Días 7 y 8: de paseo por la selva
Esta vez nos esperaba una completa inmersión en la naturaleza salvaje. A través de una agencia local nos unimos a un grupo de trekking por las montañas al oeste de Chiang Mai y por la mañana del séptimo día nos marchamos de la ciudad. En total éramos diez personas, entre los cuales una portuguesa, una pareja irlandesa y dos argentinos con los que hicimos amistad.
Acompañándonos en el recorrido estaba una simpática guía local, Timmi, que nos contó un montón de cosas sobre el territorio y acerca de la vida local de estos lugares, incluida la historia tan interesante de su vida.
Primer día de trekking: elefantes y aldeas remotas
El primer día de trekking, después de una parada rápida en un jardín de mariposas y orquídeas, nos bajamos del jeep en el Elephat Nature Park, una reserva natural en la cual los elefantes podían estar en libertada. En el punto en el que aparcamos ante la sede del parque, tres de ellos merodeaban entre los turistas. ¡Fue muy emocionante para mí ver por primera vez estos tranquilos y majestuosos gigantes así tan de cerca!
El acercamiento inicial fue ofreciéndoles comida. El elefante cogía con la punta de su trompa fuerte y rugosa las cañas de bambú que teníamos en la mano y se las metía en la boca. La naturaleza era realmente sorprendente: ¿cuántos animales han desarrollado la capacidad de coger objetos con la nariz?
Y no había terminado aquí. Subiendo sobre una plataforma de madera, pude montarme en el lomo de un elefante. La altura era vertiginosa y me sentía un poco inseguro a las espaldas angular que giraba a la izquierda y a la derecha. Con un esfuerzo épico fui capaz incluso de hacerme un selfie mientras montaba en el elefante.
Después de un paseo por la jungla en la que un responsable del parque guiaba al elefante con la comida, volvimos a la orilla de un río en el que nos esperaban todos los demás. Algunos elefantes estaban bañándose en el curso del agua y... sin esperar que yo bajara, ¡mi elefante también se metió en el río! Con la trompa comenzó a salpicarse con el agua por lo que me mojó también a mí y cuando se sentó para sumergirse aún más en el río, pude deslizarme por su lomo para bajarme de él y me bañé yo también. ¡Qué aventura!
Ya era hora de comer. Llegamos con el jeep a un refugio más arriba y nos prepararon un increíble Pad Thai; después de eso comenzamos la verdadera caminata. La siguiente parada fue en una cascada desde la cual podíamos saltar tirándonos desde las rocas. ¡Esta también fue una buena sorpresa!
Por la tarde llegamos a una aldea perdida de la que no recuerdo el nombre, situada en la cima de la montaña y compuesta por una veintena de palafitos de madera y bambú. Uno de estos estaba dedicado a los visitantes y desde allí se podía disfrutar de una espléndida vista sobre las montañas exuberantes y el valle de abajo. Inmersos en la naturaleza sin tecnología y sin conexión a internet, en aquel lugar se sentía una paz increíble. Además, para quien quisiese, las mujeres de la aldea estaban a disposición para hacernos masajes Thai.
Después de una rápida visita a la aldea teñida de color por el atardecer estupendo, cenamos en una cabaña a la luz de las velas; a continuación, Timmy encendió una hoguera para charlar todos juntos bajo el cielo cubierto de estrellas. ¡No me parecía real que estuviésemos viendo esa increíble experiencia!
Con el corazón lleno de emociones nos retiramos a nuestras camas protegidas por mosquiteras en la más absoluta oscuridad, disfrutando de un merecido descanso de esa intenso día.
Segundo día de trekking: cascadas y rápidos
Si el primer día en medio de la naturaleza fue maravilloso, el segundo no fue menos. Por la mañana nos despertamos con la luz del amanecer que en esas latitudes llega más o menos siempre a las seis y media, desayunamos y luego comenzamos a bajar desde la montaña por otro lado.
El descenso parecía no acabar nunca y alguno se llegó a caer sobre el terreno húmedo de la mañana pero en algún momento llegamos al valle en medio de una altísima y gran cascada: ¡un lugar perfecto para recuperarse! Aunque la temperatura era alta, en los alrededores de la cascada inmersa en la sombre de la jungla hacía casi frío y era difícil aguantar en el agua; aún así conseguimos hacer muchas fotos.
Como si no fuese suficiente con eso, nos esperaba todavía el gran final. Después de una pausa para comer, llegamos de nuevo a la rivera del río más arriba y... ¡estábamos preparados para un aventuroso rafting en lancha en medio de los rápidos!
Lástima que no pude llevar conmigo el móvil para hacer vídeos y grabaciones pero la experiencia fue fantástica, nos sumergimos desde las rocas en algunos puntos y remamos en medio de los elefantes que se estaban bañando en el río.
Por la carretera de vuelta hacia Chiang Mai hicimos como a la ida una parada, esta vez en un el poblado tribal Karen en el que las mujeres se alargaban el cuello con anillos metálicos. Por desgracia este lugar me pareció demasiado explotado para el turismo y me dejó un poco decepcionado. Aún así, ¡esos dos intensos días de trekking fueron de las mejores aventuras que he hecho nunca!
El viaje hacia el norte no había acabado aún. Descubre dónde fuimos en los días siguientes.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- Italiano: Giorni 7, 8: a spasso nella giungla
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