Casa de cuento de Hans Christian Andersen

Introducción

¡Hola a todos! Espero que estéis bien.

Estoy segura de que todos habéis oído hablar del famoso escritor Hans Christian Andersen, o sea, ¿quién no leía sus cuentos de pequeño? O al menos habrás visto la peli de dibujos de Ariel y su enamorado. Bueno, en realidad esa película es un poco distinta al cuento, aunque la diferencia es que tiene un final feliz que le encanta a los niños, así que supongo que así los niños no lloran al final.

La verdad es que me encantaban los cuentos cuando era niña y me leí todos los libros que teníamos e incluso le cogí algunos a mi abuela, que también tenía libros de cuentos en su casa. Si te soy sincera en realidad no tenía los cuentos de Hans Christian Andersen entonces y conocí sus historias a través de los dibujos. Me encantaban los dibujos, pero no sabía el verdadero final de la historia.

Este gran escritor nació en Dinamarca, el país al que iba a ir este verano, así que estaba encantada de visitar el país donde creció y escribió sus historias y de ir a los museos, donde era como formar parte del cuento.

Tal vez ni siquiera lo sepas, pero el símbolo de Copenhague y de Dinamarca en general es una sirenita, el personaje principal del cuento de Hans Christian Andersen y del que os voy a hablar al principio de este artículo. Hay incluso una estatua de la sirenita, que es un punto de interés turístico y la gente simplemente va allí y echa fotos. Sin embargo, no es tan grande como la gente se imagina y en ese caso decepciona, pero sigue siendo un lugar muy popular en Copenhague y simplemente quieren verla con sus propios ojos.

Museo de Hans Christian Andersen en Copenhague

No sé si sabías que hay un museo de Hans Christian Andersen en Copenhague. La verdad es que yo no lo sabía hasta no hace mucho. Bueno, técnicamente se llama casa de cuento de Hans Christian Andersen y eso es exactamente lo que es, pues hay algunos de sus cuentos dentro.

Esta casa-museo se encuentra prácticamente en el centro de Copenhague, en Radhuspladsen 57, y si no sabes que está hay probablemente ni lo veas, es tan pequeña que no me gusta, pero bueno, en el interior parece algo más grande. Aun así creía que sería mucho más grande.

Si quiere visitar el museo, el horario de apertura suele ser de 10 a. m. a 6 p. m., pero deberías comprobarlo en la web o algún sitio porque cambia según la temporada del año, las vacaciones, etc.

El precio para los adultos es de 54 DKK (unos 7€) y para los niños de 4 a 11 años es de 36 DKK (unos 5 €). Aunque como yo iba con el pase Copenhagen Card me salió gratis entrar.

Hans Christian Andersen nació en Odense el 2 de abril de 1805 y fue bautizado ese mismo día en su casa. Odense era la única ciudad de la provincia con dos periódicos, Iversens y Hempels, y era la segunda ciudad más grande de Dinamarca, con aproximadamente 6000 habitantes en el siglo XIX.

En 1812, con solo 7 años, Hans Christian Andersen fue al teatro de Odense por primera vez y se dice que fue allí de donde le vino la inspiración para escribir algunas historias y cosas así.

Al entrar a la casa-museo verás una estatua de él sentado en una silla. Dentro hay un chico detrás de un escritorio al que le enseñas la Copenhagen Card o, si no la tienes, simplemente compras la entrada, y él te dará una ficha que metes en una máquina para entrar al museo y ya puedes empezar a explorar.

Verás algunos edificios hechos de cartón o algo así que representan los edificios del siglo XIX. Ahí puedes mirar hacia arriba y verás espejos en las ventanas, que eran muy comunes en Dinamarca en aquella época. Se llamaban miradores de espías y permitían a los residentes ver quién había en la calle sin tener que asomarse por la ventana. Una gran idea y un muy buen invento, la verdad.

Andersen se crió en una casa de una sola habitación que estaba casi toda ocupada por la mesa de trabajo de su padre zapatero. Ahí puedes ver a su padre sentado en la ventana, arreglando unos zapatos o lo que sea. Su padre era zapatero y su madre lavandera, esta familia no tuvo una dirección permanente hasta que se mudó a Munkemollestraede en 1807.

Andersen tenía 11 años cuando su padre murió a causa de una enfermedad que contrajo cuando estaba alistado como soldado durante la guerra napoleónica.

Si vas por las habitaciones te encontrarás una con una figura de Andersen sentado en su escritorio junto a la ventana, donde hay unas vistas magníficas de los edificios de fuera con esa arquitectura característica de aquella época, además de un montón de libros en las estanterías frente a Andersen.

Se pueden ver sus manuscritos de La piedra filosofal, que consta de 14 páginas que están muy bien conservadas. Es original y lo compraron los propietarios de la casa de cuento de Hans Christian Andersen por varios millones de coronas danesas en 2002.

Más adelante te encontrarás con muchos de sus personajes, y si pulsas los botones podrás escuchar los cuentos en danés, inglés o alemán, lo que está genial. También están las figuras de los cuentos moviéndose, haciendo cosas y eso.

En 1872 Andersen publicó su último cuento titulado La pulga y el profesor, y en 1874 fue nombrado «Konferensrad», un alto título danés que ahora está obsoleto. Solo un año más tarde, en 1875, murió tras varios años de una grave enfermedad. Murió el 4 de agosto en Rolighed, la casa de campo de la familia judía de comerciantes Melchior. Los Melchior habían cuidado de él en los últimos años de su vida.

En el museo puedes ver el periódico Berlingske Tidende, donde hay un artículo que dice que los lectores habían elegido a Hans Christian Andersen como el mejor danés de todos los tiempos. Había otras 100 personalidades danesas del pasado y del presente nominadas, pero los lectores votaron a Andersen como el mejor de todos los tiempos, mientras que el físico nuclear y ganador del premio nobel Niels Bohr quedó segundo con el 25, 1 % (2 de mayo, 2004).

Bueno, todo tiene un final, igual que la historia de Andersen en esta casa de cuento. Los visitantes no están satisfechos con todo lo que han visto y quieren incluso más, pero no hay mucho que ver y tienes que despedirte de este mágico mundo de cuento y volver al mundo real.

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