Viaje a Irlanda - tercera parte

¿Quién habría dicho que Irlanda tiene cinco dedos? Pues bien, a lo largo de lacosta suroccidental se pueden visitar los Five Fingers, cinco largas penínsulas rocosas muy bonitas desde el punto de vista geológico y de naturaleza que se proyecta sobre el Océano Atlántico.

Baltimore y el monumento de Beacon

Antes de comenzar este maravilloso tour por la costa hicimos una parada en Baltimore, un pintoresco puerto rodeado de islas y bahías protegidas; dando por paseo hasta la punta, descubrimos lo que significa “cul de sac” (camino sin salida), admiramos las casas de piedra muy bonitas y nos quedamos sorprendidos del extraño Beacon que se eleva sobre un acantilado en el borde del mar.

La salvaje Mizen Head

Al día siguiente, empezamos a explorar el primer dedo y en particular estuvimos en la salvaje Mizen Head, una punta completamente rocosa frente al mar con un puente y una estación meteorológica. Esta es también el punto situado más al suroeste de Irlanda así como uno de los lugares de Europa más cercanos a América. El paisaje escarpado de este punto panorámico es increíble y el tiempo gris contribuyó a hacer la atmósfera aún más salvaje.

Sheep’s Head y Bantry House

El segundo dedo en cambio termina con la punta de Sheep’s Head, un poco más redonda y frondosa. El verdadero reto aquí fue el camino porque era muy estrecho que pasamos a duras penas con nuestra caravana. Por suerte, había poquísima gente en el camino y no nos cruzamos con ninguno que conducía en el otro sentido. Entre otras cosas, entendimos el por qué de este nombre cuando vimos que había tantísimas ovejas por aquellos prados. Muchas veces me he preguntado si en Irlanda hay más ovejas que personas.

Después de una vuelta que fue una aventura de nuevo por las largas carreteras del interior, paramos en la base de la península en Bantry House, una elegante casa victoriana enfrente de la bahía y rodeada de un magnífico y exuberante jardín.

El anillo de Kerry

El tiempo apretaba y decidimos ir sólo al cuarto dedo que es el más famoso: ¡el Ring of Kerry!

El primer punto de interés que encontramos a lo largo del recorrido fue la playa de Castle Cove. Aquí, de hecho, hay preciosas playas de arena situadas en rincones de la costa rocosa. Justo en frente de la playa, entre otras cosas, había un camping para las caravanas. Lástima que no habíamos planeado parar allí.

La parada más bonita que hicimos en cambio fue la siguiente en la localidad de Derrynane. Aquí hay dos atracciones importante para visitar.

La primera es la Derrynane house, que se caracteriza por una típica construcción de piedra pero sobre todo por un original jardín con plantas también exóticas gracias al clima no particularmente rígido; a propósito de esto, me di cuenta de que a lo largo de toda la West Coast crecen flores silvestres muy bonitas de colores rojos y naranjas, a menudo situadas al lado de la carretera.

La otra maravilla, es la costa de arena que une la península de Kerry a Abbey Island. También me encontré una pintoresca iglesia en el borde del acantilado con un cementerio alrededor. Para poder admirar mejor este archipiélago de playas y islas, basta con seguir la carretera del ring saliendo en el paso de Beenarourke; en este punto, de hecho, se puede estacionar y ver uno de las panorámicas más características y expectaculares de la costa occidental irlandesa.

Más allá del paso, llegamos al pueblo de Waterville, un pintoresco pueblecito situado en la rivera del mar con particulares casitas de colores a lo largo de la playa de arena.

Para terminar el paseo, estuvimos por último en Killorglin, en el cual estaban las fiestas del pueblo con puestos y músicos callejeros, incluyendo muchos niños.

¿Tenéis curiosidad de saber lo que hicimos luego? Descúbrelo rápidamente siguiendo este enlace para leer la cuarta parte.

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