Erasmus en Grecia, una experiencia para toda la vida

¡Hola a todos!

Me llamo Hina. Soy una estudiante universitaria que estudia en Kayseri, Turquía. En este blog me gustaría compartir con vosotros una de mis experiencias únicas, mi experiencia Erasmus en Grecia. Al final del blog, sabrás más sobre la vida del estudiante Erasmus.

Solo soy una chica normal en un mundo en el que viven millones de personas. Nací en una pequeña ciudad de Pakistán, donde no ocurría nada interesante, siempre pasaba lo mismo. Después de terminar el bachillerato, tuve la suerte de estudiar en una universidad de buena reputación en Turquía. Mi padre no estaba muy convencido en dejarme ir sola a Turquía ya que nunca había "salido de casa". Mi vida giraba en torno a un grupo de personas y las paredes de mi casa. Después de muchas discusiones y decisiones difíciles, me enviaron a estudiar sola a Turquía. Estaba nerviosa porque esa era la primera vez que me alejaba tanto de mi familia; sin embargo, a medida que pasaban los días, empecé a acostumbrarme a mi nuevo entorno.

El venir a Turquía supuso un cambio drástico en mi vida, ya que ni siquiera podía ir al supermercado sola. Allí conocí a mucha gente distinta, pude ver diferentes culturas de las que tenía en casa e hice muchísimos amigos. Mi nivel de confianza aumentó drásticamente. El poder vivir en Turquía fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida; no obstante, no fue suficiente. La vida me tenía muchas cosas reservadas, más de las que podía imaginar. Después de estar un año estudiando en Turquía, mi universidad seleccionó a algunos estudiantes para participar en el programa de intercambio Erasmus y yo fui uno de ellos. Después de un largo y agotador proceso de solicitud y para la beca y el visado, tuve que ir a estudiar a Atenas, Grecia, por 1 semestre (5 meses) como estudiante Erasmus.

Todavía me acuerdo cuando estaba sentada en el aeropuerto esperando mi vuelo a Atenas, algunos familiares me preguntaron si no estaba asustada de ir sola. Esa pregunta hizo que me quedara en silencio porque empecé a pensar en la vida que había tenido hasta ahora: cómo de una ciudad pequeña había acabado teniendo la oportunidad de irme a Turquía y después a Grecia. Muy pocas personas pueden tener tal oportunidad en su vida. Gracias al año que pasé en Turquía, aprendía a tener el valor de decir "no, no estoy asustada". Recuerdo cuando dije esas palabras porque no estaba segura ni de mí misma. Tenía una sensación de nerviosismo bastante grande, pero desapareció cuando llegué a Grecia. Mi experiencia Erasmus en Grecia hizo que me convirtiera en una persona mucho más fuerte y segura de mí misma, además, fue la mejor experiencia de toda mi vida.

La primera vez que llegué a Grecia fue inolvidable. Estaba en el aeropuerto y la persona que trabajaba en mi universidad vino a recogerme al aeropuerto en coche para, después, dejarme en mi apartamento. Estuvimos hablando mucho en el coche y me di cuenta de que no sabía nada de mi país, hecho que se me hizo un poco raro. Me sentía bastante sola, pero en cuanto llegué a mi piso, las cosas empezaron a mejorar. En mi piso vivían un chico alemán y una chica española, ambos estabas estudiando en la misma universidad que yo. Cuando llegué, el chico alemán ya estaba allí y, la española, llegaría dos días más tarde. El casero fue muy agradable. El primer día, fui al centro de la ciudad con mi compañero de piso y acabamos comiendo helado. El sitio era muy bonito y el helado estaba para chuparse los dedos. Enseguida empecé a sentirme como en casa.

El primer día que fui a la universidad fue justo dos días después de que llegara a Atenas. Era la semana de orientación y tenía que estar allí, más que nada para no perderme ningún detalle sobre la universidad. Esta estaba bastante lejos de donde yo vivía, así que tenía que coger el metro y después un autobús para poder llegar. El sistema del metro de Atenas era bastante fácil de entender, por lo que, en dos días, ya lo tenía dominado; sin embargo, no me pasó lo mismo con el autobús. Después de que cogiera el metro y estuviera esperando al autobús, me di cuenta de que podía ir andando perfectamente con el GPS hasta la universidad, ya que, si cogía el transporte, no iba a saber dónde bajarme. Seguí las instrucciones de Google Maps y llegué al lugar, o eso fue lo que pensé. Unas personas me dijeron que era un edificio militar y me indicaron el camino. Cuando, por fin llegué, la presentación ya había acabado. Me sentí muy mal; sin embargo, justo después me encontré con mi "buddy". Antes de venir a Grecia, me asignaron un buddy a través del "Erasmus Student Network" de mi universidad. Me ayudó a instalarme y con los papeles de la universidad. En unos pocos días se convirtió en un amigo con el cual podía contar si tenía algún tipo de problema o duda con la universidad o la ciudad.

Erasmus en Grecia, una experiencia para toda la vida

Después de una semana en Atenas, fui a visitar Santorini, una isla preciosa situada en Grecia. El viaje lo organizó la ESN de mi universidad junto con otras de Atenas. Antes de llegar a este país, ya estaba al tanto de este viaje y estaba de lo más emocionada. Fue un viaje increíble. Cogimos un ferri desde Atenas hasta Santorini, tardamos 8 horas largas en llegar, pero las vistas del mar y sentir el viento frio en la cara hicieron que el viaje fuera agradable. Una vez allí, nos alojamos en un hotel que estaba en el centro de Fira. En el viaje hice nuevos amigos que eran de Inglaterra, de la República Checa y Polonia, así que decidí quedarme con ellos en la habitación del hotel. El viaje en Santorini duró 3 días y, en esos días, pudimos visitar unos lugares muy bonitos además de las islas cercanas. También fuimos a ver el volcán, alucinante. Mi viaje allí fue espectacular e inolvidable.

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Dos semanas después del viaje a Santorini, visité otra isla, Egina. Esta salida también la organizó la ESN. La isla está cerca de Atenas, así que el viaje en ferry no fue tan largo. Solo fue una escapada de un día por lo que visitamos yacimientos arqueológicos y museos, interesantes y estupendos. Aprovechamos muy bien el día viendo preciosos rincones de las islas griegas.

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Mi curso en Atenas no fue difícil. Tenía unas pocas clases a la semana, además, el sistema de la universidad no era muy estricto con los alumnos Erasmus, así que disponía de mucho tiempo libre para disfrutar y descubrir nuevos lugares y países. Visité Kastoriá durante 4 días, una ciudad situada lejos de Atenas. De camino a Kastoriá, me quedé en Meteora por un tiempecito. Esta región tan bonita tiene muchos monasterios, pero como mi estancia allí era breve, solo pude ver uno espectacular llamado "Monasterio de San Juan el Teólogo". En este viaje también disfruté mucho e hice algunos amigos de diferentes países europeos.

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Después de mi estancia en Meteora, me dirigí a Kastoriá, una ciudad muy bonita rodeada de montañas de piedra caliza y se encuentra en la orilla occidental del lago Oresteia. Se puede ver el lago desde casi todas partes en Kastoriá. El camino hacia Kastoriá es realmente bonito. Mi estancia allí fue bastante larga, así que tuve tiempo suficiente para mirar los alrededores y disfrutar del hermoso paisaje. También visité la cueva de los dragones e incluso fui al refugio de las especies en peligro de extinción como los osos y los lobos. Fue una experiencia increíble.

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Durante mi estancia en Atenas, pude ir a un parque de aventuras, el cual está cerquita de Atenas en Malakasa. El poder visitar el parque fue una pasada, una de las mejores experiencias de mi vida porque pude hacer actividades como ir de un árbol a otro con la ayuda de varios tipos de equipamiento. Nunca había hecho algo parecido, además, que es una buena idea ir para superar los miedos a las alturas. De hecho, antes de llegar, tenía miedo a las alturas, pero una vez estaba haciendo las actividades, la mayor parte del miedo desapareció. Fue una experiencia, sin duda, para recordar.

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La vida en Atenas también es muy buena. Hay muchos lugares a los que puedes ir. Además, allí se encuentra el famoso Partenón. Cuando viví en mi casa, solía mirar las imágenes de Google del Partenón y soñaba con visitarlo algún día, así que cuando lo visité, mi sueño se hizo realidad. Este emblemático templo está situado en una colina, desde la cual se puede observar toda la ciudad. Me encantó el lugar, tanto, que solíamos ir casi todos los meses. La vista era espectacular.

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Además del Partenón, el monte Licabeto también era uno de los lugares que frecuentaba bastante a menudo. La colina está situada en un lugar más alto que el Partenón así que la vista de allí era muy bonita también. En lo más alto de la colina, hay un monasterio que puedes visitar. A pesar de que el viento es un poco frío, merece la pena ir y disfrutar de las vistas.

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En Atenas, los sitios a los que solía ir casi todos los días son la plaza Síntagma, en el centro de la ciudad y la plaza Monastiraki. Estos lugares tienen tiendas de ropa bastantes chulas y buenos restaurantes. Suelo ir bastante a comer o, simplemente a dar una vuelta con los amigos.

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Existen muchos centros comerciales en Atenas. Lo que más me gustó de los centros comerciales fue que algunos tenían pistas de patinaje sobre hielo. En Turquía empecé a patinar sobre hielo y, en un año ya era capaz de hacerlo bastante bien; no obstante, antes de venir aquí, pensé que tendría que dejarlo porque tal vez no encontraría alguna pista para patinar. Para mi sorpresa, encontré unos pocos lugares donde podía practicarlo y a los que se podía llegar fácilmente utilizando el metro, además, la mayoría se encontraban en centros comerciales. Para mí fue toda una sorpresa, era una actividad que practiqué bastante.

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El "Erasmus student network" de las diferentes universidades de Atenas estuvo muy activo durante mi estancia aquí. Casi todas las semanas organizaban fiestas en algunas discotecas, aunque yo no solía ir, no soy mucho de salir de fiesta; no obstante, fui a muchos viajes. En uno de ellos, incluía la visita a la torre de control de tráfico aéreo en el aeropuerto internacional de Atenas. Poder visitar la torre de control fue una experiencia única, algo que pensaba que jamás podría hacer en mi vida. Además, aprendí algunas como, por ejemplo, cómo se controla y monitoriza el tráfico aéreo. Fui a lo alto de la torre, donde todo se hacía "en directo", una experiencia única sin duda.

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Los meses que estuve en Atenas, los disfruté muchísimo y, al mismo tiempo, fueron de lo más productivos. Durante mi estancia, aprendí Taekwondo, un tipo de arte marcial. El gimnasio al que iba para aprender ese arte marcial estaba muy cerca de mi piso, así que podía ir cuando quisiera. Además de la mía, tenían otros tipos de artes marciales como Kickboxing, Karate o Kung; sin embargo, escogí Taekwondo porque desde pequeñita siempre he querido aprenderlo. El primer día empecé a aprenderlo y, para el 4 mes, ya tenía mi primer cinturón, el amarillo. Fue una sensación que no se puede describir con palabras, alucinante.

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Los cinco meses que estuve en Atenas se me pasaron en un abrir y cerrar de ojos, el final del Erasmus estaba a la vuelta de la esquina. 1 semana antes de volver a Turquía, mi amiga alemana me propuso que fuera con ella a visitar Delfos. Ese iba a ser mi último viaje de Grecia y, una vez más, el viaje estuve fantástico. Por la mañana cogí un autobús que me llevaría hasta Delfos y vimos algunos lugares arqueológicos y museos. Por la tarde, cogimos, otra vez, el autobús para volver a Atenas. El trayecto duró unas 5 horas, así que se nos hizo un poco pesado; no obstante, mereció la pena ir porque visitamos increíbles y preciosos lugares arqueológicos de Delfos. Un día muy bien aprovechado.

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Mi último día en Atenas resultó ser triste. El Erasmus se acababa y tenía que dejar atrás el país en el que pasé los mejores 5 meses de mi vida. Estaba muy triste, encima, tenía que despedirme de mis amigos. En algún momento incluso lloré porque no me quería despedir de mis amigos, no sabía cuándo los iba a volver a ver, pero, como alguien me dijo "no es un adiós, es un hasta pronto".

Ahora estoy en Turquía acabando la universidad. Echo de menos lo vivido durante mi Erasmus en Grecia y a mis amigos. Espero poder irme de nuevo de Erasmus porque ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado. Me dio tantos recuerdos bonitos e inolvidables. Me siento muy afortunada de haber podido participar en el programa de intercambio Erasmus, porque no solo fueron cinco meses de mi vida, sino toda mi vida en cinco meses.


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