Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Hej y te doy la bienvenida al sexto y último artículo de mi diario "Crónicas de Escandinavia". En realidad, he llegado hace un par de días a casa, pero por una razón o por otra, he estado retrasando el editar y subir este artículo. El último día del viaje fue un poco frenético, teníamos que coger el avión a última hora de la tarde y ¿cuándo eso no ha sido una fuente de estrés? Pero no obstante, una de mis favoritas.

Aunque estábamos alojados en Suecia, el aeropuerto de Copenhague era el más cercano para volar hacia el Reino Unido, por lo que decidimos pasar la mañana y la tarde haciendo una visita relámpago de la ciudad. Mi madre, mi hermano y yo nos dividimos y cada uno se fue a explorar la capital de Dinamarca de forma personal. Vuelvo a mi antiguo yo para hacer un informe en más profundidad sobre lo que hice en esas cinco preciadas horas.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

17:30

¡Hola desde algún sitio arriba en el cielo! Estoy cansada, dolorida y un poco quemada por el sol, pero he pasado un día maravilloso explorando Copenhague. Mi madre, mi hermano y yo queríamos visitar la ciudad antes de irnos hacia el aeropuerto, así que salimos de Lund a las nueve pasadas y llegamos al otro lado del puente Øresund exactamente una hora después. Temprano por la mañana no estoy de buen humor, así que como imaginarás durante el viaje me iba quejando, pero en cuanto pisamos el andén soleado de la capital de Dinamarca estaba llena de energía.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Una vez que guardamos las maletas en las taquillas, acordamos ir cada uno por su cuenta y quedar a las tres. El Statens Museum for KunstSMK (Galería Nacional de Dinamarca) era lo primero que ocupaba mi lista, por lo que me dirigí a la salida por los jardines Tivoli. Eché un vistazo rápido a este parque de atracciones desde fuera, pero como todavía no estaba abierto, todo lo que pude ver eran atracciones paradas. Aunque todas parecían muy divertidas, espero algún día poder montarme en alguna de ellas.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Según cruzaba la esquina, me encontré con el ayuntamiento de Copenhague, una estructura magnífica que ese día acogía un tipo de competición de musculación justo fuera. Me paré un momento para ver a varios hombres trepando por unas cuerdas y a mujeres haciendo sentadillas con peso sujeto al torso. ¡Cómo me gustaría ser tan deportista como ellos!

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Di una vuelta por la zona de tiendas durante un ratito (y me alegré cuando vi una tienda de la marca Flying Tiger en su ciudad de origen), cuando quise darme cuenta estaba en frente de la catedral de Copenhague. El exterior parecía más bien un templo griego con sus columnas imponentes, pero el interior era como el de una iglesia o templo de culto. Fui arriba y abajo por el pasillo, admirando las estatuas dispuestas por las paredes y cuando salí de allí, crucé la carretera para visitar otro edificio religioso.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

La iglesia de San Pedro, el edificio más antiguo en el centro de la ciudad, es bastante más pequeña que la catedral, pero por ello tiene más encanto aún. Disfruté recorriendo su interior sombrío, mirando hacia arriba para ver el techo abovedado y las lámparas de araña ornamentadas. Fuera me quedé encandilada con un colegio adorable, el Sankt Petri Schule, con su patio que llegaba hasta el propio patio de la iglesia.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Después de pasar por el edificio principal de la Universidad de Copenhague y la gran sinagoga (que por desgracia estaba custodiada por policía), me topé con uno de los puntos más visitados de la ciudad: torre redonda del siglo diecisiete. Si has estado siguiendo mi blog durante un tiempo, sabrás que me encanta ver los sitios desde arriba, por lo que no me pude resistir y compré una entrada (por solo 25 DKK, unos 3 EUR) para subir a esta estructura. La cola era muy pequeña y en tan solo cinco minutos estaba comenzando mi ascenso.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

No me esperaba que esta torre no tuviese una escalera (o por lo menos una que llegase hasta casi la parte superior), en su lugar había una rampa. Esto hizo que subir no fuese tan cansando y no sufrí por que me faltase aire para respirar, como me suele suceder en este tipo de actividades.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Por el camino, pude visitar varias salas: la antigua biblioteca, donde había una exposición de arte moderno, lo que antes era un ropero (que tenía una pinta sorprendentemente pintoresca con un pequeño farolillo de luz) y una estancia con una campana. Cerca del tejado del edificio, había un pequeño recoveco donde había un suelo de cristal con una caída de veinticinco metros. No me dan miedo las alturas, pero aún así no me animé a subirme ahí.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

¡Las vistas desde arriba de la torre redonda son fantásticas! Había señalizaciones por todo el balcón para ayudar a los visitantes a identificar varios de los edificios que se podían ver. Desde la distancia, pude ver el castillo de Rosenborg y de pronto, me acordé que debería visitar el museo de arte que había cerca. Bajé de la torre y me dirigí a la calle.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Ya iba en dirección al SMK, pero paré brevemente para ver el castillo y el sosegado jardín del rey que había justo fuera. A esta hora, el sol estaba pegando de lleno, así que mucha gente se había quedado en este parque a hacer un pícnic. Crucé el puente y vi algunos peces enormes nadando en el canal que parecía un foso debajo. ¡Cómo me hubiese gustado darme un baño!

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Tras permitirme innumerables distracciones, por fin llegué a mi destino. Me hizo gracia ver esas sillas colocadas justo en la fuente que había en frente de la institución. Bastante gente se había sentado en ellas y se estaban refrescando los pies en el agua.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

No tenía mucho tiempo para visitar el museo, por lo que desafortunadamente tuve que pasar por alto la mayoría de las salas. Sin embargo, el lugar me dio muy buenas sensaciones, y de hecho, la visita tan corta me sirve como una fantástica excusa para volver en el futuro. La sección de arte moderno fue mi favorita con diferencia y me gustó especialmente intentar razonar las obras surrealistas. Arriba también estaba la zona de la entrada principal que tenía esculturas de mármol y farolillos de papel.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

En cierto punto, me encontré una señal gigante naranja que decía en letras mayúsculas: “Foreigners, please don't leave us alone with the Danes” (forasteros, no nos dejéis solos con los daneses). Todavía no estoy muy segura de su significado, pero claro que creo que tiene que ver con los problemas de inmigración que tiene el país. Me llevé uno de los carteles gratis que había al lado, y seguro que lo cuelgo en mi habitación de la universidad el próximo octubre.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Después de haber cargado el móvil en la cafetería del museo un segundo (¡qué descarada, lo sé!), salí del museo y puse rumbo hacia Nyhavn. Este paseo marítimo, junto a las coloridas casas, es la imagen que verás en la portada de cualquier libro de viajes y es tan bonita en persona como en las fotos. Claro está que había una gran multitud de turistas allí a la misma hora que yo, pero como yo era una de ellos, no me podía quejar.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Paré a la derecha del canal, en el patio de Kunsthal Charlottenborg, una gran mansión que ahora es un museo de arte moderno. En la zona exterior, pude ver una pequeña exposición con carteles sobre el Brexit y la Unión Europea. Como no partidaria del Brexit, me complació ver esto y estoy completamente de acuerdo con todos los puntos que se trataban en los carteles.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Después seguí caminando hasta el final del puerto y como quedaba poco para que llegasen las tres, decidí volver hacia el río y dirigirme a la estación de tren. Como siempre, hice algunas paradas por el camino. La primera fue para visitar el exterior del palacio de Christiansborg, que en la actualidad es la sede del gobierno danés y en el pasado fue la residencia principal de los monarcas del país. A pesar de estar medio cubierto por andamios, era una espléndida vista para contemplar y disfruté de mi ruta por los exteriores.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

También paré justo fuera del edificio para cotillear un mercadillo callejero. Sabía que no podía comprar nada, porque no llevaba dinero suelto y mi maleta iba a estallar, pero me permití el lujo de mirar cada puesto de bisutería, libros y reproductores de música antiguos.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Lamento decir que mi última escala fue McDonald’s. En mi defensa, debo decir que estaba muerta de calor tras el largo paseo, necesitaba beber algo frío y barato y es lo que encontré. Junto a mi frappuccino de mango, volví tranquilamente hacia la estación y me senté en un banco a esperar a mi madre y mi hermano.

Crónicas de Escandinavia (día 6): visita relámpago a Copenhague

Lo bueno se acaba pronto

Y ahora unas horas más tarde, estoy en un avión de vuelta al Reino Unido. Estas vacaciones han pasado en un santiamén, pero como se suele decir: el tiempo vuela cuando te lo estás pasando bien. Tengo que dar las gracias a mi madre por organizar este viaje fantástico, creo que no conozco a una organizadora de itinerarios mejor, a ella y a mi hermano por ser unos grandes compañeros de viaje. Escandinavia, has sido un lugar de ensueño absoluto y tengo decidido que volveré.


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