Estocolmo 3/6

Fuera hacía frio pero dentro del hostal en el que estábamos alojadas se estaba muy calentito. Nos duchamos y nos dormimos enseguida para coger con fuerzas el día siguiente porque sería largo.

Por la mañana nos despertamos temprano y cogimos el metro. Previamente habíamos tenido que sacar unas tarjetas que te permitían usar tanto metro como otros transportes durante tres días. Nos reunimos con los profesores en una estación y ahí cambiamos de linea, fuimos hasta Hammarby Sjöstad, un barrio situado junto al puerto que representa la innovación en urbanismo sostenible de Estocolmo.

Vimos como eran esas viviendas, nos llamó la atención el hecho de que dejaban sus casas muy expuestas, se podía acceder perfectamente a terrazas donde tenían muebles y bicicletas, obviamente no lo hicimos ya que tratamos de ser respetuosos. Además tenían grandes ventanales (supongo que para captar la máxima cantidad de luz posible) y por ejemplo en la planta baja no tenían ningún tipo de protección contra robos. Nos quedamos con la sensación de que los holmienses eran muy civilizados y confiaban mucho los unos en los otros. Algo un poco difícil en el país del que veníamos. Había canales congelados que cruzaban los parques de estas urbanizaciones. Nos acercamos al mar y cruzamos un puente, luego vimos una cosa circular de madera en la orilla. Ahora sabemos que era Brygga vid Sickla Udde - Tårtan y que se puede utilizar en verano para bañarse. En su interior tenía como asientos y una especie de pozo.

Subidos en esa especie de plataforma de madera podíamos ver muchas bandadas de pájaros que pasaban el invierno en esa zona. Recuerdo que además había mucho silencio, era intrigante y a la vez tranquilizador.

Algo que también nos llamó mucho la antención al salir de ese barrio, es que justo al lado, prácticamente en la misma ciudad, había una montaña con pistas de esquí. Fuimos a la parada del tranvía y cogimos el primero que vino.

El objetivo principal de la mañana era ir al Cementerio del Bosque pero antes paramos en la Iglesia de San Marcos o Markuskyrkan como se diría en sueco. Fue diseñada por el arquitecto Sigurd Lewerentz que ya habíamos estudiado en clase.

No llegamos a entrar porque estaba cerrada pero estuvimos por alrededor haciendo pelea de bolas de nieve y patinando en un charco helado que nos parecía algo de otro mundo.

Skogskyrkogården

Volvimos a coger el tranvía y por fin llegamos al Cementerio del Bosque, Skogskyrkogården. Está a las afueras de la ciudad aunque todavía con barrios que lo rodean. Es inmenso, es realmente un bosque que ha sido diseñado para hacer la función de cementerio. Se encargaron de el diseño Erik Gunnar Asplund y Sigurd Lewerentz. Uno de ellos está enterrado allí. Juntos crearon un paisaje sagrado donde ir a velar a los difuntos. Aparecen diversas capillas emplazadas en un entorno natural propio de la zona.

Junto al edificio principal, estilo de clasicismo nórdico, también había un lago congelado. Allí todos nos deslizamos y hubo alguna que otra caída divertida.

Es importante saber que lo normal en este país es incinerar y enterrar, a mí esa tradición me parece muy bonita porque es como volver a la vida, ya sea formando parte de la tierra o de los árboles que crecen en ella. Es por eso que las tumbas no están tan separadas como aquí en los cementerios de España.

Creo que es un buen sitio para visitar porque es bonito, tranquilo y muy diferente.

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