Viaje por Escocia - quinta parte

Edimburgo

Y finalmente llegamos a la ciudad más esperada del viaje: ¡Edimburgo! Capital de Escocia desde el siglo XV, esta ciudad gótica y con colinas encanta inevitablemente a todos los visitantes. No es coincidencia que el centro histórico esté declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El castillo de Edimburgo

Una vez que llegamos desde el camping a la ciudad en bus, lo primero que hicimos fue subir por una colina urbanizada de la Old Town hasta el Castillo de Edimburgo. Personalmente esta visita me gustó bastante porque hay muchas cosas que ver diferentes entre ellas como la antigua capilla St Margaret's chapel, el palacio real, el monumental memorial de la guerra neoclásico y la prisión. Por otra parte, en cada edificio de la fortaleza había un museo o un recorrido expositivo, por lo que dedicamos a ello bastante tiempo.

Lo que no aprecié tanto en cambio fueron las enormes gradas y el anfiteatro utilizados para los eventos que ocupan toda la explanada en la entrada del castillo, estropeando de esta forma el ambiente.

La monumental avenida de Royal Mile

El eje principal del casco antiguo es la recta avenida compuesta por Castlehill-Lawnmarket-Highstreet-Canongate que baja desde el castillo lentamente pasando al lado de varios edificios importantes hasta llegar al palacio de la reina (Palace of Holyroodhouse).

Los lugares principales de interés a lo largo de este recorrido son la catedral gótica de St Giles, la plaza de Royal Mile Market, la iglesia de Canongate y el modernísimo Parlamento escocés construido de un modo provocador justo delante del palacio de la reina de Inglaterra para recordar el orgullo y la autonomía de Escocia.

Subida al monte de Arthur's Seat

Al llegar al final de la Royal Mile empieza la pendiente de la colina más alta de Edimburgo: Arthur's Seat. Este parque a gran altura está rodeado por la ciudad y parece como un oasis de paz en medio de la ciudad.

Desde el sendero que sale en esperal sobre un lado exterior hay unas vistas impresionantes sobre la ciudad, mientras que si se sube al valle central hasta el punto más alto se pasa delante de las ruinas de la vieja Saint Anthony's Chapel y a numerosos arroyos y estanques.

Con nuestra gran fortuna encontramos un simpático señor local que nos acompañó en la subida haciendo de guía.

Calton Hill

Otro lugar muy especial en Edimburgo, probablemente mi preferido, es el pequeño y verde relieve de Calton Hill. De hecho, no sólo en la cima se encuentra un interesante conjunto de monumentos sino que también hay una vista panorámica muy próxima de la ciudad vieja.

En concreto, los monumentos de la parte superior son la torre de Nelson a la cual se puede subir, un llamativo templo griego en función de monumento nacional, un antiguo observatorio y la romántica rotonda neoclásica dedicada a Dugald Stewart desde la cual se ve desde la colina la ciudad vieja que veréis en la foto siguiente.

Bajando de nuevo al centro de la ciudad no os podéis perder el monumento gótico de Sir Walter Scott y el barrio de la ciudad nueva en estilo neoclásico.

En conclusión, tengo que decir que Edimburgo es especialmente fascinante y llena de naturaleza.

Dirleton Castle y la costa sur de Fith of Forth

Más allá de Edimburgo, fuimos bordeando el lado meridional del largo canal del Fith of Forth hacia mar abierto. El paisaje es mucho más frondoso y cuidado comparándolo con el salvaje de Highlands y vimos una extraña colina aislada en medio de los campos cultivados (North Berwick Law).

Dirleton Castle se encuentra en las proximidades de esta colina y es uno de mis lugares preferidos. Se encuentra en un precioso jardín florido y está todavía bastante bien conservado. Visitándolo, me divertí recorriendo los pasos laberínticos y las escaleras de caracol en su interior, desde las bodegas pasando por las estancias nobles a la sala de mando sobre el puente levadizo hasta los pasillos con almenas. Además, había por todas partes carteles que explicaban en detalle las funciones que tenía cada estancia.

Por la noche, acampamos en la cercana North Berwick que se sitúa frente al mar con una particular roca blanca en el medio llamada Bass Rock, muy protegida de las masas de aves migratorias que pasan por allí. Apartem el tiempo nos regaló un arcoiris justo encima de la roca. La playa y la costa eran verdaderamente tranquilas y incluso nos dimos un baño en sus aguas gélidas.

La costa sudoriental de Escocia y el territorio de los Borders

A lo largo de la carretera, visitamos primero Tantallon Castle, una imponente fortaleza que protege completamente un promontorio estratégico a la entrada de Firth of Forth. Este castillo también está actualmente bastante bien conservado y es posible subir por sus fuertes muros hasta las almenas panorámicas. Además, hay que prestar atención porque aquí también se corre la voz de historias sobre un misterioso fantasma.

La parada siguiente fue en St Abbs Head, un cabo rocoso e irregular al que llegan varios senderos. Desde el puerto del pueblo cercano de St Abbs se puede tener una bonita perspectiva de la punta y ver la escultura dedicada a las víctimas de las tempestades del mar.

Bajando aún más, atravesamos el territorio de los Borders, caracterizado por la presencia de numerosos y ricos monasterios que en algún tiempo pasado eran atacados a menudo debido a su cercanía con la frontera inglesa. Nosotros vimos en concreto la Jedburgh Abbey con una espléndida iglesia gótica en piedra amarilla. También aquí hicimos bastantes fotos bonitas.

Nuestro viaje por Escocia había llegado ya a su fin y teníamos que afrontar el largo camino de vuelta a Italia. Llegamos a la frontera con Inglaterra hacia el famoso Carter Bar, saludamos por última vez esta magnífica tierra ante las grandes piedras con los nombres de los dos países grabados en la parte de arriba al lado de las respectivas banderas ondeantes en el cielo gris. ¡Goodbye Scotland!

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