Milán parte II

¡Muy buenas a todos! Hoy, con este post, termino de contaros mi experiencia de Interrail por Italia, ¡¡sin lugar a dudas una de las mejores de mi vida!!

Como ya sabéis si habéis leído alguno de mis posts anteriores, en este viaje en tren, tanto mi amigo como yo hemos tenido la suerte de descubrir ciudades italianas tan famosas como Roma, Florencia, Pisa, Bolonia o Milán. En la entrada anterior que publiqué ayer llamada Milán parte I, os conté lo que hicimos el primer día de nuestra estancia en la ciudad lombarda de Milán. Hoy continúo con el itinerario que seguimos el segundo día y, además, os aconsejo algunos sitios donde comer en esta ciudad.

Itinerario

Segundo día

Solo contábamos con la mitad de la jornada ya que nuestro vuelo salía a las cinco de la tarde, por lo que solamente pudimos aprovechar la mañana de este día. Sin embargo, tras una semana viajando de una ciudad a otra y en constante frenesí, estábamos agotados y decidimos tomarnos la última mañana con calma.

Nuestro apartamento, llamado Corso Garibaldi Suite, el cual os detallo mucho mejor en el primer post de Milán, se encuentra a tan solo cinco minutos andando de la Pinacoteca de Brera, la cual reúne una colección de arte en su interior. Como disponíamos de poco tiempo, tan solo entramos al patio interior de esta pinacoteca y después seguimos andando para adentrarnos en el barrio de Brera, una zona que me teletransportó a París por las fachadas de los edificios y los cafés con mesas en sus terrazas, o incluso al barrio de Trastévere en Roma, por la inmensidad de bares y restaurantes que podemos encontrar en un barrio tan pintoresco como el de Roma.

Pinacoteca de Brera (patio interior)

Tras estar paseando un rato por este barrio, lo dejamos atrás para llegar hasta otro de los puntos de interés de Milán, el Castillo Sforzesco, una antigua fortificación que nos sorprendió bastante debido a su magnitud, ya que nos lo imaginábamos más pequeño.

Una vez entras al castillo desde la plaza Castello, te encuentras con un patio interior enorme, rodeado por varios edificios que conforman el castillo, y que hoy en día son museos. Según teníamos entendido, la entrada al Museo egipcio, a la Pinacoteca o al Museo de Arte Antiguo es totalmente gratuita para los menores de 25 años, pero aún así la entrada general solo costaba tres euros.

Nosotros solo dimos una vuelta por el patio de este castillo, y salimos por uno de los laterales del castillo que daba al Parque Sempione, el área verde más importante y grande de Milán, que también dispone de un lago enorme donde hay multitud de patos o peces. Este parque, lleno de vegetación, es perfecto para descansar un rato en el césped si hace un buen día, pasear por sus caminos, hacer deporte, etc. Además, cuando nosotros estuvimos había grupos de música que estaban tocando instrumentos o cantando.

En un extremo del parque se encuentra el Castillo Sforzesco, y en el otro extremo podemos ver otro monumento importante de la ciudad, el Arco de la Paz, un arco del triunfo construido para conmemorar los triunfos de Napoleón. Antes de llegar a Milán y viendo fotos de este arco, pensaba que tenía unas dimensiones más pequeñas, pero una vez lo ves en persona impacta bastante.

Tras salir del parque, nos dirigimos hacia la iglesia-convento Santa Maria delle Grazie, otro de los puntos de interés de la ciudad ya que en su interior se encuentra una de las pinturas más importantes de la historia, La última cena de Leonardo da Vinci.

Si bien la entrada a la iglesia es completamente gratuita, para ver esta obra del pintor italiano tendréis que reservar un ticket por internet con bastante antelación ya que las entradas se agotan enseguida. Nosotros solo vimos la fachada de la iglesia ya que íbamos escasos de tiempo y todavía nos quedaba almorzar, coger las maletas e irnos para el aeropuerto.

Por lo tanto, almorzamos en un McDonald’s, volvimos al apartamento, recogimos todas nuestras cosas y cogimos el metro desde la parada Lanza hasta la de Centrale FS, donde se encuentra la estación de tren Milano Centrale, una de las más elegantes y grandes que he visto nunca, que más que una estación parece un museo por su fachada, columnas o bóvedas, ¡una auténtica obra de arte!

Obviamente, de Milán nos quedaron muchas cosas que ver, pero solo disponíamos de un día y solo nos centramos en lo más importante, aunque no nos dio tiempo físico para visitar todo lo que nos hubiera gustado. Por ello, si venís a Milán un par de días, no dudéis en añadir a vuestra lista:

-El Quadrillatero de la moda, un área comercial de la ciudad donde se encuentran tiendas de marca internacionales, restaurantes o cafeterías de lujo, etc.

-El Cementerio Monumental de Milán. Aunque la mayoría no consideremos un cementerio como un lugar turístico, en casi todas las guías que leímos recomendaban visitar el de Milán, ya que se asemeja a un museo al aire libre, con monumentos o tumbas artísticas que hacen que esté considerado como uno de los cementerios más bonitos e importantes del continente europeo.

-El barrio Navigli, mi espinita clavada de Milán, ya que todo el mundo nos aconsejó visitarlo, pero finalmente no tuvimos tiempo. Este barrio tiene un encanto especial ya que está lleno de canales por los que se puede navegar en barquitas. ¡Un pedazo de Venecia en Milán!

Habrá muchos más museos, monumentos o lugares que descubrir en esta ciudad lombarda, pero estos son los que nos quedaron a nosotros por ver.

Cambiando de tema, para los que os preguntéis cómo llegar al aeropuerto de Milán Bérgamo o al de Malpensa desde la estación central o viceversa, con la compañía de autobús Terravision es bastante sencillo y económico, ya que un billete solo cuesta cinco euros, hay autobuses durante todo el día cada media hora aproximadamente, y si perdéis un bus por cualquier motivo podéis coger el siguiente sin problema. El trayecto es de una hora y poco, y el ticket se puede reservar fácilmente en la página web oficial de esta empresa de buses.

Y así terminó mi viaje de una semana por Italia, siete días que recordaré para siempre y que fueron inolvidables. En mi opinión, Italia es un país súper completo, con una cultura, gastronomía e historia que no puede dejar indiferente a nadie que lo visite. Así que, si tenéis la oportunidad de visitar sus ciudades, ¡no lo dudéis ni por un segundo!

Dónde comer en Milán

 A continuación, os voy a dejar por aquí algunas recomendaciones sobre bares o heladerías para probar la auténtica comida italiana por Milán:

-Panzerotti Luini. Justo al lado de la plaza del Duomo, este puesto de comida es uno de los más famosos de la ciudad, ya que hacen unos panzerotti (una especie de empanadas) que están de muerte. Las colas son gigantescas, pero van rápidas y sin duda vale la pena esperar. Yo me pedí un panzerotti bastante básico, que solo llevaba tomate y mozarella, pero estaba riquísimo y tan solo me costó dos euros y medio ¡100% recomendable!

-Un’ Altra Pasta. Fuimos a almorzar a este pequeño local que se encuentra a unos cinco minutos andando del Duomo ya que lo recomendaban bastante en Tripadvisor, ¡y acertamos! La carta consiste básicamente en pizzas, pero hay gran variedad y están genial de precio. La que yo pedí llevaba queso, nata, jamón york y patatas cocidas, y solo me costó seis euros.

-Spontini, uno de los lugares más turísticos a la hora de probar una buena pizza al corte, situado en pleno casco histórico. Nosotros no tuvimos la oportunidad de probarla ya que estaba cerrado justo el día que fuimos, pero en todas las guías recomiendan comer aquí ya que la calidad-precio, según dicen, es genial.

-Gelateria Grom, una cadena italiana de heladerías que se encuentra no solo en Milán, sino también en otras ciudades de Italia como Florencia o Roma. Aunque no hay gran variedad, al menos en el local en el que estuvimos, los helados están buenísimos y el precio es asequible, un cono pequeño a 2,60€. Si venís, ¡probad el helado de pistacho!!

Y hasta aquí mis recomendaciones gastronómicas en Milán, ¡mil gracias a todos!

 

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