10 ideas preconcebidas sobre los milaneses!

1. Todos los milaneses tienen muy buen gusto para vestir

Esto se debe probablemente al hecho de que Milán es una de las cuatro grandes capitales de la moda. De hecho, la ciudad está atenta a las tendencias y ofrece una amplia gama de ropa, zapatos y accesorios. Aquí todas las tiendas están representadas, desde las tiendas de alta costura como Gucci y Dior, hasta las marcas de moda rápida que todos conocemos tan bien y que acaban siendo las más frecuentadas y concurridas (sí, no todo el mundo gana una miséria en esta ciudad y, por lo que he oído, la gran mayoría de los beneficios de las marcas de lujo hoy en día se hace a través de las compras online, por lo que las tiendas que hay en la famosa manzana de Montenapoleone son más simbólicas que otras cosas).

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No, no todo el mundo tiene buen gusto como se aprecia en el extranjero y un poco en todas partes online cuando se habla de Milán. No cabe duda que los italianos están muy preocupados por su aspecto, pero eso no significa en absoluto tener buen gusto. Aquí, suelen dividir el país por la mitad cuando quieren discutir este tema: el Norte se defiende diciendo que tienen más gusto en el vestir, que son más clásicos y mucho más atentos a los detalles al optar por ropa discreta que en su conjunto armoniza. En el Sur, hay una tendencia por un color más fuerte, más excentricidad, más maquillajes exagerados y llamativos (en las mujeres), ¡en fin...!

Sin embargo, cuando llegué aquí me di cuenta de que no sólo depende mucho de cada persona (de su origen - hay un número de personas de otros lugares de Italia que han estado trabajando y viviendo en Milán durante muchos años), sino también de generación en generación.

Aquí, la diferencia es abismal entre los adolescentes del Liceo y, por ejemplo, los universitarios del Politécnico. Los estudiantes del Liceo parecen haber salido directamente de un video de Rihanna de principios de 2000. Todos se visten igual, normalmente de colores oscuros y anchos, lo que no es muy favorecedor ni se ajusta a la idea que tenemos del estilo italiano.

Por otro lado, en la universidad ya se puede notar que cada persona comienza a desarrollar su propio estilo.

Donde yo noto más diferencias es entre los hombres. En Portugal, no sólo hay mucha menos oferta en lo que se refiere a la moda masculina, sino que no creo que se corran tantos riesgos. Aquí un conjunto más colorido es banal (mi toque favorito es un colorido par de calcetines o con patrones). También creo que en Portugal los hombres no arriesgan tanto, pues quizá se piensan que resulta poco masculino.

2. En Milán siempre está lloviendo

Esta es otra gran mentira. El hecho de que el cielo esté casi siempre gris, no significa que siempre esté lloviendo. Como la ciudad está un poco lejos del gran río del norte de Italia, el Po, no hay mucha humedad en la ciudad. El frío es seco, al igual que el calor, lo que los hace muy difíciles de soportar.

Los paraguas son necesarios en Milán como en cualquier otra ciudad - cuando llueve, llueve de verdad, como cualquier otra ciudad en su latitud.

La niebla sí que es difícil de soportar, pues para aquellos que están acostumbrados a ver el sol todos los días, resulta complicado no ver la luz durante mucho tiempo. La ciudad está bastante contaminada y debido a su posición en una zona más baja y plana, se tarda un tiempo en volver a ver el Sol.

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3. El aperitivo es siempre fantástico

¡El aperitivo es un hábito muy italiano y muy asociado a Milán! Es un buen momento para tomar un descanso, muy útil en una ciudad que se conoce como la "ciudad del trabajo". Hay muchos lugares en la ciudad, para todos los gustos y a cualquier precio. ¡Lo he hecho miles de veces y es un hábito que sin duda importaría para Portugal!

Sin embargo, la calidad de los productos y los alimentos no siempre es la mejor. Hay personas que recomiendan sitios muy baratos, pero hay que hablar con los locales para saber dónde ir. De lo contrario, una noche que puede ser agradable se puede volver desagradable.

Uno de los lugares más divertidos para tomar el aperitivo es un club nocturno en el centro de la ciudad. Lo sé, es extraño: ¡una discoteca que ofrece el aperitivo!. Me pregunté lo mismo la primera vez que fui, pero ya he repetido unas cuantas veces. La discoteca se llama Old Fashion, y está detrás de la Triennale di Milano - el gran devoto del arte en Milán. Cada miércoles por la noche, se puede comer bien por 1€. Hay mucha variedad y el espacio es agradable (las primeras semanas del semestre está siempre más lleno pero, después de ese período, es un espacio tranquilo donde se encuentra mesa sin problema).

La discoteca realmente tiene su propio cocinero, muy agradable y muy bueno. La comida es siempre muy variada y sabrosa (para mí, podría tener un poco menos de sal, pero la verdad es que forma parte de la comida italiana). Para los vegetarianos como yo, hay muchas opciones.

Otro lugar donde es muy agradable tomar el aperitivo es en Navigli. Aunque es un poco más caro que en otros lugares, la vista es impresionante (si hay un escenario idílico en Milán, es el de Navigli - cuando está despejado - al atardecer). La atmósfera es siempre muy divertida y encontrarás gente de todas las edades. Sin embargo, una vez más, ¡tienes que elegir entre tantas opciones!

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4. No hay espacios verdes en la ciudad

Sí, Milán es una ciudad internacional y muy cosmopolita. Sí, hay mucha área construida, mucho hormigón, mucha contaminación y personas por metro cuadrado. Sin embargo, se ha hecho un esfuerzo para traer espacios verdes a la ciudad. Los parques, aunque no tan extensos como en otras ciudades italianas, son donde se puede pasear, correr y descansar un poco a la sombra de un árbol.

El más conocido y también el más grande es el Parco Sempione, cerca de Castello Sforzesco. Este lugar es agradable incluso durante el invierno (evitar sólo las horas tardías). Cuando el sol empieza a brillar, justo al principio del tiempo caluroso, la gente sale a comer al aire libre, a hacer deporte o simplemente a disfrutar de los días buenos.

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Otro lugar - aconsejado por mi profesor de italiano - es el Idroscalo. Técnicamente ya no está en Milán (pertenece a las afueras), pero está muy cerca del centro de la ciudad, situado en la comuna adyacente - Segrate. Es un espacio igualmente amplio y donde hay algunos lagos artificiales (este es también el lugar donde se recoge el agua que "alimenta" a Milán). Dice que ahora en mayo habrá un festival de música italiana allí (al que estoy considerando ir). También tengo que averiguar si hay una piscina donde se pueda nadar.

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Para correr, me gusta ir a Porta Venezia (que tiene una parada de metro muy cercana). Es el espacio ideal para pasear al perro o hacer footing: hay mucho espacio y el terreno es muy seguro y llano. El parque tiene unos 2 km de perímetro. Me gusta ir principalmente al final de la tarde, cuando el sol está cayendo, lo que crea una luz muy hermosa en el parque

En la parte sur de la ciudad, en los años 70, incluso crearon una zona protegida en los suburbios al sur de Milán - el llamado Parco Agricola Sud Milano - con el objetivo de crear un cinturón verde alrededor de la ciudad, evitando el continuo crecimiento de esta zona. Hoy en día, este gran parche verde, aunque poco publicitado y desarrollado, es una zona muy agradable - el verdadero campo cerca de la ciudad. Un pequeño pueblo que le aconsejo que visite en esta zona es Chiaravalle. Chiaravalle es un pequeño pueblo medieval que se desarrolló durante el período medieval alrededor de un monasterio benedictino - todavía visitable hoy en día. A su alrededor hay vastos campos donde se puede descansar o hacer un picnic. Para los más aventureros y los que les gusta pedalear, sólo tienen que ir a internet y hay muchos senderos ya pensados para hacer en esa zona.

5. Sólo hay tiendas de lujo en las calles de la ciudad

¡Otra gran mentira! Hay mucho consumo en Milán, pero de todo tipo. La ciudad cuenta con tres grandes áreas comerciales, estando sólo una dedicada al lujo. (Tampoco cuento la Galería Vittorio Emanuele, que a pesar de estar llena de grandes tiendas de lujo, es un espacio que sirve más como un icono que como un gran espacio comercial).

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Las grandes tiendas están en Montenapoleone, una manzana cerca del centro de la ciudad. En la puerta de las tiendas hay porteros uniformados que seleccionan a los clientes en la entrada. Muchas de las personas que compran aquí vienen de fuera para comprar marcas como Gucci o Prada. Tienen conductores privados que los esperan en furgonetas con cristales tintados fuera de la tienda. La mayoría son de economías emergentes como China y algunos países árabes. La mayor parte de los mortales, es decir, los que no tienen presupuesto y no se preocupan por este tipo de cosas, se contentan con pasear por la zona, lo que sin duda merece la pena. Los escaparates están siempre cambiando y son verdaderas obras de arte. (Anoche pasé por la Galería Vittorio Emanuele para ir a comer a McDonalds y me di cuenta de que el escaparate de Prada de esta semana era alusiva a la Pascua. Se asociaron con una de las pastelerías más conocidas de la ciudad, Marchesi, y lo decoraron con huevos de chocolate gigantes, verdaderas obras de arte, pintadas con colores alusivos a las fiestas).

Para los que tienen un presupuesto más corto, siempre hay muchas más opciones. Los más conocidos son: el Corso Vittorio Emanuele, la Via Torino y el Corso Buenos Aires. Las dos primeras calles están muy cerca del Duomo (en realidad en direcciones opuestas). El Corso Vittorio Emanuelle es el lugar de la moda rápida por excelencia. Aquí es donde se encuentran las marcas más comunes como Zara, Mango, Pull&Bear, entre otras. También es el más frecuentado porque siempre está lleno de turistas que llegan allí desde la Piazza Duomo.

Al lado inmediatamente opuesto está la Via Torino. La Via Torino no es tan conocida porque su estrecha entrada no anticipa la cantidad de tiendas y ofertas que puede ofrecer. Si tengo que ir de compras, este es el lugar al que prefiero ir. Hay las mismas tiendas que en las otras dos calles, pero salpicadas con otras no tan comunes, donde se puede encontrar piezas más originales y no tan vistas por precios igualmente económicos. Además, esta es una ruta histórica de la ciudad, donde todavía hay mucho patrimonio conservado - el Milán antiguo. Así que, cuando me canso de comprar, ¡es fácil! Entro en una de las hermosas iglesias de ladrillo o entro en un barrio. típico que no había visto antes. Llegar a Via Torino es muy fácil: sólo hay que seguir las indicaciones hacia el Duomo y luego tomar la calle de la feria una vez en la plaza.

Finalmente y el más cercano a mí: el Corso Buenos Aires. El Corso Buenos Aires es una vía muy transitada e importante de la ciudad. Conecta Lima con Loreto y, al igual que el Corso Vittorio Emanuelle, alberga los mayores clichés de la moda rápida. Es la opción más cercana para los estudiantes del Politécnico que estudian en el Campus Leonardo. Aún así, sigo prefiriendo las otras dos calles.

Para ir a estos lugares con calma hay que madrugar. La tarde, sobre todo los días de fin de semana, es muy aburrida, porque hay tanta gente en la tienda que es prácticamente imposible ver si algo nos favorece. Sin mencionar las filas para el provador o la caja.

Para los amantes de la ropa de diseño que no tienen presupuesto para la Via Monte Napoleone, hay dos opciones: los grandes outlets y las tiendas de segunda mano. Como parece, hay lanzaderas desde el centro de la ciudad a pequeños pueblos periféricos donde se han construido grandes infraestructuras para albergar las piezas de otras colecciones de marcas de lujo que no se han vendido y que ahora tienen precios más bajos. Para aquellos que prefieren los artículos vintage, sé que cerca de Navigli, hay algunas tiendas donde se pueden encontrar artículos de Prada y Gucci de los 80 y 90 - ¡Son originales!

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6. El transporte es muy eficiente, como en Europa del Norte

Ciertamente, el transporte es en realidad más eficiente que en Lisboa. Por la mañana, tener que esperar sólo 2 minutos para el metro es una verdadera bendición de los cielos. Sin embargo, en comparación con la puntualidad de otros sistemas aún más organizados (que tienden en el norte de Europa), no siempre se corresponde.

Sin duda, estoy segura de que el transporte va a pasar y no me voy a quedar tirada de cualquier forma (como ya ocurrió en Lisboa). La semana pasada, después de un viaje a Bolonia, llegué a Milán alrededor de las 00:30. Aunque ya no había metro, había un autobús esperando al otro lado de la calle que me llevó al centro de la ciudad para que pudiera coger el que iba directo a mi casa. Nunca me sentí insegura (iba junto con un colega) y el viaje fue incluso bastante rápido.

Lo único curioso es que el conductor, al llegar unos minutos antes, se detuvo antes del centro de la ciudad y decidió parar para fumarse un cigarrillo e intercambiar algunas palabras con algunos desconocidos. (En Siena, cuando visité la ciudad, me ocurrió algo parecido - igualmente épico) - lo que sólo demuestra que es realmente un aspecto cultural. Por esta razón, perdí el segundo autobús y tuve que esperar unos 20 minutos para el siguiente.

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7. En Milán, el plato a probar es la pizza y la pasta

¡Mal! Este es uno de los prejuicios que más me molesta de los italianos. Sí, tienen muchos platos de pasta y sí la pizza está en todas partes, pero la cocina italiana es mucho más que eso.

Soy una gran partidaria de que en cada región se prueben los platos típicos de la misma. Es muy probable que haya aún más diferencias entre las ciudades (otras grandes ciudades de Lombardía como Pavía, Mantua y Cremona tienen costumbres y tradiciones muy propias).

Sin embargo, en la ciudad de Milán, déle un respiro a la pizza (que tradicionalmente es del sur - Roma y Nápoles) y pruebe algunos platos como una Cotoletta alla Milanese, Ossobuco, Risotto di Zafferano y como postre una rebanada del delicioso Panettone.

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Desde que soy vegetariana no he probado ninguno de los platos que se han mencionado, pero todos parecen bastante sabrosos. Estoy muy ansiosa por probar a hacer el Risotto di Zafferano en casa, pero el azafrán es bastante caro. Sólo comí el Panettone por Navidad, pero la versión del supermercado. Los restaurantes aquí en Milán son caros, pero cuando vaya a uno, probaré estos platos.

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En Milán está Luini con sus famosos Panzerotti, pasta frita tradicionalmente rellena de tomates y queso. Esta tienda ha existido cerca del Duomo durante muchos años, pero la receta viene del sur de Italia, así como la familia que dirige el negocio. Sin embargo, es un clásico de la ciudad y muchos turistas vienen a Milán y pasan por este sitio para probar este bocadillo.

8. El Duomo es el único monumento que merece la pena visitar

¡Otra cosa que me molesta solemnemente! Sí, Milán es una ciudad que en cierto modo no encaja con la imagen italiana tradicionalmente vendida, que fue fuertemente industrializada y destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, no es por eso que el único edificio que valga la pena visitar sea el Duomo.

Sólo hay que investigar un poco más para darse cuenta de que la ciudad tiene mucho más que ver y experimentar. Así que, para los estudiantes de arquitectura como yo, el número de edificios de interés y nuevos proyectos a visitar es amplísimo. La ciudad ha crecido mucho y se ha reinventado a sí misma después de la Expo2015. No se considera un cliché clásico como tantas otras ciudades de Italia que llegaron más "intactas" - lo que sea que eso signifique - hasta hoy.

Milán es una ciudad relativamente equilibrada entre lo nuevo y lo antiguo. Además del Duomo, en la zona central de la ciudad el Castello Sforzesco y el Parco Sempione merecen una visita. Si tiene suerte, el Arena Cívica donde Napoleón vio las famosas batallas navales también puede ser visitado.

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Para los amantes de la moda, nada como un paseo a última hora de la tarde por Montenapoleone o un paseo por los Silos de Armani, un reciente museo en la zona de Via Tortona (cerca de la parada de metro de la línea verde M1 - Porta Genova), donde se puede ver la carrera del famoso diseñador milanés Giorgio Armani y entender un poco mejor cómo funciona este mundo.

Amantes del arte, no podéis saltaros un paseo por Brera, el barrio más típico de la ciudad donde los artistas se concentraron en su época y montaron sus ateliers. Hoy en día, todavía pueden ver algunas galerías de arte llenas de nuevas piezas y propuestas de jóvenes artistas y diseñadores. No olvides, por supuesto, la Pinacoteca di Brera y la Triennale.

Un lugar que no entiendo como tanta gente olvida es el Navigli, los famosos canales de la ciudad. Situados en la zona sur, son el lugar ideal para ver la puesta de sol y tomar el famoso aperitivo.

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Por último, los aficionados al deporte y en particular al fútbol, no pueden dejar la ciudad sin ver el gran y monumental estadio de San Siro.

La lista es tan larga para los estudiantes de arquitectura que no acabaría nunca si me pusiera a escribir sobre todos los lugares que merecen una visita. Si alguien está interesado, que no dude en enviarme un mensaje y le reenviaré una lista muy completa que ha sido actualizada en los últimos meses.

9. En Milán sólo hay rascacielos y edificios nuevos

¡Otra gran mentira! Milán realmente ha cambiado mucho en los últimos años (basta con comparar varias fotografías del siglo XX y comprender la evolución sufrida a lo largo de las décadas). Es cierto que en los últimos tiempos y sobre todo después de la Expo2015, el Ayuntamiento parece apostar fuertemente por recibir proyectos de arquitectos famosos de todo el mundo para impulsar nuevos centros dentro de la ciudad.

Sin embargo, todavía hay mucho patrimonio oculto. Por ejemplo, en Brera hay muchas iglesias de ladrillo de la época de Sant'Ambrogio que se concentran dentro del antiguo barrio. (¡Si me paro en las iglesias no acabaré!).

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10. Todo el mundo tiene prisa en esta ciudad

Sí, está claro que hay un ritmo diferente al de otras ciudades. La verdad es que desde que estoy aquí he tenido que ajustarme un poco. Mi preocupación por ser puntual siempre resultaba en largas esperas!

Es cierto que en Milán a la gente le gusta encarnar al "hombre/mujer de negocios" y que de vez en cuando esto parece una pequeña Nueva York europea. En estos casos nada como un descanso o un fin de semana fuera!

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