Una semana de workshop en Graz
Durante el último año de Ingeniería Civil - Arquitectura en el Campus universitario de Lecco (Polo territoriale) del Politécnico de Milán, el departamento de Arquitectura organizó por primera vez una experiencia de intercambio con la universidad austriaca TU Graz dedicado al tema de las fachadas innovadoras.
Las plazas disponibles eran muy pocas y la selección bastante estricta. Para participar hacía falta presentarse con una carta de motivación y cumplir con determinados requisitos de prestaciones académicas. Después de haber seguido el procedimiento, tuve mucha suerte y me admitieron en la lista entre los veinte estudiantes del Politécnico de Milano que participarían conmigo en el seminario y otros veinte estudiantes de la Universidad de Graz.
El intercambio consistía por una parte de clases de profundización con el tema principal de las fachadas innovadoras, llevadas a cabo por profesores y de algún invitado especial y una parte práctica de workshop en la que había que elaborar en grupos de cuatro estudiantes (dos del POLIMI y dos de TU Graz) diferentes posibles fachadas para edificios situados en diversas áreas geográficas del mundo; en mi caso trabajé acerca de un rascacielos residencial en Sidney en colaboración con una compañera italiana, Ilaria y dos chicos austriacos, Elias y Martin. Todo ello se desarrollaría durante dos semanas. Además, se incluían salidas por la ciudad y por los barrios modernos para darnos a conocer la realidad local y pasar tiempo ambos grupos de estudiantes juntos.
Asi que os dejo con lo que pasó durante estas dos semanas tan especiales.
Primera semana: Milán
La primera parte del workshop tuvo lugar en casa, en Milán, en la bonita sede central del POLIMI (Campus Leonardo) y estaba más centrada en las lecciones.
Como salidas, mi gustó visitar de nuevo mi ciudad desde una prospectiva diferentes dedicada a la arquitectura moderna. Lo que hicimos primero fue visitar la zona de Porta Garibaldi, mi nuevo lugar preferido de la ciudad, con la gran aguja de cristal que se refleja en la fuente de la Plaza Gae Aulenti y el Bosque Vertical rebosante de plantas.
Otro punto que visitamos fue el barrio del City Life, compuesto de tres originales rascacielos (uno recto, otro torcido y el curvo) que todavía están en construcción y un par de edificios residenciales de prestigio diseñados por arquitectos famosísimos; que por cierto, pudimos subir a uno de ellos (el torcido) para estudiar más en detalle la fachada y sobre todo disfrutar de una magnifica vista de la ciudad. Para terminar, pudimos ver los trabajos de restauración de la Torre Galfa de los años sesenta, a poca distancias del más famoso Pirellone construido en la misma época.
Una noche acompañamos a los austriacos a cenar fuera por la zona de los pintorescos navigli (canales), que es lugar que no os podéis perder si se quiere conocer por completo las mil caras de Milán; el último día, en cambio, estuvimos en el Campus de Lecco y para terminar de la mejor forma la primera semana de workshop, nos ofrecieron una cena muy elegante con un montón de platos en el restaurante Soqquadro en el pintoresco barrio de Pescarenico.
Segunda semana: Graz
Llegamos por fin para descubrir la pintoresca ciudad austriaca. Graz es la segunda ciudad más grande de Austria después de Viena, con unos cuatrocientos mil habitantes y es la capital de la región de Stiria, al sur del país. Tratándose de una ciudad universitaria, tiene mucho ambiente y tiene mucho que ofrecer para los jóvenes.
Fue genial desarrollar la parte final del workshop en el Campus de la universidad de Graz con maquetas, diseños y presentaciones power point pero tengo que decir que nuestros compañeros austriacos saben cómo tratar bien a los invitados como nosotros y nos aportaron experiencias increíbles durante nuestra estancia en la ciudad. ¡Durante esa semana me sentí más en vacaciones que en trabajo!
En cuanto a la visita de la ciudad, me di cuenta enseguida de que Graz, como sugiere el nombre, es realmente bonita. El centro histórico es casi todo de estilo barroco, está perfectamente cuidado y con edificios magníficos, especialmente los que rodean la Hauptplatz las callejuelas entorno a la Franziskanerkirche. Es muy curiosa la doble escalera helicoidal (Doppelwendeltreppe) escondida en las proximidades de la catedral. A las 17 horas hay que estar en el Glockenspiel para asistir al espectáculo el carillón. Finalmente, aunque estaba un poco alejado del centro pero bien comunicado en transporte público, aconsejo ver el maravilloso Shloss Eggenberger con su parque lleno de pavos reales.
A lo largo del río Mur que fluye impetuoso desde los Alpes y se encuentran algunos edificios interesantes modernos como la Kunsthaus y la isla artificial Murinsel. Otro edificio moderno que visitamos en la periferia fue la Science Tower, recubierta completamente de paneles solares a la vanguardia semitransparentes que también funcionan como parasoles.
El lugar que más me gustó sin duda fue el Shlossberg, la colina verde situada en el centro de la ciudad. Para subir se pueden coger las empinadas escaleras, un túnel escavado en las rocas, un ascensor, una calle con curvas o coger el histórico funicular... ¡como queráis! Una vez arriba, os quedaréis encantados con las vistas del paisaje increíble de los tejados de ciudad y la magníficas torre del reloj del siglo XVI (Uhrturm) con sus grandes esferas y las agujas doradas. El punto más alto de la colina conserva todavía algunos restos de la ciudadela que fue destruida por las tropas napoleónicas, mientras que la otra parte que queda es un parque con muchos elementos interesantes, con un antiguo campanario, un pozo de piedra y un pabellón chino. En la base de la colina al este, por el contrario, se encuentra el parque urbano (Stadtpark), igualmente bonito e ideal par relajarse un poco.
Y qué decir de la salida en medio de la colina de viñas de la Estiria. Nos sentamos en una típica Heurigen austriaca donde producen un vino blanco fantástico, seguimos una pequeña clase en una pequeña granja y después comimos al aire libre con una comida abundante y con vino local. Me sentí tan cómodo en ese paraíso en compañía de todos nuestros nuevos amigos que no nos dimos cuenta de cuanto vino estábamos bebiendo y... por primera vez en mi vida me emborraché.
Y para completar esta bonita experiencia, el tiempo acompañó y estuvo soleado prácticamente todo el tiempo y con una temperatura veraniega y además el precio de la comida y el transporte en la ciudad estaban bastante bien.
¡Fue realmente una experiencia inolvidable! Espero volver pronto a Graz.
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