Estambul, la antigua Constantinopla

Cuando vine a Turquía, lo hice a través de Estambul pero no tuve la oportunidad de explorar la ciudad. No obstante, estuve muy impaciente por visitar la ciudad y organicé mi agenda. Reservé el hotel y compré mi billete la semana de antes de viajar a Estambul. Eran las 5 de la mañana y mi aventura empezó con un en tren de alta velocidad desde Eskisehir. El trayecto fue muy cómodo y rápido, solo dos horas y media. Desde la estación de Izmit, cogí un bus hasta Estambul.

Cruzando el puente del Bósforo, atravesaba el estrecho de Estambul y sus turquesas aguas, que conectan dos continentes. Me dirigía hacia la parte europea turca desde el continente asiático. Esta es la única ciudad del mundo que está ubicada en dos continentes. Hubo un tiempo en el que perteneció al Imperio otomano durante siglos pero la historia de Estambul comenzó mucho antes, cuando el Imperio romano reinaba en esta región. Lo que conocemos ahora como Estambul recibió el nombre de Constantinopla en su fundación.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Vista del Bósforo desde la parte europea.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Vista del Bósforo desde la parte europea.

Mi primer destino dentro de la ciudad de Estambul fue la mezquita de Sultán Ahmet, que es popularmente conocida como la Mezquita Azul. Cogí el metro, donde hice una parada de transbordo y, a continuación, cogí el tranvía que lleva a la mezquita del Sultán Ahmet. La mezquita se construyó a principios del siglo XVII durante el período clásico cuando Sedefkar Mehmed Agha la diseñó tomando como referente al arquitecto Miman Sinar. La combinación de azulejos de cerámica de Iznit, la pintura azul y los vitrales de la mezquita dotan de magnificiencia y elegancia al diseño interior.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Parte frontal de la Mezquita Azul.

Se puede acceder a la mezquita de forma gratuita pero hay un código de vestimenta que se debe cumplir, debido a ser un lugar de culto. No te preocupes, en la puerta de la mezquita te proveerán de cualquier cosa que necesites para poder acceder. Cuando entres en la mezquita, verás lo siguiente: un espacio clásico y majestuoso. No olvides tomar fotos, ya que está permitido tomar fotos aquí.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Vista interior de la Mezquita Azul.

La ciudad euroasiática no solo está dotada de la conmemoración histórica, pues son muchos otros los motivos que convierten a este lugar en una atracción turística. Uno de esos motivos es que esta ciudad posee una de las siete maravillas de la Edad Media, la mezquita de Santa Sofía o Ayasofya (en turco), entre otras mezquitas preciosas y la danza sufí. Esta danza, con la flauta y al ritmo de las canciones de Mevlana Rumi, te transportará a otro mundo, en el que la paz parece ser lo único a encontrar. La mayoría de los sufís pueden bailar durante más de treinta minutos con su brazos en alto y hacen de este baile su pasión.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Puerta de entrada a Santa Sofía.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Posando frente a Santa Sofía.

La mezquita de Santa Sofía fue originalmente una iglesia cristiana, después la mezquita del imperio y ahora se ha convertido en un museo. El templo se fundó a mediados del s. VI y, tras la conquista de Constantinopla, los otomanos convirtieron la iglesia en una mezquita. Hasta que se construyó la mezquita de Sultan Ahmet (la Mezquita Azul), esta fue la mezquita principal de Estambul. Tómate tu tiempo para recorrer todo el museo. Observa sus cúpulas y su artesonado, verás que en algunas partes que se siguen viendo imágenes cristianas y letras griegas. Debes comprar la entrada para acceder a Santa Sofía si no tienes la tarjeta del museo.

En el Bósforo se haya uno de los bazares más antiguos y famosos del mundo y yo iba a visitarlo, el histórico y abarrotado Gran Bazar de Estambul. Mi amigo local ya me advirtió sobre la multitud. Como soy de Daca, en Bangladés, pensaba que Chandni Chowk, uno de los mercados más antiguos y más abarrotados en Delhi, India o la calle de Gudistán, en Daca, serían los lugares del mundo con más saturación de personas posible. Pero me di cuenta de que estaba equivocado cuando entré en el Gran Bazar. Casi me pierdo en el mercado dentro del océano de personas. No hay ni siquiera una calle que no estuviera a rebosar de personas y, además, todas ellas caminaban muy ajetreadas con sus asuntos. Después supe que el bazar puede llegar a tener entre250 000 y 500 000 visitantes cada día, ya que es uno de los mercados más grandes del mundo.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Cerámica turca en el Gran Bazar.

El Gran Bazar tiene más de 5000 tiendas y puedes adquirir prácticamente de todo en este mercado de 600 años de antigüedad, desde alfombras turcas o ropa, hasta muebles, comida, cerámica, productos artesanales, decoración y mucho más. En 1455, por orden del sultán Mehmed II, comenzó la construcción de este espacio y no se finalizó hasta seis años más tarde. Hoy en día, todavía están las 58 calles que se construyeron en aquel entonces. El mercado es famoso por las alfombras turcas de diferentes diseños y dibujos. Si buscas bien, puede que hasta encuentres la famosa alfombra de Aladín. A la mayoría de los turistas les encanta comprar cerámica turca, que es una muestra de la tradición turca de diseñar platos, tazas e incluso relojes. El bazar también es relevante por ser un importante espacio para el comercio de oro en Turquía. Todas las delicias turcas, tan renombradas en Europa y Asia, se pueden encontrar fácilmente aquí. Y, finalmente, es un lugar destacable para los amantes de especias, ya que es el lugar idóneo en el que comprar distintas especias de todo el mundo.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Delicias turcas en una de las tiendas del Gran Bazar.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Distintos tipos de té en una de las tiendas del Gran Bazar.

En los alrededores del Gran Bazar hay varias mezquitas y verás palomas en todas partes, a las que podrás alimentar si quieres. La zona está también llena de restaurantes turcos en los que puedes encontrar todo tipo de comida típica turca, incluido el kebab tradicional. Pueden preparar todo tipo de kebabs. Por ejemplo, para comer pedí un doner turco y una hamburguesa de pescado.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Foto de un gato turco cerca del Bósforo.

Los gatos turcos son tan amigables como los locales. No se asustan con las personas y puede que te sigan si les das de comer y que se acerquen a ti o que incluso se te abalancen; y Estambul está llena de gatos.

Por la tarde, fui a Miniaturk. Es una especie de museo al aire libre que expone en maquetas todos los lugares famosos de Turquía. Encontrarás desde el Parlamento Turco hasta el Anit Kabir, pasando por Capadoccia, Nemrut, la Mezquita Azul, el Gran Bazar, Santa Sofía, el Bósforo, Ulu Dag, las peculiares casas de Eskisehir, Pamukkale, Trabson y muchas más.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Foto de Nemrut Dag en Miniaturk.

Estambul, la antigua Constantinopla.

Foto de Miniaturk.

Finalmente, por la tarde me senté en una cafetería que prepara té turco. Estuve bebiendo té en la orilla del Bósforo y pensando en la historia pasada de la ciudad y en su futuro. Quizás, para dentro de 500 años, esta ciudad haya creado una nueva historia.

Hay un centenar de sitios que explorar en Estambul. No pude visitarlos todos pero si tú tienes tiempo para visitar la ciudad, según mi amiga turca de Estambul, no puedes perderte: el Palacio de Topkapi, la Torre Gálata, desde donde ver toda Estambul, la iglesia Chora, el Cuerno de Oro y experimentar cenar en un ferri sobre el Bósforo.

Que disfrutes de tu viaje a Estambul.


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