Un sendero especial desde Camogli a San Fruttuoso
La única gran península de Liguria es el acantilado de Portofino, el cual se encuentra a pocos kilómetros al este de Génova. Este queda situado a un lado de los fantásticos pueblos de Camogli y Recco, patria de la homónima focaccia ligur.
Qué hacer y ver en Camogli
Antes de comenzar a hablar del sendero panorámico que va alrededor del promontorio os aconsejo antes de nada visitar Camogli. En particular, vale la pena hacer un poco de vida de mar tomando un buen helado en la playa o probando las deliciosas focacce en los locales adecuados; además aconsejo ver el Castello della Dragonara con la iglesia de Santa Maria Assunta situada en un pequeño acantilado del pueblo y la zona del puerto desde la cual se pueden admirar los barcos y los originales edificios de colores en forma de paralelepípedos que me recuerdan siempre a las cajas de 'cornflakes'.
El sendero panorámico Camogli - San Fruttuoso
Llegando al final del pueblo a través del camino de cipreses que va hacia la escalera de via San Rocco al lado de la parte saliente del promontorio de Portofino. na vez alcanzada esa parte del pueblo después de caminar media hora podéis hacer una parada en la iglesia de San Rocco y empezar a disfrutar del paisaje de la costa desde lo alto.
El sendero después sigue sin demasiadas cuestas, en plano pasando por delante de la sugestiva iglesia de piedra de San Nicolò de Capodimonte y luego el sendero se divide en tres caminos: uno baja al muelle del ferry de Porto Pidocchio, en la base de una impresionante pared rocosa; otro camino si os apetece hacerlo llega hasta la rocosa Punta Chiappa que ofrece una bonita vista de la parte baja del acantilado pero luego hay que volver por el mismo sitio; el tercero, en cambio, es la continuación del sendero alrededor del acantilado.
Son interesantes los restos de los puestos de artillería en Punta Chiappa de la época de la segunda guerra mundial, con auténticos balcones sobre el mar en el punto más alto del sendero. Pasado este punto, la costa se hace más dura y hay que tener cuidado al bajar utilizando los agarres que hay puestos para ello. ¡El paisaje alrededor de la Cala dell'Oro es realmente salvaje!
Sucesivamente vuelve la empinada subida en el bosque y después la bajada definitiva por la alejada abadía de San Fruttuoso. En esta zona os podéis también encontrar con jabalís salvajes ya que a mí me ha pasado más de una vez.
Finalmente, a la llegada tendréis una vista de ensueño de la bahía turquesa de San Fruttuoso, con la blanca abadía al fondo sobre la playa de piedras y la imponente torre Doria enrocada en un pequeño acantilado. A este lugar no se puede llegar en coche sino sólo a través de los caminos y los ferrys que pasan cada hora.
Qué hacer en San Fruttuoso
La abadía ha sido restaurada y está actualmente gestionada por el Fondo Ambiente Italiano (FAI), una organización dedicada a proteger y gestionar el patrimonio de bienes inmuebles históricos italiano. Pagando la entrada se puede acceder al interior y descubrir la historia interesante a la vez que agitada de esta abadía.
A lo largo de la playa hay un par de locales pero debiendo llevar la comida, son bastante caros, por lo que es mejor evitar comprar comida allí.
Para los que estén cansados basta simplemente con sumergirse en las espléndidas aguas de la bahía o tomar el sol, mientras que para los más fuertes aconsejo hacer una inmersión por el Cristo degli Abissi o subir el sendero de la torre Doria hasta el refugio Molini, casi en la cima del acantilado, que ofrece una increíble vista desde arriba de la cala de San Fruttuoso.
Vuelta en barco
Cuando sintáis que ya estáis satisfechos de la paz de ese lugar, podéis siempre coger el traghetto para volver rápidamente, para coronar así vuestro día con un magnífico paseo en barco.
Galería de fotos
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