantes se duplicaron en un polo).

A pesar de todo, y el edificio de arquitectura ya es un poco viejo, las condiciones son buenas. Faltan algunos enchufes en algunas clases y en lugar de bancos, las clases podrían tener más sillas en lugar de bancos que son extremadamente incómodos. Sin embargo, las condiciones son buenas y son similares a las de Lisboa.

Los espacios exteriores son mis favoritos, favorecer el conocimiento entre los estudiantes y el estudio libre. En cuanto a los deportes, las instalaciones son excelentes y muy variadas (no las utilizo, mi mayor crítica es que no hay muchas opciones para las chicas).

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Milán, Octubre de 2016

  • Esta foto de octubre se remonta a la primera noche Tandem.Suele ocurrir el martes sí, el martes en un pequeño café muy amistoso relativamente cerca del Campus Leonardo, se llama Jet Café. Por 4 € puedes tomar un aperitivo (lo mismo que la cena) y elegir una bebida. Tiendo a ir por cerveza todo el tiempo, pero la mayoría de la gente pregunta por la famosa y tan borracha de la zona Aperol Spritz. Esta noche, todos los estudiantes recibieron una tarjeta con un plato típico de una especialidad culinaria de uno de los países presentes. Había quienes tenían la imagen, había quienes tenían la palabra. La idea era encontrar nuestra cita, hablar con la gente. Mi cita era K., la chica polaca, la más alta de las chicas y descubrimos que ambas teníamos un excelente gusto por el té. Actualmente, vive en el apartamento en frente al mío y nos hemos convertido en vecinos. Por cierto, "nuestra especialidad" era el churro, ¡un manjar español!

La comunidad estudiantil

La comunidad estudiantil es muy variada. Como dije 25% de todos los alumnos cada año son internacionales (entre estudiantes Erasmus e internacionales). Hay un buen ambiente; la universidad es bastante abierta para recibirlos. En septiembre, cuando llegué, fuimos recibidos bastante bien y en la Welcome Week, nos otorgaron bastante información. Fue prácticamente, una semana con puntos informativos, sobre como utilizar el sistema informático de la universidad, como y donde sacarse el Carné de Estudiante, como apuntarse a las asignaturas... En fin, todas las cosas útiles y necesarias, en los primeros días. Por el medio, todos los días organizaban actividades divertidas, al final del día. Se proyectaron películas, una noche en la bolera, una noche en una pizzería... Enfin, todas actividades muy divertidas y aprecio que no fuera sólo una fiesta y una noche de fiesta. Por ejemplo, fui a los bolos por la noche y lo disfruté mucho. Había estudiantes que llevaban más tiempo aquí y otros que, como yo, habían llegado. Conocí personas de diferentes nacionalidades y fue muy divertido.

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Milán, Octubre de 2016

  • Esta foto fue tomada en la Fundación Prada, aquí en Milán, aunque el fondo no revela mucho. Esta fue la primera vez que, recibí a una colega aquí en Milán, D., por casualidad, también haciendo Erasmus en Turín (tuve la posibilidad de visitarla un mes después). He recibido a mucha gente hasta ahora y de manera tan fácil regalando mi sofá, he permitido que tanta gente descubra Milán y me haga descubrir cada vez más la ciudad y siempre con un "par de ojos" diferente. Además de amigos, también recibí a algunas personas, a través de Couchsurfing, lo cual fue extremadamente gratificante. Ya hemos recibido a un chico italiano, una chica americana y dos amigos alemanes. Es una forma de viajar sin salir de casa y me da una profunda felicidad como puedes ver en la foto de arriba.

Las primeras amistades que hice fueron dentro de la comunidad Erasmus, porque como siempre cambiamos de clase al principio, no es fácil conocerse dentro del grupo italiano. Algo que ayudó fue la Noche en Tándem y Tándem en la Escuela, que son todas iniciativas de las que ya he hablado, cuyo objetivo principal es hacer que los estudiantes internacionales practiquen el idioma o al menos, que contacten con el idioma y que, lo practiquen en situaciones informales.

En clase, depende mucho. Cada clase es una clase, cada estudiante es un estudiante. En las clases de italiano, como el idioma utilizado es siempre más difícil, pero siempre hay alguien agradable que incluso viene a hablar (por lo general, alguien que también ha hecho Erasmus y sabe lo difícil que es a veces para iniciar la conversación).

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Con estudiantes fuera de la Unión Europea (hay una gran comunidad de estudiantes asiáticos, la mayoría chinos, y también iraníes, indios... ), el tema ya es diferente. Incluso hay una barrera. Muchos de ellos no hacen el trabajo mínimo para aprender el idioma y tienden a reunirse en pequeños grupos con personas de la misma nacionalidad. Los estudiantes Erasmus están en el medio, entre los italianos y los internacionales. Hay tanta gente que siento que nadie tiene mucho interés en fortalecer las relaciones porque siempre hay mucha gente nueva que conocer. De ello, confieso que, siento un poco de lástima y envidia de los que están haciendo Erasmus en ciudades más pequeñas.

Las nuevas oportunidades

Otra cosa que he notado es que aquí en Milán, hay mucho más contacto entre la Universidad y el mundo del trabajo. He notado que este es también uno de los principales objetivos del Politécnico: son conocidos por formar profesionales que también, disponen de mucho conocimiento práctico y que, han realizado prácticas durante su año académico.

Aquí, pero también en toda Italia, los estudiantes de Arquitectura están obligados a hacer una pasantía durante al menos 6 meses, a diferencia de Lisboa, donde los estudiantes a menudo terminan sus cursos, son arquitectos y nunca han puesto un pie en un estudio o en una construcción.

También es mucho más común que los propios profesores descubran alumnos interesantes con los que les gustaría trabajar y los inviten a hacer proyectos conjuntos. Cuando uno de mis profesores del primer semestre nos invitó a C. para desarrollar un proyecto con él en uno de los programas que habíamos aprendido, me quedé algo sorprendida. En Lisboa, esto sucede con extrema rareza e incluso es muy común que los profesores no tengan o tengan muy poca práctica profesional, lo que en mi opinión es muy desaconsejable.

Actualmente estoy desarrollando un proyecto de interior para una iglesia en Portugal, en Rio Maior, que tiene graves problemas acústicos. Con el Archicad, el programa BIM, que he aprendido aquí, estoy haciendo un modelo 3D de esta iglesia, junto con mi colega, para insertarlo más tarde en un programa acústico que, evaluará los lugares, donde tendremos que intervenir.

Esta es una gran experiencia, porque es algo que podré poner en el escritorio y que sin duda me ayudará más tarde a valorar mis habilidades y a demostrar a un posible futuro empleador que, dispongo de experiencia práctica y no sólo teoría.

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Para terminar este tema, me gustaría también mencionar que el hecho de estar en un polo junto con otros estudiantes de Ingeniería (a diferencia de la parte más artística de Lisboa), me hizo prestar más atención a los detalles constructivos y a los temas que también son de interés para mi área a los que antes no era tan sensible. Justo el otro día, y porque este semestre estamos proyectando una ampliación de un museo, tuvimos la suerte de tener a un profesor de Ingeniería Ambiental (que diseñó sistemas y equipos para la preservación y conservación de la Mona Lisa en el Louvre) hablándonos de estrategias para incluir este tipo de estructuras de una manera sutil en la Arquitectura.

Los viajes

¡Este es un tema que ha sido muy querido en mi corazón! Siempre me ha gustado viajar, y como he dicho antes, es esencial hacerlo como estudiante de arquitectura. No puede ser visto como un capricho en absoluto, porque nunca me perdería las citas de la universidad para hacerlo.

En Portugal, ya viajé un poco e incluso conocí mucho el país, pero no me arriesgué tanto en el extranjero porque pensé que me llevaría más tiempo, más dinero y más planificación (lo que nunca tuve tiempo de hacer). Estaba realmente convencida de que, no era posible combinar los estudios con los viajes con cierta regularidad, (pero también tenemos mucho menos transporte que, aquí en Italia).

A minha experiência Erasmus em Milão!

Aconsejo a todos los que quieran viajar que hagan un pequeño ahorro específicamente para eso. He reunido una cantidad que ahora, mirando hacia atrás, parece muy pequeña pero que me ha permitido ir a lugares que ni siquiera soñaba hace unos meses. Créeme, no hace falta mucho. Coraje y fuerza de voluntad, algo de planificación y la voluntad de ver más y más. En Milán, el mundo se abrió a mí. Hoy, 7 meses después y muchas ciudades y países más tarde soy una persona mucho más sabia, segura de sí misma y, por supuesto, una persona mucho más informada.

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El viaje que planeé al principio de mi Erasmus fue sólo el comienzo y me abrió un enorme apetito para conocer el mundo. Fueron dos semanas con dos colegas y una carpa. (Disfruta de este periodo de la vida, la vida estudiantil nos permite tener un horario relativamente flexible y ajustable. Y por supuesto, ¡sólo tenemos que pagar por nosotros mismos! ). En septiembre subí a un autobús nocturno Milán-Nápoles a los tres días de llegar. Visité: Nápoles, Roma, Siena, Lucca, Pisa, San Gimignano, Génova y Cinque Terre. En octubre, fue el turno de ir a conocer a Bolonia y algunas ciudades de Emilia-Romagna con un amigo de Cesena. Aprovechando la fiesta del 1 de noviembre y el fin de semana, estuve cuatro días en Venecia entre la Trienal y la belleza de la ciudad. Aparte de mis colegas portugueses, nos encontramos de nuevo con una chica china que hizo su Erasmus en nuestra universidad el año anterior.

El fin de semana siguiente fui a Turín (donde también me recibió un colega que está haciendo su Erasmus y me recibió con los brazos abiertos). Los siguientes tiempos fueron difíciles, porque el trabajo del semestre comenzó a apretarse y tuve que concentrarme en los exámenes, pero justo después de ir a Lisboa por Navidad y Año Nuevo en Milán, tres días después, fui a Florencia, ciudad que me abrumó y que me hizo empezar el año de la mejor manera.

A finales de enero, fui un fin de semana antes de los exámenes a Bucarest, sola, uno de los mayores desafíos al que me he enfrentado hasta ahora. Amé al pueblo rumano y definitivamente quiero volver. Luego llegó la hora de: Lyon, Marsella, Niza y Mónaco, a principios de marzo, me desahogué con los franceses y cambié de aires y el fin de semana pasado volví a Emilia-Romaña esta vez para visitar: Parma, Cesena, Rimini, San Marino y de vuelta, Ravenna y la tan bella Bolonia. Durante estas vacaciones de Pascua, el plan es ir a Suiza y a la hermosa ciudad de Locarno, que se encuentra a un tren regional de distancia desde Milán.

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Los nuevos amigos

Este semestre, puedo decir que la adaptación a la clase parecía imposible al principio. No voy a mentir: porque aquí, piensan que los Erasmus sólo quieren ir de fiesta y trabajar poco. Sin embargo, en cuanto ven que estamos abiertos a saber más y en una postura humilde y de aprendizaje, los profesores se esfuerzan por incluirnos lo más posible y tomarnos en serio.

Hablar italiano ayuda mucho en la integración. En general, los italianos no se sienten muy cómodos en inglés. Es extraño, pero la verdad es que incluso nuestra generación tiene un nivel medio inferior al portugués. Muchos de ellos tampoco hacen Erasmus. Mientras que el 80% de la gente en mi año ha hecho o está haciendo Erasmus con mis colegas en Lisboa, aquí en Milán y en toda Italia, tal vez, por razones culturales y familiares no tantos se arriesgan a ir al extranjero.

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Una vez que se rompe la barrera del lenguaje, la adaptación es como cualquier otra, similar a tener que adaptarse a una nueva clase en Lisboa. Consejo: aprender algunas reglas sociales implícitas es útil y ayuda a no crear malentendidos. Por ejemplo, a pesar de ser muy cómodos, los italianos son formales cuando conocen a alguien. No dan dos besos, sino un apretón de manos. Cuando la relación se hace más estrecha, no olvides que los dos besitos comienzan en el lado opuesto del portugués.

Más temas milaneses: ¡es posible identificar a un milanés entre los demás estudiantes italianos! Tal vez estoy exagerando un poco, pero es bueno no venir con la idea de que son los típicos italianos que siempre nos están tocando mientras nos hablan porque no lo son!

Un nuevo apartamento

Vivir en una casa con estudiantes no era nada nuevo para mí. Yo, en Lisboa, había estado viviendo en una habitación alquilada cerca de la Universidad durante dos años. Sin embargo, estaba mucho más cerca de mi familia por si había algún problema; mi casero era un hombre muy amable y el alquiler era algo "hogareño".

Aquí en Milán, el mercado de alquileres es todo menos "hogareño" como en Lisboa. Los precios son salvajes (para casas con condiciones que no siempre acompañan a los alquileres) y es muy cierto que, siempre tratan de aprovecharse de los estudiantes internacionales para subir los precios.

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Una cosa que recomiendo para el alojamiento es buscar algo por adelantado, ya que, lleva tiempo encontrar algo bueno y las mejores ofertas también se cogen pronto en el verano antes de que empiecen las clases. Vivir con otros italianos puede ser una buena idea ya que facilita la comunicación con el propietario, aunque la gran diferencia de precio está en lo cerca que estás de la universidad y si es una habitación doble o una habitación individual.

Empezando por la primera pregunta. Vivir en el centro de la ciudad es muy diferente a vivir cerca de las paradas periféricas de la red de metro. Como el transporte funciona bien, es posible incluso vivir un poco fuera de la ciudad, donde el alquiler de habitaciones similares puede ser casi la mitad de lo que se paga en el centro.

Otra cuestión que surgió y con la que nunca había luchado porque en Lisboa es muy raro es la división de habitaciones. Aquí en Milán, como los precios son tan altos, es común tener habitaciones dobles o incluso triples. De esta manera, el valor de la habitación se divide entre dos personas y siempre hace menos chica en el presupuesto a fin de mes. Sin embargo, es necesario tener algún "juego de cintura" (te digo que estoy compartiendo habitación).

En medio de compartir una habitación, incluso estoy en una situación muy cómoda ya que estoy compartiendo habitación con una chica de mi colegio en Lisboa, que aunque no somos amigos del corazón, sabía que ella promovería el ambiente necesario para vivir bien dentro de la habitación. Conozco otras historias que no van tan bien y hacer eso con un estudiante desconocido es siempre jugar a la lotería.

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Es esencial investigar los precios de la zona que quieren alquilar pero para dar una idea general una habitación compartida alrededor de 300-400 € y una habitación individual alrededor de 400-500 € o más (Abril de 2017). También, es esencial averiguar desde el principio qué facturas están incluidas en los alquileres que tendrá que pagar y cuánta seguridad se espera.

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Puedo decir que los que vienen a Milán no siempre son conscientes de lo que implica esta ciudad y a veces se deslumbran un poco con la idea de ser una gran ciudad, capital de la moda y el diseño. ¡Suele ser una ciudad que la gente ama o que la odia!

Hay un pequeño grupo de estudiantes Erasmus con los que me he reunido desde septiembre y con los que tengo la intención de tener una conversación una vez de vuelta en nuestros países. Sin embargo, tengo que confesar que siento cierta envidia de algunos colegas que están haciendo Erasmus en ciudades más pequeñas, donde hay menos estudiantes y donde los grupos están más cohesionados. Esa es quizás la parte que más me cuesta en Milán: las relaciones humanas. No obstante, el hecho de que sea difícil no significa que sea imposible. Sólo que ahora, después de más de la mitad de la experiencia, estoy empezando a acercarme a algunos de mis colegas.

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Lo que he aprendido hasta ahora

He aprendido que, es posible vivir bien y de forma independiente en cualquier otro país y que, dispongo de las suficientes herramientas para ello. He aprendido que, es enriquecedor tener una mente abierta y aprender más sobre diferentes culturas, formas de vivir y aprender. He aprendido que, el idioma puede ser una gran barrera, pero no hay manera de que no puedas aprender algo, una vez que estás rodeado 24/7. Aprendí que, viajar es una bendición y que debo hacer más. Aprendí que, a veces, es normal extrañar a la familia y al sistema de apoyo. Aprendí que, a veces, necesito arriesgarme más y darnos la oportunidad de hacer algo que normalmente no haríamos. Aprendí que el mercado de la arquitectura es un mundo mucho más amplio de lo que parece en Portugal. Aprendí a ser más yo mismo y a dejarme caer para crecer. Aprendí mucho. Aprendí que el aprendizaje es una tarea que nunca debe terminar.

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¿Y luego?

No lo sé, la verdad es que todavía me quedan unos tres meses (por favor, pase despacio). Sin duda me costará volver a Portugal. No es que no lo eche de menos, pero va a ser difícil dejar un lugar que poco a poco se ha convertido en "hogar" y que me ha proporcionado experiencias fantásticas durante este año. Veremos qué nos depara el futuro. Una cosa es segura: siempre vigilaré esta ciudad con mucho cuidado, ¡a pesar de, todos sus defectos!.

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